¿La Palabra era Dios o Dios era la Palabra?
04/03/2025
Autor: Mtro. Carlos Ramos Rosete
Cargo: Profesor de Formación Humanista

Entre gramática y sentido teológico del evangelio de Juan a propósito de un error por parte de Carlos Ramos Rosete.

El Dr. Mauricio López Noriega, a quien dedico este pequeño ensayo, ha tenido la amabilidad de impartir un curso que lleva por título “exégesis del nuevo testamento”.

Como parte del curso se me ocurrió escribir una reflexión sobre el evangelio de Juan el cual también fue publicado UPRESS UPAEP intitulado: “Reflexiones sobre el primer verso del capítulo uno del Evangelio de Juan”. Al hacer un comentario al texto evangélico en cuestión, escribí con relación a la tercera oración del versículo 1 lo siguiente: “La Palabra era Dios, en griego tal frase es: ὁ λόγος ἦν θεὸς”. Y del anterior modo lo manejé en todo el artículo.

Al Dr. Mauricio le llamó la atención que en lugar de que yo escribiera:  θεὸς ἦν ὁ λόγος (La Palabra era Dios), yo pusiera por escrito ὁ λόγος ἦν θεὸς. Efectivamente, las biblias bilingües señalan en griego la expresión θεὸς ἦν ὁ λόγος.

En intercambio por vía correo electrónico el Dr. Mauricio con gran cordialidad me escribió lo siguiente:

“Pienso que θεὸς ἦν ὁ λόγος en definitiva es casi equivalente a ὁ λόγος ἦν θεὸς.  Lo interesante es que, siendo una oración de predicado nominal, el segundo nombre (λόγος) lleve artículo, cuando normalmente es al revés (el que lleva artículo es el primer nombre). Muy probablemente por ello entienden muchos traductores que es un enfático y por ello traducen invertido "la Palabra era Dios" y no "Dios era la Palabra".

Esta tercera oración del versículo 1 del capítulo 1 del evangelio de Juan es nuclear no solamente en dicho evangelio, sino en todo el nuevo testamento.

En este asunto es muy importante enfatizar que la Biblia es un libro religioso en un contexto de Fe. Luego, aunque en su lectura profunda sea muy importante y necesario el análisis gramatical y filológico de ella, no hay que olvidar que la principal finalidad de la Sagrada Escritura es entender lo que Dios comunica por medio de La Palabra (Logos) que se revela al ser humano para que éste perfeccione su relación con el mismo Dios.

Recordando lo que dice Juan, 1-1: “En el principio era la Palabra, y la Palabra era con Dios, y la Palabra era Dios”, en las tres oraciones se implican tres puntos:

Uno, se está presentando la identidad de La Palabra, por eso en griego en las tres oraciones se escribe: ὁ λόγος, con el artículo definido antecediendo al vocablo logos. De ahí, que la traducción al español deba ser con mayúscula: La Palabra. Porque se está presentando a un sujeto, quien es el Hijo, o la persona del Hijo.

Dos. El vocablo Dios, θεὸς, en la segunda oración de ese verso 1 en griego lleva el artículo definido: ὁ λόγος ἦν πρὸς τὸν θεόν, pero no en la tercera oración*:* θεὸς ἦν ὁ λόγος. Porque cuando θεὸς lleva el artículo se busca señalar que La Palabra está frente a Dios, quien es El Padre.

Tres. En aquellas tres oraciones no solamente se revela la identidad de La Palabra, sino su intrínseca relación con Dios. Cuando se escribe θεὸς ἦν ὁ λόγος viene un problema gramatical que se subordina a un dato de Revelación divina, un dato que reformula la identidad del mismo Dios del antiguo testamento cuyo nombre es YHWH. En efecto, la ausencia de un artículo en θεὸς en aquella tercera oración seguida del verbo para enunciar a La Palabra diciendo: Dios era La Palabra, indica que La Palabra es de igual o de la misma naturaleza que Dios, el Padre. Dicho de otro modo, Dios Padre es YHWH y La Palabra en tan YHWH como el mismo Dios. Por eso Jesús tiene el Nombre que está sobre todo nombre.

Si se ha entendido los tres puntos anteriormente descritos, entonces resulta consecuente que La Palabra encarnada en el ser humano llamado Jesús de Nazaret, se le atribuya como Hijo que es, las mimas características de Dios, El Padre, como el hecho de perdonar los pecados.

Las tres oraciones del verso 1 del capítulo 1 del evangelio de Juan quedaron reformuladas en las palabras del Credo de los apóstoles cuando dice: “Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor”. En donde Jesucristo (La Palabra hecha carne) es tan Señor como Dios, o sea el Padre. Lo mismo sucede cuando el credo de Nicea acompañado por el credo de Constantinopla señala: “Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre o consubstancial al Padre, por quien todo fue hecho…”,

Finalmente, cuando escribí ὁ λόγος ἦν θεὸς, tal vez sea un disparate gramatical en griego, pero tomando en cuenta que en esa oración el sujeto gramatical: La Palabra, se dice que era Dios de un modo exacto sin distinción alguna a como EL Padre es Dios, entonces teológicamente no hay disyuntiva cuando se plantea: La Palabra era Dios o Dios era la Palabra, más bien hay que enunciar una conjuntiva: La Palabra era Dios y Dios era La Palabra.