Estados Unidos y el orden económico mundial erosionado
29/04/2025
Autor: Dr. Derzu Daniel Ramírez Ortiz
Cargo: Director Académico de la licenciatura en Relaciones Internacionales

Para ningún país y menos para Estados Unidos, el comercio internacional es un tema circunscrito exclusivamente al intercambio transfronterizo de bienes. Como lo argumentó Albert O. Hirschman, el comercio internacional se trata también de capacidades y formas de influencia entre las naciones.

En este aspecto, la política comercial de los Estados Unidos nunca ha estado desligada de cálculos geopolíticos. Es un ámbito a través del cual, históricamente, la superpotencia ha perseguido intereses y objetivos estratégicos.

En la óptica estadounidense de la posguerra mundial, la construcción de un orden liberal reglamentado en el GATT, sirvió a objetivos económicos y geopolíticos. Por un lado, los productores estadounidenses accedieron a nuevos mercados y sus consumidores se beneficiaron de las ventajas comparativas de economías externas.

Por otro lado, el marco comercial le permitió a Estados Unidos cohesionar a la triada occidental, la coalición de poder conformada por Estados Unidos, Europa y Japón, que, en las siguientes décadas, robusteció un orden conveniente para su desarrollo y contuvo la expansión de la URSS. Otro cálculo adicional fue que la propagación del libre comercio a nivel mundial, enriquecería a las naciones subdesarrolladas e incrementaría el número de democracias liberales lo cual crearía un mundo más seguro para ellos.

Este orden tuvo sus pilares en la autolimitación de Estados Unidos para protegerse con aranceles y en su voluntad de sujetarse a las reglas pactadas a pesar de su carácter de superpotencia económica.

Hoy, Estados Unidos bajo el mando de Trump está fracturando esos pilares, pues consideran que el orden económico sufre de contradicciones geopolíticas al haber fomentado el ascenso de China, un país que desde la perspectiva de Estados Unidos es una amenaza estratégica a sus intereses. Visualizan también que el orden económico creado por ellos, ha fomentado el problema del polizón en su detrimento. Desde su óptica, China y otros países socios se han enriquecido a través de exportarle a su gigantesco mercado, pero no han sido recíprocos. La narrativa estadounidense actual acusa a socios y rivales de no respetar las reglas del juego del libre intercambio y de no darle el mismo acceso a los productores estadounidenses a sus respectivos mercados.

Además, creen que mantener el orden liberal se ha vuelto demasiado costoso para su sociedad, sobre todo en términos de pérdida de empleos, crisis y extinción de sectores productivos y grandes déficits en su balanza comercial.

Ahora Estados Unidos a través de medidas proteccionistas que contravienen el orden liberal, busca reactivar la producción doméstica, obstaculizar el ascenso económico de China y utilizar su poder de mercado para coaccionar a socios y rivales. Es difícil pronosticar si Estados Unidos tendrá éxito en conseguir sus actuales objetivos. Lo que podemos asegurar es que, al perseguirlos, no sólo distorsiona su mercado interno sino también erosiona un orden económico mundial que por décadas ha proyectado sus intereses y los de muchos otros países.