Pistas del Cónclave que eligió a León XIV
12/05/2025
Autor: Mtro. Andrés Beltramo Álvarez
Cargo: Director General de Promoción y Comunicación Estratégica de UPAEP y ex corresponsal ante la Santa Sede

Robert Francis Prevost era un “outsider”, como se denomina en la jerga vaticana a los cardenales menos pensados, pero que son elegidos Papa. Esto fue cierto para la prensa y el resto del mundo, pero no para los purpurados electores. La candidatura del estadounidense-peruano emergió con fuerza antes del Cónclave, mientras los medios sólo hablaban de Parolin, Zuppi y Tagle.

Así lo confirmó el arzobispo de Nueva York, Timothy Dolan. Apenas aterrizó en Roma, ya iniciadas las congregaciones generales del Pre-Cónclave, otros miembros del Colegio Cardenalicio le preguntaban con interés: “¿sabes algo de este Robert Prevost?”. Él respondía: “¿quién?”. Los otros replicaban: “¡el estadounidense!”.

Tanto insistieron que reflexionó: “¡debo conocer a este compañero!”. Para él y sus connacionales Prevost no era precisamente un cardenal de Estados Unidos, porque condujo toda su labor pastoral fuera país, en Perú y en Roma.

Ese era el síntoma que algo se estaba fraguando fuera de la Sixtina. Algunos cardenales habían dado pistas, pero casi nadie las supo interpretar. El arzobispo de Bogotá, Luis José Rueda, el 5 de mayo afirmó a algunos periodistas: “Hay que mirar los cinco continentes, y hay que mirar a América Latina nuevamente”. El salvadoreño Gregorio Rosa Chávez, aseguró categórico que el Cónclave sería rápido.

Las dudas no estaban del lado de los cardenales americanos, fueron ellos los que presentaron al prefecto de la Congregación para los Obispos como una candidatura posible. No solo purpurados de Sudamérica, también algunos de Norteamérica. Un bloque compacto, que le dio los suficientes sufragios a Prevost para ser el más votado desde el primer escrutinio dentro de la Capilla Sixtina, como reveló el diario español ABC.

Aunque periódicos italianos como Il Giornale pusieron a Dolan como un “gran elector” de León XIV, de entre los purpurados estadounidenses quien sí conocía bien “father Bob” es William Joseph Tobin. Ambos coincidieron en Roma como superiores generales de sus respectivas órdenes: Tobin de los Redentoristas y Prevost de los Agustinos. Por años, sus caminos se cruzaron en la ciudad eterna, y trabaron buena relación.

La alianza de cardenales de Norte y Sudamérica dio a Prevost un “paquete” de votos que lo puso en la lupa de los demás. Ese número solo estaba destinado a crecer, sumando en cada uno de los siguientes escrutinios otros sufragios de Europa, Asia y África, hasta alcanzar los 89 necesarios. Por eso el Cónclave duró tan poco, apenas cuatro votaciones, el mismo número que llevó al pontificado a Benedicto XVI en 2005.

¿Y el más “papable”? Los supuestos 60 votos que le asignaban los periodistas al secretario de Estado, Pietro Parolin jamás se materializaron. Era el favorito en los medios, pero no entre la mayoría de los cardenales. Pese a ello, la prensa italiana publicó que él llegó a obtener 49 votos pero en la comida del segundo día, considerando que había llegado a su techo de consenso, habría dado un paso al costado. Versión inverosímil e incomprobable.

Resulta sorprendente constatar hasta donde llegó la ensordecedora campaña mediática impulsada por intereses italianos en favor de Parolin: generó cierta convicción de que el papado debía volver a Italia e inicial desilusión cuando no se escuchó su nombre tras el habemus papam.

A decir verdad, su perfil de inteligente diplomático no encaja con el identikit que los cardenales habían delineado antes del Cónclave. Fueron claros cuando pidieron “un Papa pastor, maestro de humanidad, capaz de encarnar el rostro de la Iglesia samaritana, cercana a las necesidades y a las heridas de la humanidad”.

Y agregaron: “En tiempos marcados por la guerra, la violencia y las fuertes polarizaciones, existe una fuerte necesidad de un guía espiritual que ofrezca sinodalidad, misericordia y esperanza”. Palabras que describen bien a Prevost. Por eso lo votaron, por eso lo hicieron Papa.