Los primeros pasos de León XIV y su mensaje para UPAEP
20/05/2025
Autor: Arq. Agustín Aizpuru Gómez
Cargo: Miembro de la Comisión Académico Formativa de la Junta de Gobierno UPAEP

En un momento histórico que entrelaza el destino de nuestra universidad con eventos de trascendencia global, la UPAEP celebra su 52 aniversario en una fecha que resuena con profundo significado. El 8 de mayo no solo marca un nuevo capítulo en nuestra historia institucional, sino que también nos conecta con acontecimientos que han moldeado el curso de la humanidad.

La coincidencia de nuestra celebración con el 80° aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial en Europa nos invita a reflexionar sobre la importancia de la paz y la reconciliación. Aquel 8 de mayo de 1945 marcó el fin de uno de los conflictos más devastadores de la historia, recordándonos el valor supremo de la dignidad humana y la necesidad de construir puentes de entendimiento entre las naciones.

Pero es quizás la confluencia con la elección del Papa León XIV lo que añade una dimensión especialmente significativa a esta fecha. En el contexto del Año Jubilar y de la Esperanza, este acontecimiento representa una nueva era de renovación espiritual y compromiso con los valores que han guiado a nuestra institución desde su fundación.

Como comunidad universitaria, estamos llamados a reflexionar sobre estos paralelos históricos y su significado más profundo. El inicio de nuestro año 53 de vida no es simplemente un hito más en nuestro calendario institucional, sino una oportunidad para reafirmar nuestro compromiso con la formación integral, la búsqueda de la verdad y el servicio a la sociedad.

Fidelidad y renovación

La búsqueda de la Verdad, propósito fundamental de la Universidad, encuentra su expresión más profunda en la encíclica Veritatis Splendor de San Juan Pablo II. Como institución católica, reconocemos que la verdadera libertad es un don divino que nos permite buscar y adherirnos a nuestro Creador, alcanzando así la plenitud de nuestra existencia.

En esta Encíclica, San Juan Pablo II nos dice: El Concilio presenta la verdadera libertad como signo eminente de la imagen divina del hombre, de modo que busque sin coacciones a su Creador y, adhiriéndose a El, llegue libremente a la plena y feliz perfección. De ahí que podemos decir que la libertad depende fundamentalmente de la Verdad.

Si queremos ser fieles al llamado del Señor, hay que dejarse guiar por Pedro, hoy León XIV, quien como sucesor de Cristo tiene el oficio de interpretar auténticamente la Palabra de Dios y ejercer el Magisterio vivo de la Iglesia en nombre de Jesucristo.

Primer mensaje de León XIV

El Papa León XIV, nos recuerda que la paz y el amor son los pilares fundamentales de nuestra fe. Su primer mensaje al mundo refleja la esencia del mensaje cristiano: "La paz esté con todos vosotros. Queridísimos hermanos y hermanas. Este es el primer saludo de Cristo resucitado que ha dado la vida. El Buen Pastor que dio la vida por el rebaño de Dios. Yo también querría que este saludo entrase en nuestro corazón y llegase a vuestras familias, a todas las personas, estén donde estén. A todos los pueblos, a toda la Tierra", un saludo que trasciende fronteras y abraza a toda la humanidad.

En este primer mensaje también nos hizo saber parte de lo que busca su pontificado “queremos ser una Iglesia sinodal, una Iglesia que camina, una Iglesia que busca siempre la paz, que busca siempre la caridad, que busca siempre estar cercanos, sobre todo a aquellos que sufren”.

¿Por qué León XIV?

La elección del nombre León XIV no es casual. Inspirado en el Papa León XIII, autor de la encíclica Rerum Novarum, quién afrontó la cuestión social en el contexto de la primera gran revolución industrial; hoy nuestro nuevo Papa enfrenta los desafíos de una nueva era industrial, particularmente en relación con la inteligencia artificial y la dignidad humana.

En este sentido, el Santo Padre nos invita a lo establecido por el Papa Francisco en la Exhortación apostólica Evangelii Gaudium; la cual también rescata lo dicho por el Concilio Vaticano II:

  • El retorno al primado de Cristo (cf. n. 11)
  • La conversión misionera evangelizadora de la comunidad cristiana (cf. n. 9)
  • El fortalecimiento de la colegialidad y sinodalidad (cf. n. 33)
  • La atención al sensus fidei (cf. nn. 119-120), especialmente en sus formas más propias e inclusivas, como la piedad popular (cf. 123)
  • El cuidado amoroso de los débiles y descartados (cf. 53)
  • El diálogo valiente y confiado con el mundo contemporáneo en sus diferentes componentes y realidades (cf. n. 84, Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 1-2).

En un mundo donde la fe cristiana es frecuentemente malinterpretada y reducida a un mero signo de debilidad intelectual, nos encontramos ante un desafío sin precedentes. La sociedad moderna, deslumbrada por los avances tecnológicos y la búsqueda incesante del éxito material, ha creado un ambiente hostil hacia las expresiones genuinas de espiritualidad.

Sin embargo, es precisamente en estos espacios de aparente rechazo donde nuestra misión cobra mayor relevancia. La crisis actual de valores no es sino un síntoma de una necesidad más profunda: la búsqueda de sentido. Mientras algunos se refugian en el materialismo y el hedonismo, somos testigos de cómo la ausencia de fe genera vacíos existenciales que ningún avance tecnológico puede llenar.

Como miembros activos de la Iglesia, tenemos la responsabilidad de responder a este desafío con un testimonio de fe auténtico y vibrante. No se trata de imponer creencias, sino de demostrar, a través de nuestras acciones y palabras, que la fe en Cristo no solo es compatible con la razón, sino que enriquece profundamente la experiencia humana.

El llamado es claro: debemos ser portadores de esperanza en medio de la desesperanza, constructores de puentes donde hay división, y testigos del amor divino en una sociedad que anhela, aunque no siempre lo reconozca, una conexión más profunda con lo trascendente. Como dijo el Papa Francisco, estamos llamados a dar testimonio de una fe gozosa en Jesús Salvador, comenzando por nuestra propia conversión personal y extendiéndose hacia una renovación comunitaria.

En este contexto, el papel de los líderes religiosos adquiere una dimensión especial: deben ser facilitadores que permitan que Cristo sea el verdadero protagonista. Su misión no es brillar con luz propia, sino iluminar el camino hacia Aquel que es la Luz verdadera.

Reunión con la Guardia Suiza

“He querido verlos a ustedes porque ustedes caminarán conmigo”. El mensaje del nuevo Papa a la Guardia Suiza resume perfectamente el espíritu de su pontificado: una Iglesia que no teme, que no se esconde, que defiende su fe con firmeza pero siempre desde el amor y la humildad. "Cristo va con nosotros, invisible pero invencible".

La reciente elección del Papa León XIV representa un momento providencial para la Iglesia Católica. Su llegada al pontificado, caracterizada por una mezcla de franqueza y dulzura, sugiere una nueva era de esperanza y renovación. Este nombramiento parece ser verdaderamente una bendición divina, llegando en un momento crucial para la comunidad católica global.

También les dijo “somos una Iglesia que no se esconde, no se disculpa por su fe, a partir de hoy custodien a la iglesia con la oración de San Miguel, que sea parte de su servicio diario”.

Lo que hace especialmente significativo este papado es su capacidad para tender puentes entre diferentes corrientes dentro de la Iglesia. Su doctrina, firmemente arraigada en las enseñanzas de san Juan Pablo II y Benedicto XVI, se combina armoniosamente con la calidez pastoral que caracterizó el pontificado de Francisco. Esta síntesis única podría ser clave para sanar divisiones y fortalecer la unidad eclesial.

Sus primeros gestos como pontífice han sido profundamente significativos. La oración del Ave María en italiano y su especial devoción a Nuestra Señora de Pompeya demuestran una fe profundamente enraizada en la tradición, pero cercana al pueblo. Es particularmente revelador que haya elegido el nombre de León XIV, estableciendo un vínculo directo con el legado de León XIII y su histórica encíclica Rerum Novarum. Esta elección sugiere un compromiso renovado con la doctrina social de la Iglesia y una preocupación especial por los desafíos contemporáneos que enfrentan los trabajadores y los más vulnerables de la sociedad.

A los medios de comunicación

En su primer mensaje a los medios de comunicación, el Papa León XIV ha enfatizado el papel fundamental que juega el periodismo en la construcción de la paz. Citando el Sermón de la Montaña -"Felices los que trabajan por la paz"-, el Santo Padre nos invita a reflexionar sobre la responsabilidad que tienen los comunicadores en la sociedad actual.

El pontífice ha hecho un llamado especial a desarrollar un nuevo paradigma de comunicación que se aleje de la búsqueda del consenso a cualquier costo y del lenguaje agresivo que tanto caracteriza a los medios actuales. En su lugar, propone un modelo basado en la verdad y el amor, donde la forma en que nos comunicamos refleje un genuino respeto por el otro.

León XIV señala que la paz no es un concepto abstracto, sino que comienza en lo cotidiano: en cómo miramos, escuchamos y hablamos de los demás. Por ello, hace un llamado urgente a abandonar la "guerra de palabras e imágenes" que domina el panorama mediático actual.

Frente a los desafíos de nuestro tiempo, el Papa advierte contra la tentación de caer en la mediocridad o de evadir la responsabilidad. Citando a San Agustín, nos recuerda que "los tiempos somos nosotros", enfatizando así el papel activo que debemos tomar en la construcción de un mejor futuro.

El mensaje culmina con una clara advertencia sobre la "torre de Babel" mediática actual, caracterizada por lenguajes sin amor y discursos facciosos, instando a los comunicadores a elegir, con valentía y prudencia, el camino de una comunicación que construya la paz.

El llamado del Papa y UPAEP

En nuestra universidad, este llamado se materializa en dos iniciativas cruciales:

El Proyecto SPES, que busca integrar una cosmovisión cristiana en todos los ámbitos del conocimiento y la vida profesional, representando nuestro compromiso con una educación verdaderamente integral a través de audacia y creatividad.

El Proyecto RISE, que aborda el uso ético de la inteligencia artificial en la educación, reconociendo que la tecnología debe estar al servicio de la dignidad humana y no al revés. Este proyecto ejemplifica cómo podemos mantener nuestra identidad católica mientras enfrentamos los desafíos del futuro.

En conclusión, el inicio del pontificado de León XIV marca un momento decisivo para la Iglesia Católica y para instituciones como UPAEP. Sus mensajes sobre la paz, la comunicación ética y el uso responsable de la tecnología resuenan profundamente con nuestra misión universitaria.

A través de iniciativas como SPES y RISE, nuestra Universidad se posiciona como un espacio donde la fe y la razón dialogan constructivamente, donde la tradición y la innovación se encuentran, y donde formamos líderes que, inspirados por el mensaje del Papa, están preparados para enfrentar los desafíos del mundo contemporáneo sin perder de vista los valores cristianos fundamentales. El llamado del Santo Padre nos impulsa a continuar nuestro compromiso con una educación integral que no solo prepare profesionales competentes, sino también personas comprometidas con la construcción de una sociedad más justa y humana.