Desde el inicio, el ser humano ha sido un creador de cultura, esta entendida como la manifestación de nuestra capacidad para transformar el entorno, darle significado y constituir al mundo, pero, si la cultura es un producto humano, ¿qué ocurre si trasladamos este concepto a un espacio completamente ajeno a la Tierra: Marte? ¿Podemos hablar de cultura en el sentido filosófico del término? Para responder a esta pregunta, recurriré a las reflexiones de Karol Wojtyla, Romano Guardini y Hannah Arendt, quienes analizan la relación entre humanidad y cultura.
Karol Wojtyla sostiene que la cultura surge de la praxis humana, entendida como la capacidad del hombre para actuar cambiando al mundo y cambiándose a sí mismo. Para Wojtyla la acción humana no solo impacta el entorno físico, sino que también es un proceso de autorrealización. “La cultura no es simplemente el conjunto de bienes materiales producidos por el hombre, sino la expresión de su ser y de su identidad.”
Si llevamos esta idea al espacio podemos decir que mientras haya seres humanos habitando el planeta Marte y realizando acciones significativas existirá cultura. La construcción de asentamientos, la adaptación de la vida cotidiana a esas condiciones y la creación de nuevas formas de interacción social serán expresiones de esta cultura. Según la NASA se ha puesto fecha para la llegada del hombre a marte el año 2040: “Uno de los objetivos a largo plazo de la NASA siempre ha sido enviar seres humanos a Marte”.
Como segundo argumento, Guardini en su estudio enfatiza el encuentro del hombre con su entorno como el origen de la cultura. A diferencia de los animales, el ser humano posee la capacidad de reflexionar, preguntar y transformar la naturaleza en función a sus necesidades. Se dice que la cultura no surge simplemente como una reacción a las condiciones materiales, sino como una interpretación y resignificación. Llevando esta idea los primeros “colonos” se enfrentarán a un entorno hostil y desconocido, pero a través de la técnica, el lenguaje y los simbolismos, dotarán a Marte de sentido, que no será una mera prolongación de la cultura terrestre, sino una nueva forma de experiencia humana.
Hannah Arendt distingue entre labor, trabajo y acción en su análisis de la vida activa. Mientras que la labor está vinculada a la reproducción biológica y el trabajo a la producción de objetos duraderos, la acción es la interacción entre los seres humanos en el ámbito público. Para Arendt, la acción es el espacio donde los individuos revelan su unicidad y participan en la construcción de significados compartidos.
Siguiendo con esta idea, la cultura en Marte no surgirá solamente de la necesidad de sobrevivir o de las estructuras creadas, sino de la interacción entre los habitantes y su capacidad para generar un espacio de sentido. Mientras en Marte se establezcan formas de organización política, normas de convivencia y narrativas, estarán creando cultura. Es decir, la cultura no será solo una adaptación al entorno, sino una expresión de la identidad y la agencia humana en un nuevo contexto.
Guardini también ofrece una perspectiva sobre cómo el hombre, a través de la tecnología, la pedagogía y la política, crea "mundos" que reflejan su espiritualidad y su búsqueda de sentido. Marte no será simplemente un territorio inexplorado, sino un espacio en el que el ser humano imprimirá su huella cultural. Por otro lado, el autor destaca la importancia de la contemplación y la espiritualidad en la cultura. El hombre no solo se enfrentará a desafíos técnicos, sino también a preguntas fundamentales sobre su lugar en el cosmos. La creación de mitos, símbolos e imágenes que expresen la experiencia de habitar Marte será un elemento crucial en la consolidación de una cultura.
A partir de las reflexiones, la cultura surge del encuentro del hombre con el mundo, de su capacidad para preguntar, conocer y transformar su realidad, y de la creación de significados compartidos a través de la acción. Si los humanos establecen mundo en Marte, involucrándose en actividades significativas, adaptándose al entorno y creando nuevas formas de vida y estructuras sociales, inevitablemente se desarrollará una cultura extraterrestre. Actualmente considero que no hay cultura en Marte. Marte es un planeta sin colonización humana y hasta ahora solo ha sido explorado por robots y sondas espaciales enviadas desde nuestro planeta Tierra.