Los procesos de acreditación para programas académicos 1 vinculados a las áreas del diseño inician aproximadamente en el año 2004, derivado de la necesidad de contar con estándares de calidad en los procesos de enseñanza y aprendizaje para dicha disciplina, aunado a las políticas de educación que, en aquellos años se implementaron, con el objetivo de evaluar y acreditar la calidad de la enseñanza del diseño en sus diferentes campos y orientaciones de estudio. Es por ello, por lo que se conforma el Consejo Mexicano para la Acreditación de Programas de Diseño, A.C. (COMAPROD). Durante los 18 años de operaciones en COMAPROD, se han desarrollado diferentes versiones del Marco de Referencia y del Instrumento de Evaluación que establece los criterios y lineamientos sobre los que se determinan los rubros e indicadores para evaluar programas académicos de diseño en el País, con el fin de adecuarse a las evoluciones que las disciplinas del diseño han tenido en estos 18 años. Dada la experiencia y aprendizaje que se ha capitalizado en este tiempo de trabajo, un grupo de pares evaluadores con amplia experiencia, ha propuesto un conjunto de “énfasis” a través de los cuales se analizan los diferentes indicadores de evaluación para la acreditación, lo cual permite elaborar “cruces de información” entre, los indicadores de evaluación y los “énfasis”, estos énfasis 2, se vinculan con, la intencionalidad, la congruencia, la interdependencia, la adecuación y la exterioridad, el conjunto de énfasis, permite analizar los contextos en los que el programa académico ejecuta y opera las acciones necesarias para la función de formar profesionistas en el campo del diseño.
La propuesta de los énfasis en relación con la intencionalidad, permite comprender e interpretar cómo es que el programa académico plantea sus propósitos, estrategias, medios, acciones y formas de evaluación, contribuye a conocer las características de los procesos de planeación y evaluación del programa académico. Generalmente, la intención de un programa académico está escrita en el plan de estudios con la designación de perfil de egreso y objetivos del plan de estudios; aparece también en los propósitos de aprendizaje de los programas oficiales y los que cada profesor elabora al inicio de su curso, pero también, el programa académico pertenece a una Facultad, División o Departamento Académico, la intencionalidad se puede traducir en expresiones como Misión y Visión Institucional.
El énfasis de congruencia, ayuda a comprender e interpretar si existe congruencia entre los distintos niveles de planeación en los cuales se inserta el programa académico; por ejemplo, permite analizar la congruencia entre el perfil de egreso que se declara a nivel institucional y el perfil de egreso que declara el programa académico, entre el propósito del programa institucional de formación docente y el específico del programa académico, también la congruencia entre el perfil de egreso del plan de estudios y los propósitos de aprendizaje de los programas operativos de cada asignatura. Es necesario aclarar que la falta de congruencia no necesariamente es negativa, lo que no es deseable es que tales incongruencias no hayan sido identificadas y explicitadas. Se espera que mediante una gestión académica eficiente se puedan alinear los distintos niveles de intencionalidad, así como, las divergencias entre estos, respondiendo a una racionalidad académica a favor de la construcción de una oferta académica más adecuada para los estudiantes interesados en el diseño.
El énfasis de interdependencia permite comprender la forma en la que se llevan a cabo las relaciones entre los elementos de la didáctica y las funciones sustantivas, permite ver el valor de cada elemento y función en sí, pero también su relación con todo el conjunto de elementos y funciones. Se parte de la base de que un programa académico es un sistema y, por ende, sus diversos elementos mantienen relaciones sistémicas, aunque a veces éstas no sean visibles. Este énfasis, parte primero, de mirar las relaciones entre los agentes de la didáctica, profesores y estudiantes, entre éstos y los propósitos, contenidos, métodos, recursos, espacios y tiempos para el aprendizaje; esta mirada inicial se dirige hacia la didáctica y debe poderse percibir en los programas operativos elaborados por cada profesor. Una segunda mirada debe tratar de identificar la relación entre los elementos de la didáctica y las funciones sustantivas de la institución, es decir, cómo se relaciona la didáctica con las funciones de Docencia, de Investigación, de Difusión y de Vinculación. Se suma a las anteriores, una tercera relación sistémica o de interdependencia, que es la que debe establecerse entre las propias funciones sustantivas, así, por ejemplo, debe identificarse si la docencia está incorporando los avances de los diversos proyectos de investigación, y si éstos son difundidos hacia el interior y el exterior del programa académico.
El énfasis de adecuación, contribuye a interpretar y comprender la forma en cómo el programa académico se vincula por un lado, con las necesidades y exigencias de la sociedad, el mercado laboral, las necesidades de la región en que las instituciones se encuentran, etcétera, así como, con los avances de los investigadores e investigaciones del campo disciplinar o epistemológico del Diseño. Este énfasis nos muestra que no existen programas académicos buenos o malos, sino adecuados o inadecuados. La adecuación, pues, debe establecer una relación continua, tanto con la investigación como con la vinculación con egresados y los diversos ámbitos laborales.
El énfasis de exterioridad, este quinto y último énfasis es, como los cuatro anteriores, fundamental. Un programa académico no es un ente monolítico, no es un cuerpo aislado de los distintos ámbitos o contextos con los cuales comparte hábitat. Por ende, la exterioridad ayuda a evitar la endogamia académica, buscando comprender e interpretar los propósitos y estrategias educativas del programa académico con base en juicios de valor exógenos sobre la manera de pensar la disciplina y su educación superior. Se debe evaluar la gestión académica a partir de comparar referentes externos, tales como, empleadores, egresados, industria y expertos e investigadores que no pertenezcan al programa académico; también, a través de ejercicios de Pedagogía Comparada con otros programas académicos que son líderes académicos a nivel nacional e internacional y también identificando las relaciones de los propósitos con las necesidades locales, pero también con las regionales, nacionales e internacionales.
Recurrir a los énfasis descritos en el proceso de acreditación, permite a los pares evaluadores una suerte de lentes que les ayuda a comprender e interpretar la información proporcionada por cada programa académico sujeto al proceso de acreditación, pero al mismo tiempo, ayuda a los docentes y responsables del programa académico en cuestión, a realizar el ejercicio de auto evaluación con una óptica distinta. Los resultados de implementar dichos énfasis en los procesos de acreditación, ha permitido que los reportes de recomendaciones que se entregan al responsable del programa académico y autoridades de las instituciones, coadyuvan a construir un plan de desarrollo y con ello una sinergia de mejora continua en los programas académicos de diseño en el País.
1 Por Programa Académico entendemos algo muy parecido a lo que autores tradicionales de la pedagogía como Ángel Díaz Barriga definían como currículum. Un Programa Académico es una maraña compleja, una urdimbre de sujetos, de contenidos de aprendizaje, de estrategias didácticas y políticas, de modelos educativos, de exigencias gremiales y del campo laboral, etcétera. El Programa Académico, incluye al Plan de Estudios, pero este es sólo un elemento que abona a su carácter complejo. Así, por ejemplo, cuando designemos al Programa Académico de Diseño Gráfico o de Diseño Industrial o de Diseño Digital, etc. Estamos designando al continente de dicha complejidad.
2Los énfasis están propuestos en el Marco de Referencia de COMAPROD pág. 14 por ende, lo que al COMAPROD corresponde es certificar que efectivamente el programa a evaluar realiza procesos formales y permanentes de planeación y, por otra parte, establece juicios de valor acerca de la congruencia entre dichos proceso y posturas ideológicas, educativas y disciplinar, de cada institución.
Fuente de consulta:
Marco de Referencia e Instrumento de Acreditación
Consejo Mexicano para la Acreditación de Programas de Diseño A.C.
COMAPROD 2017