Crímenes de guerra
03/11/2022
Autor: Dr. Herminio S. de la Barquera y A.
Cargo: Decano de Ciencias Sociales

Con motivo de la invasión a Ucrania, el tema de los crímenes de guerra y el genocidio en Europa ha vuelto a salir a la luz. Después de todo, a la Segunda Guerra Mundial, con sus crímenes sin precedentes, le siguió una fase más larga de paz en el viejo continente que, sin embargo, fue interrumpida por los brutales acontecimientos de las guerras en la antigua Yugoslavia (1991-2001), pues se cometieron crímenes de guerra verdaderamente terribles. Recientemente también ha habido crímenes contra el derecho internacional fuera de Europa. Y dado que muchas de estas violaciones del derecho internacional humanitario siguen impunes hasta el día de hoy, podríamos pensar que el derecho internacional humanitario ha perdido su aceptación entre las partes beligerantes, lo cual acarrea efectos perniciosos, pues, al no haber castigo, se fomenta la comisión de tales crímenes.

Si hacemos un recuento de los crímenes de guerra más sonados de las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial, la lista es, lamentablemente, muy larga: empecemos por los crímenes de derecho internacional cometidos en Vietnam, la guerra aérea en Afganistán, el terrorismo en Israel, Irak y Estados Unidos, el comportamiento del ejército israelí en los territorios ocupados, la disputa sobre el estatuto de prisioneros de guerras de los miembros de las milicias de los talibanes y Al-Qaeda en Guantánamo y la tortura de prisioneros como parte de la "guerra contra el terrorismo", además de las innumerables guerras en África, en muchas de las cuales se cometieron sistemáticamente crímenes de guerra. No obstante, aun cuando muchas veces su eficacia se cuestiona cada vez más, el derecho internacional humanitario es una institución sólida y no está en peligro de desaparecer o de convertirse en letra muerta.

Pero, ¿qué es exactamente eso que se clasifica legalmente como “crimen de guerra”? Los crímenes de guerra son violaciones graves por parte de un Estado beligerante a las normas del derecho internacional aplicables a los conflictos armados. De acuerdo con esto, aparecen muchas interrogantes: ¿existen reglas fijas bajo las cuales una guerra deba tener lugar y que por lo tanto no constituya un crimen? ¿No es la guerra per se y siempre un crimen? ¿Está permitido matar, por cruel que esto suene, bajo ciertas circunstancias, en una guerra? ¿Dónde está la línea trazada entre matar en defensa propia y los crímenes de guerra? ¿Y cómo se pueden castigar los crímenes internacionales a nivel nacional e internacional?

Desde tiempos antiguos, sabemos que incluso en la guerra hay reglas que deben observarse. Los crímenes de guerra son violaciones de estas reglas establecidas para emprender la guerra. Quienes las infrinjan pueden ser procesados por diversos tribunales. En particular, las reglas sirven para proteger a la población civil, pero también a los soldados capturados que ya no participan en la guerra. Se habla en general de "crímenes de guerra", pero en sentido estricto se refieren a crímenes de derecho internacional, que se dividen en cuatro delitos: "crímenes de guerra", "crímenes de lesa humanidad", "genocidio" y "crímenes de agresión".

Ejemplos de crímenes de guerra son: el asesinato de civiles, la tortura de prisioneros, la violación, el secuestro y el desplazamiento o deportación de personas, el uso de armas prohibidas, los ataques adrede a edificios civiles, el saqueo de bienes y el maltrato a prisioneros de guerra. Las normas y principios del "derecho internacional humanitario" que se aplican durante una guerra se establecen en varios acuerdos internacionales, incluidos el Convenio de La Haya y los Convenios de Ginebra. Sin embargo, la mayoría de los países no se han contentado con estos instrumentos legales y han incorporado las reglas de la guerra a su propia legislación. Entre los tribunales que se encargan de examinar los crímenes de guerra, de enjuiciar a los acusados y de emitir sentencias al respecto, está en primer lugar la "Corte Penal Internacional" de La Haya, la cual es responsable de enjuiciar los crímenes de derecho internacional. A veces, se establece un tribunal especial para una guerra específica. Por ejemplo, había un tribunal de crímenes de guerra separado para los crímenes cometidos en la Segunda Guerra Mundial o para las guerras yugoslavas de la última década del siglo XX. Cada país, sobre la base del llamado "principio de la ley universal", también puede presentar acusaciones de crímenes de guerra en sus propios tribunales, independientemente de quién los haya presuntamente cometido o en qué país hayan tenido lugar.

La pregunta obligada, llegados a este punto, es: ¿se puede castigar a los Jefes de Estado de haber ordenado crímenes de guerra, como ahora parece ser el caso del presidente Putin? Esta es una pregunta muy difícil de responder, además de que la respuesta parece que no puede ser definitiva. En primer lugar, dado que las personas que ocupan los cargos más altos del Estado están realmente protegidas por lo que se conoce como “inmunidad personal”, no pueden ser procesadas de esta manera. En un momento posterior, aún podrían ser encarcelados si pierden sus cargos, son extraditados o si el poder judicial internacional decide violar la armadura de inmunidad. En segundo lugar, puesto que muchas personas que ordenaron cometer dichos crímenes son tiranos en su propio país, difícilmente podrán ser extraditados en algún momento, a menos que sean depuestos, pero eso ya depende más de circunstancias políticas internas que de lo que puedan alcanzar las instancias internacionales. En el caso de Rusia, tendría que ocurrir una revuelta interna que depusiera a Putin y lo entregara a tribunales internacionales, lo cual es sumamente improbable.

Sin embargo, en la parte más delgada del hilo están los que sí pueden ser llamados a cuentas más fácilmente: es el caso de los perpetradores en el frente, como los soldados, que, en caso de ser capturados, pueden ser inmediatamente condenados por un delito que hayan cometido. En la guerra actual en Ucrania, algunos soldados rusos ya han sido condenados a largas penas de prisión por asesinar a civiles y por otros crímenes de guerra. Muchos de ellos seguramente lo hicieron siguiendo órdenes, por lo que es injusto que los que impartieron dichas órdenes estén fuera del alcance de los tribunales. Podrán con toda razón mis cuatro amables y fieles lectores comentar ahora que suena cínico decir que matar en las guerras tiene reglas. Pero, de hecho, hay pautas que deben aplicarse en las guerras y según las cuales se decide cuándo se cruza una delgada línea roja entre matar al adversario y asesinarlo, aunque esto no siempre sea fácil, pero incluso en la guerra hay reglas que deben seguirse y que ayudan además a distinguir entre el que pelea en buena lid y el carnicero brutal. Estas reglas están establecidas en el derecho internacional humanitario. Su objetivo es mitigar los efectos de la guerra en personas y objetos. Las violaciones graves del derecho internacional humanitario (coloquialmente conocidas como “crímenes de guerra”) pueden ser procesadas por las instancias facultadas para ello. Es así que el derecho internacional como tal, abarca todo el orden jurídico existente entre los Estados; el Derecho Internacional Humanitario es parte del mismo que se aplica específicamente en los conflictos armados. 

La condición para la aplicación del derecho internacional humanitario es, por tanto, la existencia de un conflicto armado. Los crímenes de guerra son violaciones cometidas durante conflictos internos o en una guerra entre dos Estados. Por lo tanto, mientras que el derecho internacional humanitario se adapta a la situación del conflicto armado, los derechos humanos internacionales ofrecen protección a las personas en todas las circunstancias y las protegen contra violaciones de los derechos fundamentales en tiempo de paz. Estos derechos están establecidos, por ejemplo, en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en la Carta de las Naciones Unidas.

Si un soldado (combatiente) mata a un soldado de las tropas enemigas durante el combate, entonces esto es legítimo según el derecho internacional. Pero si se mata deliberadamente a civiles (no combatientes) o si se dispara contra objetivos civiles de modo que se esperen víctimas civiles (como cuando los rusos destruyen a propósito hospitales, iglesias, escuelas o edificios habitacionales), esto viola el derecho internacional. Es por eso que al principio de la lista de crímenes de guerra está el "asesinato premeditado" de civiles. Por lo tanto, el derecho internacional humanitario establece muy claramente que las hostilidades no deben dirigirse contra civiles. Obviamente, en el fragor de la guerra, se vuelve difícil cuando, en determinadas circunstancias, ya no es posible distinguir claramente entre combatientes y no combatientes, entre civiles y población en guerra. También puede volverse problemática la cuestión de si un objeto realmente debe protegerse en un momento determinado o no. Por ejemplo, si los civiles han encontrado refugio en un cuartel militar y esto es evidente o conocido desde el exterior, un ataque a ese objeto militar en esta situación constituiría un crimen de guerra. Por el contrario, los civiles que se arman e intervienen en la guerra pueden a partir de ese momento convertirse en el objetivo de los ataques y perder su protección legal ante las acciones militares del enemigo.

Para terminar, diremos que, si uno observa cómo un Estado inició la guerra, como actualmente en el caso de la invasión rusa a Ucrania, ya este ataque puede constituir en sí mismo una violación al derecho internacional. Así que podemos afirmar que Rusia presuntamente ha cometido el crimen de agresión. Esto por sí solo se encuentra tipificado bajo el derecho internacional, pero incluso una guerra que se inició violando el derecho internacional debe llevarse a cabo de acuerdo con los principios descritos para no seguir cometiendo más violaciones al derecho internacional. En el caso de la guerra de Rusia contra Ucrania, se presume que es tanto una guerra de agresión injustificada como una guerra que rompe con los principios del derecho internacional humanitario, pues las tropas rusas han atacado sistemáticamente a la población civil, siguiendo su sangrienta tradición que ya hemos visto en Georgia, Chechenia y Siria. Las fuerzas armadas rusas han demostrado convincentemente no estar a la altura de las tropas ucranianas en el campo de batalla, así que se han ensañado con la población civil. Debería darles vergüenza.