Hace tres semanas, bajo la impresión del caótico abandono de Afganistán por los Estados Unidos después de 20 años de guerra, los autores alertamos a nuestros lectores con la pregunta: ¿Qué tan confiable son los E.U.A. como aliado? Especialmente después de la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos han ido perdiendo todas sus guerras y han abandonado a sus aliados en Corea, en Vietnam, en Iraq, en Afganistán y ahora, lamentablemente, Joe Biden ha abandonado al aliado más fiel durante los últimos 245 años: Francia.

En el 2016 Australia y Francia firmaron un mega contrato comercial para la compra de 12 submarinos de propulsión diésel con un valor total de 56 mil millones de dólares. Francia ya ha entregado los primeros 3 submarinos a Australia aun cuando los Estados Unidos – sin previo aviso – presionara hace 10 días al gobierno de Australia para cancelar su contrato con Francia a favor de un nuevo contrato con los Estados Unidos para la compra de submarinos nucleares de fabricación estadounidense y británica.

Ese acto de clara hostilidad contra los intereses de Francia también causó indignación en la Unión Europea motivando al ministro francés de Asuntos Exteriores, Jean-Yves Le Drian de acusar a E.U.A. de haber perpetrado “una puñalada por la espalda a Francia. Tras participar en la VI Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) en la Ciudad de México, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, advirtió que este acto de hostilidad contra Francia “va más allá de la relación bilateral” y el presidente de Francia, Emmanuel Macron llamó a sus respectivos embajadores en Estados Unidos, Australia y el Reino Unido para consultas de emergencia.

Ahora, el acuerdo entre Estados Unidos y Australia ha puesto en peligro todos los pactos internacionales para evitar la proliferación de tecnologías nucleares peligrosas y ha envenenado la relación bilateral entre Francia y E.U.A. a largo plazo. Pero, Biden, aparentemente está más interesado en ganar un contrato multi-billonario para su industria armamentista y reforzar con submarinos nucleares, en manos de los australianos, la capacidad de la marina armada estadounidense contra el poder militar de la República Popular de China en la región Asia-Pacifico. La reacción enfurecida del gobierno chino es entendible porque en un principio, Australia estaba interesada en submarinos franceses convencionales con motores diésel, que son más fáciles de detectar y deben subir a la superficie en muy pocos días para recargar sus baterías. Los submarinos de propulsión nuclear pueden pasar meses enteros bajo la superficie y recorrer largas distancias sin ser detectados. Esos submarinos, utilizados por la marina estadounidense, y también por la británica – que forma parte del nuevo acuerdo con Australia, utilizan uranio altamente enriquecido hasta un nivel del 93%. Con ese nivel, los submarinos pueden funcionar durante treinta años sin necesidad de nuevo combustible. Pero también 93% es el mismo nivel de concentración de uranio necesario para producir una bomba atómica de enorme poder destructivo. Por eso, el gobierno de Nueva Zelanda anunció el 22 de septiembre su decisión de prohibir la entrada en sus aguas territoriales de los submarinos de Australia.

Solo seis países, E.U.A., Reino Unido, Francia, China, India y Rusia tienen submarinos de propulsión nuclear y la próxima venta de E.U.A. a Australia es un precedente sumamente inquietante. No podemos confiar en E.U.A. como aliado y debemos estar atentos ante cualquier intento de intromisión en contratos internacionales con otros países.