La semana pasada hablamos de cómo las universidades juegan un rol crucial en el desarrollo tecnológico pues son generadoras de conocimiento que puede resolver problemas sociales, de gobierno y de las empresas. Cuando las aplicaciones anteriores se consolidan, se fomenta la competitividad de las empresas mexicanas tanto a nivel nacional como internacional. Esto no solo estimula el crecimiento económico, sino que también genera empleo y aumenta la inversión en investigación y desarrollo, lo que, a su vez, impulsa la innovación continua.
La transferencia de los avances tecnológicos a empresas y emprendedores es un eslabón crucial en la cadena de innovación. Particularmente, recordemos que las pequeñas y medianas empresas representan el mayor porcentaje de agentes productivos. Dadas las diferencias de tamaño entre empresas, sus recursos y estructura, es necesario que el conocimiento se transfiera adecuadamente para que puedan transformarlo en productos y servicios innovadores. Es decir, se requieren normas que regulen dicha transferencia.
México tiene la Ley General en Materia de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación que pretende impulsar la investigación en nuestro país. Sin embargo, también existen la Ley sobre el Control y Registro de la Transferencia de Tecnología y el Uso y Explotación de Patentes y Marcas para el control de los derechos de propiedad y que una idea creativa se transforme en innovación. Lo anterior se enmarca en la Ley de Ciencia y Tecnología y la Ley orgánica del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.
El seguimiento y revisión de las leyes anteriores fomenta la colaboración entre universidades y empresas. Las primeras como centros de desarrollo tecnológico e innovación, y las segundas como implementadoras del conocimiento. Entonces, las bases legales protegen los derechos de propiedad intelectual para promover la colaboración entre ambas. Así, la Transferencia Tecnológica incrementa la utilidad de las investigaciones por su impacto en la economía y sociedad. Las empresas, por su parte, obtienen acceso a innovaciones tecnológicas para mejorar sus productos y servicios, ganando ventaja en un mercado sumamente competitivo y cambiante.
Aunque la transferencia tecnológica esencial, enfrenta desafíos significativos en México. Uno de los principales obstáculos es la falta de financiamiento y apoyo gubernamental, lo que limita la capacidad de las universidades para llevar a cabo investigaciones de vanguardia y colaboraciones con la industria. Además, se requiere un marco regulatorio claro y políticas de propiedad intelectual que fomenten la transferencia tecnológica de manera clara y efectiva.
Por lo tanto, la relevancia de la transferencia tecnológica en las universidades mexicanas es innegable. Tanto las universidades públicas como privadas desempeñan un papel esencial en la sociedad y economía mexicana. Su impacto en la economía se refleja en el crecimiento empresarial, la inversión en I+D+ i y la generación de empleo. Estimula la innovación, el crecimiento económico y mejora de la calidad de vida. Sin embargo, es necesario abordar desafíos como la financiación y las políticas para aprovechar plenamente su potencial y construir un futuro más próspero para México.