Evitar otro conflicto de talla internacional, como lo fue la Segunda Guerra Mundial, es uno de los principales objetivos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Por ello, desde su creación en 1945, la ONU ha buscado establecer y consolidar mecanismos de comunicación y cooperación para que las diferentes naciones resuelvan problemas comunes o sus desacuerdos (Haynes, 2014). Y aunque la cantidad de guerras y la magnitud de estas ha disminuido en los últimos 50 años, siguen existiendo tensiones regionales en la mayoría de los continentes.
Particularmente, los conflictos Rusia-Ucrania e Israel-Palestina han acaparado los medios de comunicación en fechas recientes. Sin embargo, es posible poder encontrar conflictos armados entre diferentes naciones, o grupos de un mismo país, en casi todos los continentes del planeta. Existen diferentes razones por las cuales las guerras no se han podido erradicar, y algunas de ellas son exclusivas de ciertos conflictos. Por ejemplo, las diferencias ideológicas o los efectos del cambio climático han ocasionado guerras para obtener el control de ciertos territorios (Haynes, 2014). A pesar de que los enfrentamientos entre naciones y grupos son diferentes, estos tienen una característica en común.
En general, los agentes involucrados en un conflicto tienen objetivos encontrados que impacta el resultado que obtienen los otros. De esta manera, la Teoría de Juegos surge como una rama de las matemáticas aplicadas que puede ayudar al análisis de conflictos pues, matemáticamente hablando, un juego resume la interacción entre individuos que toman decisiones en un espacio de acciones. Dichas acciones determinan los pagos que obtienen los individuos.
Por lo anterior, los conflictos se pueden utilizar a través de las herramientas que proporciona la teoría de juegos. En este sentido, es crucial identificar las acciones y los momentos de decisión que tienen los agentes involucrados pues ello construye las estrategias que pueden implementarse durante el desarrollo del conflicto. Además, las estrategias permiten entender las consecuencias de las decisiones; es decir, establecen el pago que recibe cada jugador. Matemáticamente, el pago es una función que transforma perfiles de estrategias en valores numéricos. Por ende, podemos concluir que los involucrados en el conflicto buscarán maximizar su pago al momento de elegir una estrategia (Leyton-Brown, y Shoham, 2022).
Definir la mejor estrategia de un jugador en un conflicto no es inmediato. Esto diferencia al análisis de conflictos de la toma de decisiones unilateral. En un juego, la mejor estrategia puede hacer referencia a una estrategia en la que un individuo pueda obtener lo mejor para sí mismo, sin importar lo que hagan los otros jugadores. Es decir, el jugador busca una estrategia dominante. Sin embargo, como es de esperarse, la estrategia anterior puede generar consecuencias graves en una guerra. De esta forma, la mejor estrategia puede referirse a una situación de equilibrio. Esta última, propuesta por John Nash en 1951, se ha popularizado pues integra en su análisis las decisiones de los otros jugadores. Es decir, en lugar de generar situaciones ganar-perder, el equilibrio de Nash indica que los conflictos pueden tener situaciones de perder-perder o ganar-ganar.
Puesto que la solución de un conflicto puede tener diferentes propiedades, es común que existan múltiples soluciones. Esto, particularmente en conflictos armados, requiere que sepamos comparar y caracterizar las decisiones para guiar a los agentes a una solución en la que no sólo todos puedan ganar algo, sino que también se consideren otros aspectos. Sobre esto último, conceptos como eficiencia, efectividad, justicia, y equidad se vuelven fundamentales (Roth, 2008).
Lo anterior nos lleva a buscar procesos con los cuales seleccionar una solución deseable. Es decir, de los múltiples equilibrios que existen, identificar aquel que cumpla con una solución deseable para el conflicto. Obviamente, lo anterior no es tarea sencilla cuando los involucrados son naciones armadas. Por ello, es esencial generar un pensamiento ingenieril al momento de analizar este tipo de problemas. En otras palabras, a partir de una solución deseable, proceder de manera inversa buscando los mecanismos bajo los cuales se puedan construir la solución particular. También, dichos mecanismos deben evitar la manipulación, es decir, que alguno de los involucrados controle a su favor el mecanismo. Esto se puede lograr cuando los mecanismos revelan las preferencias de los involucrados e imponen incentivos adecuados.
Por lo tanto, es posible analizar de manera abstracta un conflicto armado para determinar aquellos mecanismos que contribuyan a la paz. Herramientas matemáticas, como la teoría de juegos, y el pensamiento ingenieril son básicos en la construcción de mecanismos bajo los cuales se logre una solución particular.
Referencias
Haynes, J. (2014). Faith-based organizations at the United Nations. In Faith-based organizations at the United Nations (pp. 1-28). New York: Palgrave Macmillan US.
Leader Maynard, J. (2019). Ideology and armed conflict. Journal of Peace Research, 56(5), 635-649.
Leyton-Brown, K., & Shoham, Y. (2022). Essentials of game theory: A concise multidisciplinary introduction. Springer Nature.
Nash, J. (1951). Non-cooperative games. Annals of mathematics, 286-295.
Roth, A. E. (2008). What have we learned from market design?. The economic journal, 118(527), 285-310.