Cada año, a partir de la conmemoración del día internacional de la mujer, se presentan muchos cuestionamientos sobre cómo las mujeres deben presentarse ante la problemática del machismo y la violencia de género, factores criticados en el colectivo feminista.
El concepto del feminismo ha sido altamente debatido, pero de acuerdo con Bell Hooks, escritora y activista, en su libro “El feminismo es para todo el mundo” (2000), “el feminismo es un movimiento para acabar con el sexismo, la explotación sexista y la opresión” (Hooks, 2017). En países latinoamericanos, estos problemas nos rodean diariamente, por lo cual necesitamos impulsar una lucha activa en su contra, la cual puede resultar desgastante siendo mujer.
Existen muchas otras definiciones del feminismo, como la compartida por Judith Butler, filósofa estadounidense, quien menciona que el feminismo es un movimiento para mujeres, pero que trasciende el género en el sentido de que busca la igualdad y acabar con la violencia. Marcela Lagarde, política y escritora mexicana, dijo que el feminismo es una propuesta de cambio ante las inconformidades, marcando así una nueva forma de ver el mundo a través de la modernidad y la resiliencia (Universidad de Colima, 2019).
Algunos de los activismos feministas de la actualidad se han convertido en un acto que se queda entre las pantallas, que sólo corresponde a una historia de Instagram que se publica una vez al año para que se vuelva tendencia. La lucha por los derechos y la igualdad de oportunidades no debe quedarse en una publicación, sino que todos los días debemos superar la idea de que la mujer está por debajo del hombre. Esta lucha no sólo se logra asistiendo a las marchas, sino informándonos todos los días sobre las noticias locales y aprovechando la visibilidad que otorgan las redes sociales para generar un discurso sobre las injusticias que viven las mujeres día a día.
Tuve la oportunidad de asistir a mi primera marcha el 8 de marzo de este año, pero en años anteriores me adentré al movimiento a partir de mis propias investigaciones en internet. Descubrí que a pesar de no estar de manera presencial, podía formar parte de la lucha, impactando de manera indirecta a mi entorno. Empecé a consumir de manera crítica todos los medios que me rodeaban, tales como libros, películas, canciones, entre otros. Es por eso que a partir de ese momento, siempre procuré ver contenido hecho por mujeres, así como compartir información del movimiento en mis redes sociales.
Con esto pude aprender que el cambio puede empezar desde nosotras mismas, y que cada persona puede hacer activismo a partir de sus conocimientos: cada mujer lucha desde su propia trinchera.
Por otro lado, la concientización de la importancia del movimiento no sólo está en nosotras, sino que también es responsabilidad de los hombres. De acuerdo con Bell Hooks, “la toma de conciencia feminista por parte de los hombres es tan esencial para el movimiento revolucionario como los grupos de mujeres” (Hooks, 2017), y estoy de acuerdo, ya que al contrario de lo que algunos piensan, el feminismo no busca dividir la sociedad, sino eliminar la violencia desde sus raíces, a través del respeto, la equidad y la educación de todos, hombres y mujeres.
Pienso que debemos tener una perspectiva que logre unirnos en lugar de fragmentarnos como sociedad, buscando crear una comunidad solidaria con una representación adecuada de todas las realidades. Hay que deshacernos de la idea de un feminismo sin errores, porque como todos los movimientos sociales que han hecho historia, se van formando con el tiempo, y cambian de acuerdo a las necesidades colectivas. De hecho, existen colectivos que ponen en duda la influencia o incluso la existencia del patriarcado en sí, pero es importante mencionar que un feminismo perfecto ocurre desde diferentes ámbitos, atacando al patriarcado, entendiéndolo como un sistema social injusto, desde todos los lados posibles.
La construcción de una sociedad integradora entre hombres y mujeres debe ocurrir a través de la empatía y la información. Si nos informamos de manera adecuada, desarrollaremos pensamiento crítico sobre el cual podremos decidir qué conductas personales mantener y cuáles debemos evitar para conseguir un trato humano entre todos. De la misma forma, si logramos entender las necesidades de las mujeres, le damos visibilidad a un sector que necesita apoyo colectivo. Involucrarse con las mujeres de nuestro círculo social para aprender y crear un espacio seguro es una manera de hacer este cambio, al igual que reconociendo la desigualdad de privilegios a lo largo de la historia.
Puede que en los inicios del movimiento, este se haya inclinado hacia lo separatista, pero debemos tomar en cuenta que la única forma de generar un cambio es si hay compromiso por parte de todos. El feminismo no busca la superioridad, sino una posición de equidad que sea aplicable. Tanto las personas como las instituciones debemos impulsar el desarrollo que las mujeres son capaces de alcanzar con las herramientas adecuadas. Merecemos vivir en una sociedad informada e incluyente, en donde las mujeres podamos aprovechar nuestro potencial y ser tomadas en cuenta dentro de todos los ámbitos de los cuales solíamos ser excluidas.
Bibliografía:
Hooks, B. (2017). El feminismo es para todo el mundo. Traficantes de Sueños. https://traficantes.net/sites/default/files/pdfs/TDS_map47_hooks_web.pdf
Mundo Untref, (2019). Judith Butler en la UNTREF: "El feminismo busca la igualdad". Mundo Untref. https://www.untref.edu.ar/mundountref/judith-butler-feminismo-igualdad#:~:text=%E2%80%9CEs%20un%20movimiento%20para%20mujeres,son%20vulnerables%20a%20la%20discriminaci%C3%B3n.
Universidad de Colima. (2019). Feminismo es ver el mundo con ojos nuevos: Marcela Lagarde. Universidad de Colima. https://www.ucol.mx/noticias/nota_6965.htm#:~:text=En%20el%20plano%20hist%C3%B3rico%2C%20Marcela,y%20una%20propuesta%20de%20cambio.