Los estudiantes cognitivamente tienen la capacidad para aprender, pero la disposición para el estudio, disponerse en la escuela para compartir, para participar en esas dinámicas que sólo se dan en la escuela y que son parte de su cultura, las deben generar los profesores y nuevamente el estudiante tendrá que entrar en la lógica escolar.
Después de darse a conocer por parte de las autoridades educativas que todos los estudiantes regresarán a las clases presenciales después de las vacaciones de semana santa, y los profesores como agentes educativos no deben perder de vista, que muchas familias están presentando desigualdad económica, y esta situación ha transitado a otras esferas de desigualdad, como es la desigualdad educativa.
En este regreso total a las clases presenciales, se encontrarán estudiantes que siguieron con todo su proceso educativo en línea o en un regreso presencial adelantado, pero hay otro grupo de alumnos que no pudieron, y entre el primero y segundo grupo de estudiantes, lo que hay a partir de las dificultades que se presentaron para afiliarse, para asistir nuevamente a las instituciones educativas, está el fenómeno de la desigualdad educativa, expresó Rodolfo Cruz Vadillo, investigador de la Facultad de Educación de la UPAEP.
Afirmó que esta desigualdad educativa no es producto de las voluntades individuales, no es producto de que las familias y los estudiantes dijeran, no queremos aprender, sino más bien es el resultado de un problema más amplio, de un problema estructural que ha impactado a esos estudiantes y a sus familias.
Además de que como profesores, debemos pensar en que el estudiante tiene que regresar a las instituciones educativas porque es el espacio que en este momento es propicio para la recuperación, no sólo de los aprendizajes, sino también de los vínculos con los compañeros, con los pares y con los propios profesores, escenario que es importante, porque la presencia de los estudiantes en las instituciones no sólo es porque haya pérdida de aprendizaje, sino porque la escuela es el único espacio que queda para construir procesos de socialización, procesos que puedan construir ciudadanía y por ello, los estudiantes tiene que estar ahí.
“Cuando lleguen los estudiantes a las escuelas, los profesores encontrarán alumnos que llevan un proceso educativo significativo con base a sus conocimientos y habilidades que han adquirido de manera diferente con respecto a otros estudiantes que pudieron de alguna manera, sostener su trabajo, y es aquí en donde los profesores tendrán el mayor reto de buscar un equilibrio en el proceso de enseñanza aprendizaje de los estudiantes y no sólo es recibirlos y darles la bienvenida y pónganse al corriente, porque se corre el riesgo de que los alumnos salgan más afectados, porque afectivamente, algunos de ellos se podrán considerar en desventaja y sentirse desmotivados y sentirse en la necesidad de volverse a ir de la escuela”, enfatizó Cruz Vadillo.
Apuntó que los docentes deben pensar en una serie de estrategias para trabajar de manera colaborativa y en acompañamiento con los estudiantes que se están incorporando al resto del grupo que ya está en el formato presencial. La primera sería buscar disposiciones para el estudio como sucedió de manera online, con algunas temáticas asíncronas en donde el alumno iba regulando su proceso de aprendizaje de manera autónoma y a la vez iba aprendiendo.
Los profesores deben incentivar a los estudiantes explicando la importancia que tiene el estar presentes en las clases, fomentar la interacción y el intercambio con los demás estudiantes, porque son más de dos años que dejaron de asistir a la escuela.
Rodolfo Cruz enfatizó que se debe recuperar el espacio pedagógico, pensando que lo que pasó en los estudiantes fue un cambio, no sólo en la modalidad, sino también en los tiempos y en la forma de convivencia y en las dinámicas que se realizaban en la escuela antes de la pandemia.
Subrayó que los estudiantes cognitivamente tienen la capacidad para aprender, pero la disposición para el estudio, disponerse en la escuela para compartir, para participar en esas dinámicas que sólo se dan en la escuela y que son parte de su cultura, las debe generar el profesor, y que nuevamente el estudiante tendrá que entrar en la lógica escolar.
Agregó que proponer estas disposiciones para el estudio implica trabajar desde el campo de la afectividad, porque el estudiante sabe que está atrasado, y lo peor que se puede hacer es estresarlo y culpabilizarlo por ese atraso, porque estaremos provocando todo lo contrario, no habrá disposición para el estudio y sí, para el abandono de la escuela.
Dijo que se tiene que recuperar el espacio de la escuela, como un espacio de soporte afectivo para el estudiante, como un espacio de socialización y para ello, se tienen que diseñar una serie de estrategias que permitan lograr este objetivo.
Recordó que durante este periodo de pandemia en que han transitado los estudiantes, una palabra recurrente fue la “accesibilidad” a las tecnologías; ahora en este regreso a la presencialidad, se debe pensar en una accesibilidad cognitiva y pedagógica, lo que implica en conocer de cómo somos capaces de hacer accesibles los conocimientos, las actividades que se van a trabajar en el aula, los propios contenidos que se compartirán con los estudiantes en este retorno a la presencialidad.
Asimismo, dijo que una vez que los profesores conozcan el nivel educativo en que llegan los estudiantes en el retorno a la presencialidad, podrán enriquecer el curriculum de trabajo, que implica construir una serie de recursos educativos que no solo pasan por la tecnología, sino didácticos y pedagógicos que se pueden tener presentes en el aula y que pueden posibilitar que los estudiantes tengan más de una opción para acceder al conocimiento, socializarlo y poder decir que hubo aprendizaje significativo.