Los adolescentes a raíz de la pandemia, de un 100% de esta población un 30% presenta fobia social; un 10% presenta miedo -un miedo infundado-; y el otro 10% presenta ansiedad; el 50% comienza a presentar aspectos de socialización adecuada, con algunas modificaciones.
La parte de la psicología social y algunos estudios sociológicos han marcado que el SARS-Cov-2 vino a paralizar todas las relaciones interpersonales, sociales, económicas e incluso hasta políticas en muchos países, y modifico todo lo relacionado con las estructuras de las relaciones humanas, encontramos que a 2 años ocho meses de pandemia, estamos tratando de comprender el significado de esta pandemia de salud.
Cuando se presenta una pandemia, no sólo afecta a una parte del ser humano, sino que lo afecta de manera integral y dentro de los estudios que se vienen realizando al respecto, ha tomado gran fuerza a nivel social y de salud el concepto de bienestar psicosocial, enfatizó Dulce María Pérez Torres, psicóloga y socióloga de la Facultad de Psicología de la UPAEP.
Dijo que el bienestar psicosocial es un conjunto de elementos y aspectos que las personas tienen para poderse sentir tranquilos, en paz, sin preocupación y tratando de cubrir la segunda escalera de autoestima que propuso en algún momento Abraham Maslow, recordando que la primera escalera tiene que ver con las necesidades fisiológicas, y la segunda tiene que ver con la seguridad social que se relaciona con ese espacio de vivir sin peligro, y que este espacio ha sido trastocado también por el ser humano.
Agregó que, dado el impacto psicosocial que tiene esta enfermedad del Covid-19 ha generado de manera especial en México y en otras partes del mundo un correlato entre la exposición a diversos medios de comunicación y a diversos medios de relación entre las personas; porque al recibir este tipo de información, lo primero que provoca en las personas es ansiedad, tristeza, depresión y frustración, así como poca relación con las demás personas “por no saber hasta dónde llegará esta enfermedad o quién está enfermo, por qué se enferman las otras personas y yo no me enfermo, por qué en mi familia se han registrado muchos enfermos o decesos en la primera etapa de esta pandemia, entre otros cuestionamientos”.
Pérez Torres refirió que otro elemento fundamental en esta pandemia de salud fue la comunicación a nivel social, en donde se volvió importante comunicarse entre los vecinos, y la cercanía de los negocios para poder abastecerse de alimentos, y la gente comenzó a tomar esta vinculación de manera sistemática y de sentido común.
Apuntó que, al interior de la vida afectiva de las personas, se pudo observar cómo se modificó la convivencia entre las personas, de cómo fueron caminando las relaciones entre las personas, también se observó cómo se incrementó la violencia familiar, aumentó el desencanto de los hijos por estar con los padres en una relación de 24 horas por 24 horas, ya que se pudieron observar qué tipo de relaciones establecen los hijos con la escuela y con los amigos.
Indicó que conforme avanzaba la pandemia de salud, la gente comenzó a salir de sus casas de acuerdo a los protocolos de bioseguridad para encontrarse nuevamente con las personas.
Refirió que aun cuando la gente ya comienza a moverse más en el ámbito social, todavía se deben seguir conservando los hábitos que se generaron en los primeros seis meses y primer año de pandemia para poder conservar la salud de las personas, como es el uso adecuado del cubrebocas, la higiene de manos, la sana distancia entre las personas; además de que se han venido mejorando algunos aspectos en el contacto con otras personas, pero también se han descuidado otros que pueden llegar a vulnerar la salud.
Acotó que, se han modificado algunas maneras de saludarse entre las personas en nuestro país, los norteamericanos y europeos no son tan efusivos como los latinoamericanos al momento de saludar a alguien, pero la pandemia de salud vino a marcar una nueva forma de relacionarse con los demás.
Subrayó que entre los adolescentes a raíz de la pandemia, de un 100% de esta población, un 30% presenta fobia social; un 10% presenta miedo, un miedo infundado; y el otro 10% presenta ansiedad; el otro 50% comienza a presentar aspectos de socialización adecuada, pero al percatarse del comportamiento de sus amigos o compañeros, pareciera que van hacia atrás, y un 3 o 4% están en esta parte del confinamiento cuando no saben qué pasa con su propia sexualidad.
Asimismo, dijo que si se habla de jóvenes de 13 a 18 años, podemos ampliarla hasta los 22 años que incluye la etapa universitaria. En el caso de los pequeños de preescolar o primaria, todavía presentan ciertos aspectos de socialización y en las escuelas se está trabajando en la parte de la resiliencia para tratar de atender los altos índices de inseguridad y miedo por los comentarios que los padres han dicho con respecto a la enfermedad del Covid y los contagios y las repercusiones que se presentan.
Por último, expresó que para hacer un uso responsable de la tecnología que incluye a los móviles y computadoras, profesores, pedagogos y psicopedagogos están trabajando de manera importante en encontrar afectos educativos interesantes y también relacionales para que los jóvenes cuenten con esta opción doble para interactuar con las demás personas, tanto del instrumento de comunicación como de fortalecer la relación con los otros.
En este tiempo de reconsideración humana, las personas necesitan mirar al otro con esa parte de compasión, es decir, que la gente comprenda que todos se pueden enfermar, todos podemos migrar, porque nadie asegura a uno que siempre va a estar en el mismo lugar, las personas deben darse la oportunidad de conocer la riqueza del ser humano y la pandemia ayudó a las personas a conocer nuevas formas de hacer las cosas, dialogar y convivir a la distancia, y nuevamente de forma presencial, y a la vez promover el bienestar psicosocial entre uno mismo y con las personas que le rodean.