Ante este tipo de eventos naturales, es importante seguir promoviendo la cultura de la previsión y de tomar con seriedad todos los simulacros que se llevan a cabo en el país. Vuelve a coincidir por tercera ocasión un sismo de magnitud alta en un 19 de septiembre.
El 19 de septiembre en México es un día que ha marcado nuevamente la historia en nuestro país, debido a la presencia de dos grandes temblores registrados en esta fecha, en 1985 y 2017 y por ello, nos permite decir que México es una nación con un nivel elevado de peligro sísmico.
Hoy 19 de septiembre de 2022 se registra nuevamente un sismo de magnitud 7.7 al sur de Coalcoman, Michoacán a las 13:05 horas, 40 minutos después del simulacro nacional, para recordar los sismos de 1985 y 2017 y la importancia que tiene la previsión social, señaló Eduardo Ismael Hernández, profesor investigador de la Facultad de Ingeniería Civil de la UPAEP.
Dijo que por la intensidad de este sismo, sólo se percibió en algunos puntos de la zona urbana de la ciudad de Puebla, fue un movimiento moderado al igual que para la zona centro de la Ciudad de México, en el caso de las zonas cercanas al epicentro, la intensidad fue mayor y es seguro que se manifiesten algunos daños a considerar.
Advirtió que en México “no hemos sido resilientes con la gente que ha sufrido los estragos de los sismos, porque a cinco años de los temblores del 2017, hay vastas zonas no solo en Puebla, también en zonas cercanas a los epicentros que no se han podido recuperar, siguen construcciones dañadas y siguen personas sin tener de alguna forma su vivienda como tal”.
Dijo que debido a la interacción que existe de las cinco grandes placas tectónicas en el contexto sismotectónico de nuestro país y que de alguna manera, nuestro territorio nacional está enmarcado en una de las zonas altamente sísmicas.
En el caso de México la interacción de la placa de Cocos con la de Norteamérica representa un alto nivel de sismicidad en donde se da con una frecuencia de alrededor del 80%, localizadas en las costas sur de nuestro país y de alguna manera estos dos temblores que han ocurrido el 19 de septiembre en los años recientes, hace 37 y hace 5 años, tienen que ver con la interacción de estas dos grandes placas tectónicas.
Todavía no existe una forma de anticiparse con tiempo para predecir los temblores, además de que hay que recordar que para poder predecir un sismo, se requiere especificar tres parámetros sismológicos, el primero es la magnitud del temblor, es decir, la cantidad de energía que se libera; otro es la especificación del lugar en donde se registra el movimiento telúrico; y el tercero, tiene que ver con no especificar las fechas en que se va a presentar un sismo.
Dijo que ante esta situación de no saber cuándo se va a presentar un fenómeno de esta naturaleza, como sociedad nos queda seguir con muchas de las medidas preventivas que se tienen hasta el momento para tratar de mitigar los efectos nocivos que tienen los temblores.
Apuntó que como tal, los temblores no son el problema, porque son parte del proceso natural que tiene el planeta, sin embargo, las construcciones son las que pueden tener un alto nivel de vulnerabilidad por diferentes factores, son las que provocan cierta probabilidad de riesgo para las personas y la sociedad en su conjunto.
Enfatizó que aún cuando se tiene el conocimiento de que México registra un nivel alto de sismicidad, todavía no se conoce bien cómo será el comportamiento de los suelos ante estos fenómenos naturales, así como la resistencia que puedan tener las construcciones.
Dijo que es importante generar las condiciones para que cada municipio de Puebla cuente con su propio reglamento de construcción de acuerdo a las características del suelo con que cuentan; además de tomar en cuenta todas las investigaciones que se obtienen provenientes de los sismos que se presentan, porque muchas veces son una adaptación estas normativas de los criterios que existen en diseño sísmico de la Ciudad de México.
Por su parte, Gerardo López Arciga, profesor investigador de la Facultad de Ingeniería Civil de la UPAEP, comentó que las universidades tienen mucho que aportar a la sociedad en temas de previsión ante la presencia de un sismo.
Destacó que cualquier carrera dedicada a la construcción que tenga que ver no solo con los aspectos de la misma construcción, sino que incluya el tema de las estructuras, y en particular la carrera de Ingeniería Civil, tienen un compromiso más allá de la propia carrera que tiene que ver con salvaguardar la integridad de las estructuras para prevenir desastres y obviamente, salvar la vida de las personas.
Subrayó que se debe seguir trabajando en la cultura de la previsión, que la ciudadanía comprenda la importancia que tienen los simulacros y la responsabilidad de hacerlos parte de su vida diaria. El trabajo colaborativo de las universidades, del mismo gobierno y de los organismos como colegios de ingenieros o arquitectos, así como los medios de comunicación, puedan sumarse a la difusión de este tipo de acciones.