Una vez más nos reunimos para cultivarnos en el arte; -“¿de qué hablaremos hoy?”-, te estarás preguntando. En esta ocasión, estaremos dialogando en torno al ingenio mexicano para crear cuadros haciendo uso de pinceles, colores, pinturas, lienzos y una enorme creatividad. El arte mexicano se destaca por plasmar nuestras creencias, tradiciones e inclusive, la superstición.
Si nos ponemos a analizar, es más fácil tener presente en el intelecto a pintores mexicanos. Así pues, antes de comenzar este artículo… ¿Dime una pintora mexicana que no sea Frida Kahlo? Te doy unos segundos… ¿Listo?
Usualmente cuando pensamos en pintoras mexicanas la primera imagen que se reproduce en nuestro intelecto es Frida Kahlo; no obstante, también podremos encontrar a María Izquierdo, Aurora Reyes, Lila Carrillo, Cordelia Urueta, Olga Costa, Carmen Mondragón, Remedios Varo o Carlota Camacho: mencionando lo anterior, hoy nos centraremos en la última.
Carlota Camacho Hall; mejor conocida como Carlota Camacho, fue una pintora mexicana nacida en Tampico, Tamaulipas el primero de octubre de 1876. Durante esta época, la sociedad no permitía el desarrollo o realización de la mujer fuera del matrimonio; no obstante, a Carlota le valió, e hizo lo que quiso: se convirtió en pintora, gracias a esta acción terminó rompiendo esta convicción. Carlota formó parte de las primeras estudiantes de la Academia de San Carlos (hoy conocida como la Escuela Nacional de Bellas Artes); sus maestros fueron José María Velasco y José Salomé Pina: en esta institución aprendió técnicas de pintura, además de dibujo. Se dice que sus lienzos estaban totalmente influenciados en las obras de Salomé Pina.
Rápidamente sus obras ganaron popularidad; en 1893 estas fueron exhibidas en una exposición mundial en la ciudad de Chicago; las obras presentadas fueron “Mi tetera”, “El monje”, “Las uvas”, “Frutas”, “Naturaleza muerta”, “El apóstol”, “El sauce”, entre otras: algunas de estas fueron adquiridas por los concurrentes. El 19 de marzo de 1899 recibió un diploma y una medalla de bronce de las manos de Porfirio Díaz en honor al segundo lugar obtenido en el marco de la vigésima Exposición Nacional de Obras de Bellas Artes.
Pese a su fama, selló su destino cuando en 1985 contrajo matrimonio con el ingeniero inglés Henry Herbert Crabtree: de esta relación nacerían sus cuatro hijos (Enriqueta, Carlos, Josefina Beatriz y Concepción). A partir de aquí, Carlota se vio envuelta en una serie de eventos desafortunados: en 1918 murió su hija Enriqueta como consecuencia de la gripe española, en 1934 murió su esposo, y tres años después murió su hija Concepción dejando a sus 6 hijos: en sus años de viudez se dedicó a cuidar a sus hijos, nietos y a hacer obras de caridad para niños: terminó abandonando la pintura. Carlota murió el 24 de mayo de 1956.
Si uno se pone a buscar sus obras en internet, solo aparecerán dos:
Las razones de esto residen en que previamente estas habían sido compradas en sus exposiciones; solo se han podido recuperar dos. ¿Será que en un futuro veamos sus pinturas en museos? El tiempo lo dirá.
Recuerda hacer lo que más amas.
Bibliografía: Corona, S. A. (2012, 4 noviembre). Doña Carlota Camacho de Crabtree. El Siglo de Torreón. Recuperado 11 de marzo de 2023, de https://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/2012/dona-carlota-camacho-decrabtree.html