La Pedagogía y su relevancia como disciplina, ha evolucionado a lo largo de los años, desde la conceptualización, como ciencia de la educación, hasta considerar la labor del Pedagogo como educador, como figura orientadora de los procesos de formación en las diferentes etapas del desarrollo y en los distintos entornos educativos.
El 26 de junio se conmemora el día del Pedagogo, esta fecha permite visibilizar la importancia de la Pedagogía como una disciplina transversal y de aplicación en distintos contextos y ámbitos de actuación pedagógica.
La evolución de la Pedagogía como disciplina transversal, va aunada al reconocimiento de que la educación no es un tema exclusivo de la escuela, sino que se encuentra presente en la familia, en los espacios extraescolares y sociales y en distintos ámbitos profesionales.
La escuela ha sido un espacio privilegiado para el desarrollo profesional de la labor del Pedagogo, en donde contribuye a través de la enseñanza a niños, adolescentes, adultos y adultos mayores, sin embargo, la educación formal es sólo uno de los ámbitos de su desempeño profesional. Aunque es habitual asociar al Pedagogo con la enseñanza, en realidad las funciones profesionales que desarrolla son mucho más amplias e incluyen la formación de formadores, la orientación educativa, el contexto de la formación y desarrollo en la empresa, la gestión de las organizaciones educativas, la acción socioeducativa en contextos sociales y hoy más que nunca, la innovación educativa y la incorporación pedagógica de las tecnologías en los procesos de formación.
En el actual contexto, incierto y complejo, en el que los valores tradicionales se cuestionan, la tecnología progresa a ritmos vertiginosos y las necesidades del mercado laboral evolucionan, se requiere la reinvención y reconstrucción de la profesión para atender con pertinencia las necesidades socioeducativas, teniendo como fundamento, el bien interno de la Pedagogía como profesión y su función social.
Es necesario reflexionar sobre interrogantes clave en los tiempos actuales: ¿Cómo incorporar de forma fundamentada las tecnologías a la educación para que los ciudadanos las puedan utilizar para su desarrollo profesional individual y en comunidad?, ¿cómo integrar y adaptar de manera reflexiva en el diálogo con otras disciplinas, en un espacio transdisciplinar, nuevos modelos de organización y formación?, ¿cómo dinamizar los innovadores modelos educativos, desde una reflexión crítica, en ámbitos de formación y sociolaborales?, ¿cómo gestionar el acceso a la información con perspectiva crítica que permita reconocer el conocimiento útil y legitimo para el desarrollo humano y profesional?
La reflexión sobre las preguntas planteadas debe realizarse sobre la base de que la Pedagogía tiene como bien interno la educación de las personas, para su pleno desarrollo y su contribución en la transformación de la sociedad.
De ahí la importancia de reconocer, como declara el IDEARIO de UPAEP que “el punto de partida para fundamentar la educación es la realidad del sujeto humano como ser educando, es decir, como alguien que se tiene que educar necesariamente para poder vivir y que tiene que hacerlo durante toda la vida, en un proceso permanente, acumulativo y progresivo que no termina. De ahí que la finalidad central de toda educación sea la de promover el desarrollo de todas las potencialidades humanas, cuyo despliegue hace que la persona que se educa sea cada vez más autónoma, capaz de autorregularse y hacerse cargo de sí misma en el mundo, es decir, más íntegra, responsable de sí misma y de su entorno”
Visibilizar la relevancia de la Pedagogía como profesión que contribuye a través de los procesos de formación a la libertad personal de los estudiantes, incrementando su capacidad para dirigir la propia vida, de forma tal que ésta pueda constituirse en un proyecto personal, abriéndose a la realidad, estableciendo vínculos valiosos con ella y, de esta forma, pueda manifestar su singularidad como persona de manera plena.
De ahí que resulte imprescindible que la labor del Pedagogo, en cualquiera de los ámbitos profesionales, considere que la persona es el centro de todo proceso educativo e intervención pedagógica, en donde de manera presencial o mediado por las tecnologías, la relación educativa es, ante todo, un encuentro personal entre educando y educador que trascienda los vínculos funcionales o instrumentales, en la formación de personas que aprendan a ser, a vivir y a convivir en sociedad.
¡Felicidades a los pedagogos de México!