Mide su vida el sabio como el que ha de vivir poco y mucho
No parece necesario analizar muchos textos para darnos cuenta que el comportamiento humano evolucionó con el paso del tiempo y también ha sido modificado gracias a nuestro instinto de supervivencia.
Durante el Renacimiento, un movimiento ideológico y estético centrado en el renacer de la cultura clásica, el ser humano tomó un papel protagonista en esta particular historia y, por la misma razón, nació un nuevo concepto del ser humano; posteriormente se desarrolló el Barroco, alejado del equilibrio apuesta por lo complicado que lo caracteriza; el pensamiento racional se abrió paso y Baltasar Gracián creó la obra literaria “El Discreto”, en la cual, considera a la discreción como la mejor cualidad para desenvolverse en el mundo y también es un reflejo general que la sociedad experimentaba en ese periodo.
En el capítulo XXV, habla de una “culta repartición”, donde compara el viaje de la vida en tres estaciones, la primera se emplea para hablar con los muertos, la segunda con los vivos y la tercera consigo mismo. Hablar con los muertos hace referencia a leer libros (Suarez): “que si tanto es uno más hombre cuanto más sabe” (2009, p.241). Los temas más importantes eran la historia; la poesía que le hacía ingenioso; la filosofía desarrolló la prudencia, la retórica, elocuente; la cosmografía, noticioso; la sagrada lección, y el género de las buenas letras, consumado. La segunda etapa corresponde a peregrinar, descrita como la segunda felicidad del hombre, lo incita a buscar y gozar de todo lo bueno, así como, comunicarse con los “primeros y mayores del mundo”. La última jornada, meditar, lo mucho que había leído y lo que había visto (Suárez): “Todo cuanto entra por las puertas de los sentidos en este emporio al alma va a parar” (2009, p.243). En síntesis, primero lee, después devora viendo y finalmente medita, sólo de esta manera desentraña las cosas, averiguando las verdades y conociendo el espíritu de la verdadera sabiduría.
De todo el texto este fragmento me causó especial atención, porque me di cuenta que la humanidad ha cambiado de tal manera, que hoy en día resulta difícil imaginar una vida parecida a la descrita, la realidad cada vez exige más, no sólo un título universitario, también una maestría, no te puedes sentar a leer cuando necesitas experiencia en tu área, tener diferentes contactos, saber otro idioma además del inglés y la constante mejora de habilidades, para tener un trabajo 24/7 y pagar cosas que no necesitamos. Resulta exhaustivo porque además de hablar de la competitividad y llenar todas estas expectativas, nos enfrentamos a un mundo que ha acarreado problemas como la corrupción, la pobreza, el hambre, por mencionar algunos, y además, se enfrenta con otros, que aparentan ser nuevos, pero realmente sólo están tomando foco como el cambio climático, la equidad de género, la polaridad de opiniones en cuanto a temas sociales, etc.
¿Qué momento queda libre para alcanzar esa sabiduría de la que habla Gracián?
¿Realmente queremos una sociedad que se preocupa más por los resultados materiales que por el bienestar de aquellos que la conforman? En todo caso ¿cuál es el punto?
Referencia.
Suarez, A. M. (2009). Literatura, arte y pensamiento: Textos del siglo de oro. Madrid: Editorial universitaria Ramón Areces.