Consideraciones sobre la situación militar en Ucrania, segunda parte
18/03/2022
Autor: Dr. Herminio S. de la Barquera y A.
Foto: Decano de Ciencias Sociales

Mis fieles y amables cuatro lectores recordarán que la semana pasada comenzamos a analizar la situación militar de la guerra en Ucrania. Hoy continuaremos con estas reflexiones para comprender mejor el estado de cosas actual, pues una guerra es un fenómeno dinámico que puede sorprendernos con sus vueltas y revueltas, y que además está escondida detrás de los mantos de la mentira y la desinformación, elementos que acompañan a toda campaña militar, con el fin de despistar al enemigo.

El 17 de Marzo por la tarde, el Ministerio de Defensa británico dio a conocer que la invasión rusa en Ucrania se estaba deteniendo en todos los frentes. Según esto, las fuerzas rusas de tierra, mar y aire habían logrado en las últimas 24 horas progresos mínimos, pero el precio seguía siendo alto, pues continuaban sufriendo numerosas bajas. El Ministerio de Defensa anota también que la resistencia ucraniana se mantiene firme y muy bien coordinada; debido a esto, la mayor parte del territorio ucraniano, incluidas las principales ciudades, continuaba en manos ucranianas.

Ante el evidente fracaso del plan original ruso, decíamos hace una semana que circulaban rumores en el sentido de que algunos altos oficiales de las fuerzas armadas y de los servicios de inteligencia se encontraban bajo arresto domiciliario. Hoy, 8 días después, parece que estos rumores son ciertos. ¿Está el ex agente de la KGB Vladimir Putin atacando a su amada agencia de inteligencia? Parece ser que Putin ahora entiende que fue engañado antes de invadir Ucrania, por lo que está buscando a alguien a quien culpar. Se suponía que el FSB (Servicio Federal de Seguridad, sucesor del Comité para la Seguridad del Estado, KGB) proporcionaría a Putin información precisa de Ucrania y de sus capacidades de defensa, además de que movilizaría a la oposición política al gobierno ucraniano en Kiev. En lugar de esto, los soldados rusos descubren que los ucranianos los están combatiendo con mucho éxito, con una elevada moral de combate y con una mortal precisión, y no hay ni el menor rastro de una oposición perceptible al presidente Volodymyr Zelensky. ¿Cómo podría estar tan equivocado el FSB? El problema no es tanto si el FSB realizó un mal trabajo –lo que seguramente hizo-, sino que todo el sistema funciona de la misma manera, como ya lo hemos comentado aquí: sólo le informaban a Putin lo que pensaban que este quería escuchar. Ese es el eterno problema de los autócratas: nadie quiere arriesgarse a una reprimenda o a ser despedido del círculo de privilegiados por haberle dicho la cruda realidad al líder. Pero, al final de cuentas, esta acaba por imponerse.

Así que parece que ahora tenemos una nueva constelación del poder en el Kremlin: el lugar privilegiado de los antiguos colegas de Putin en los servicios de inteligencia ahora lo ha ocupado el ejército. Es el nuevo consentido. De hecho, el Ministro de Defensa, Sergej Schoigu, es un antiguo camarada de Putin, digno de toda su confianza. Tan es así, que frecuentemente se van de vacaciones juntos. Pero Schoigu no es un general, es un ingeniero, siempre está en uniforme porque ordenó que todos los civiles en el Ministerio portasen uno; él se viste con el uniforme de general, pero es un “general designado”, es decir, no es militar de carrera, y las cosas van muy mal en Ucrania. No llegan los suministros, la moral del personal militar está por los suelos, las bajas son inmensas… ¿Qué está pasando?En realidad, esto es lo que sucede casi siempre cuando el liderazgo político interfiere en la planificación militar. Tomemos como ejemplo el despliegue de la “Rosgwardiya”, una especie de guardia nacional que depende directamente del presidente. Sus miembros no están destinados a la guerra en absoluto, sino que se envían cuando se ha conquistado el área y quedan algunos alborotadores, pero ahora se les envió a Ucrania a combatir. Putin impuso sus ideas sobre la naturaleza de esta operación a los militares, así que parte de la responsabilidad en el desastre militar ruso también es de él. Al igual que hizo en Chechenia, afirma que no está librando una guerra real en Ucrania, sino únicamente “una operación militar especial”. Si admitiera que se trata de una guerra, los ucranianos estarían para Putin en el mismo rango que los militares rusos, y eso no lo puede permitir. Siempre enfatiza que Zelensky no es un presidente real y que Ucrania es un Estado disfuncional defendido por bandas criminales y de nazis. Así es: para Putin, Zelensky -que por cierto es de origen ruso y judío- es un nazi. Esta injerencia política en temas militares ha provocado, de hecho, que muchas decisiones del lado ruso parezcan extrañas: si Putin desea eliminar el liderazgo político de Zelensky, los esfuerzos militares deberían concentrarse en Kiev; entonces, ¿qué están haciendo los rusos en la central eléctrica de Zaporozhye?Todo esto es fatal para el ejército ruso, porque tendría que poder adaptarse a la fuerza real del enemigo y no puede hacerlo porque se le impusieron criterios políticos. En parte por esto y en parte por la negligencia e incapacidad militar, los rusos están sufriendo graves pérdidas y solamente logran avanzar penosamente. ¿Cómo está afectando esta guerra a Rusia? Esta pregunta es difícil de responder aún. Putin tendrá que enviar más hombres a Ucrania y más material, y no tendrá otra opción que retirarlos de otras regiones de Rusia. De hecho, ayer fueron avistados, cerca de Japón, cuatro buques de desembarco rusos cargados de vehículos militares. El Ministerio de Defensa del Reino Unido está reportando que los rusos están empleando cada vez más material antiguo, ante las enormes e inesperadas pérdidas que está teniendo. La desventaja es que este material es más vulnerable ante las armas que los ucranianos están empleando. Y es que los nuevos tanques, armas y helicópteros de Rusia están siendo destruidos a gran escala por los ucranianos.

En general, las cosas todavía no pintan bien para Ucrania, pero pintan mejor que hace unos días. Por un lado, las tropas rusas muestran grandes debilidades y las ucranianas se muestran más inteligentes, más efectivas, más flexibles y mucho más motivadas. Esto es claro: es muy posible que muchos soldados rusos no se expliquen qué están haciendo allí, en un país extranjero, mientras que absolutamente todos los soldados ucranianos saben que están allí para defender a su país de los invasores. Por otro lado -según el temor de muchos expertos- los rusos deberían tener más poder de permanencia en el mediano plazo y prevalecer con su guerra despiadada y el mayor uso de material y personas. El ejército ucraniano continúa luchando, pero difícilmente puede lanzar contraataques sostenidos. Por eso sorprendió lo ocurrido el miércoles 15 de Marzo en el aeropuerto de la ciudad de Jerson, unas horas después de que los rusos dieran a conocer que tenían el control completo de la región: en un espectacular contragolpe, los ucranianos lograron destruir en tierra una gran cantidad de helicópteros del enemigo, convirtiendo la base aérea en un verdadero infierno. Así que, aunque el ejército ruso continúa persiguiendo sus objetivos operativos, sus pérdidas son enormes y sus errores en la conducción de la guerra son incomprensibles.

¿Pero está realmente escrito que las tropas rusas vayan a ganar esta guerra? Varios observadores señalan las debilidades de las tropas rusas, lo que explica por qué los planes de ataque rusos evidentemente no se han materializado. Estas debilidades parecen ser de naturaleza duradera, pues ya se han visto en otros conflictos, como en Georgia y en Chechenia, aunque ahora, ante la fuerza de los ucranianos, son mil veces más evidentes: 1) Los líderes del Kremlin calcularon completamente mal la resistencia de las fuerzas armadas ucranianas y de la población, y creyeron seriamente que la incursión militar sería bien recibida por los ucranianos. 2) Se han hecho evidentes problemas significativos en la moral de los soldados rusos. Hay informes de soldados que demolieron sus vehículos blindados o desobedecieron órdenes. Esta cuestión se agudizará aún más si soldados de Bielorrusia, especialmente los reclutas, son enviados a luchar a Ucrania. Además, se calcula, según fuentes de inteligencia occidentales, que los rusos han perdido hasta ahora 7 000 hombres, por lo menos, lo cual es una verdadera catástrofe que golpea no sólo la operatividad de muchas unidades de combate, sino la moral de la tropa. Se sabe que en Bielorrusia se amontonan, literalmente, los cadáveres de militares rusos. Recordemos que una unidad militar pierde su capacidad de combate si pierde el 10% de sus efectivos. Entonces, si sumamos los 7 000 muertos a los aproximadamente 20 000 heridos, entendemos en parte la incapacidad rusa para avanzar. 3) Hay indicios de que las tropas rusas han tenido que operar con medios de comunicación táctica insuficientes; según informes ucranianos, los soldados rusos se comunican entre sí a través de walkie-talkies, como comentamos ya en este espacio hace una semana. 4) Aparentemente, las tropas rusas siguen teniendo problemas importantes para abastecer a sus tropas de alimentos, agua, municiones y combustible. 5) Rusia sigue confiando en el tanque, en el carro de combate blindado, que es, en contra de lo que muchos piensan, muy vulnerable, sobre todo si es fabricado en Rusia, pues si bien sus tanques poseen un gran poder de fuego, tienen un blindaje muy ligero, lo cual los hace muy vulnerable y expone a su tripulación, que está muy desprotegida. Esto explica en parte las enormes pérdidas del ejército invasor.

La conducción de la guerra por parte del ejército ruso no es precisamente la más moderna: no ha logrado asegurar la superioridad aérea en Ucrania, sigue basando su avance en el empleo de tanques, ha descuidado la logística, y, ante su incapacidad de derrotar al ejército ucraniano, ha decidido castigar de manera artera, criminal y cobarde a la población civil. Con esto, Rusia se aparta de los países civilizados. Y puede sufrir una derrota o ser orillada a negociar bajo condiciones no muy atractivas. Hagamos énfasis en que un ejército requiere de fuerza de combate (armamento, parque y capacitación de los soldados), pero también necesita de valor de batalla: la moral de combate y la logística. En este último aspecto es donde Rusia parece ser deficitaria.Putin y su ejército están perdiendo tres cosas imprescindibles para ganar la guerra: tiempo, soldados y parque (municiones); estos tres elementos se le están acabando. Sabemos que les quedan municiones para quizá poco más de una semana, así que tendrán que resolver este problema de logística cuanto antes. Los tanques no podrán ganar la guerra, pero la logística sí, y en esto están fallando los rusos penosamente. En estas condiciones, no creo que los rusos puedan rodear, sitiar, tomar o destruir la ciudad de Kiev, que es enorme, extensa y con un gran río en medio, el Dniéper. El tiempo juega en contra de los rusos, pues si hace más calor y viene el deshielo, los tanques y camiones se atascarán, lo que ya está sucediendo. Han tenido que abandonar material en medio del lodo.Y ante este fracaso, Putin apuesta a la destrucción de las ciudades y al asesinato de civiles: mientras peor le salen las cosas, se vuelve más brutal. Como es ya su costumbre, trata de resolver las cosas a través de la escalada. Pero lo que ha logrado es aislar a su país y ganarse la animadversión, para sí y para su país, de casi todos los pueblos eslavos. Así que ahora parece que Zelensky quizá tenga razón: Ucrania se acerca, aparentemente, con cada día que pasa, a la victoria, si es que logra sostener Kiev y prolongar la lucha, a pesar del enorme sufrimiento de su pueblo. El espíritu, la valentía, el ánimo y la fortaleza física de los ucranianos les hacen merecedores de un mejor futuro.