El síndrome de la Amapola alta
13/03/2024
Autor: Cynthia María Montaudon Tomas
Cargo: Decana Escuela de Negocios

En el contexto laboral existen diversas prácticas discriminatorias contra las mujeres. En muchos casos se trata de barreras invisibles como el caso de techos, pisos, paredes, y puertas de cristal.

También existe una serie de penalizaciones en que incurren las mujeres por su condición de mujer, esposa, madre, cuidadora, y que normalmente inciden en un menor salario con respecto de los hombres. 

Recientemente se han analizado otros temas vinculados a la discriminación como el caso de la ambición de las mujeres para obtener ciertos puestos y por alcanzar metas. El éxito de las mujeres en el campo laboral ha sido analizado en el estudio llamado La amapola más alta  (The Tallest Poppy™)  liderado por la Doctora Rumeet Billan de la organización canadiense Women of Influence+ (Mujeres de Influencia+). Esta organización lucha por la equidad de género en el empleo, y analiza el elevado precio que las mujeres tienen que pagar por ser exitosas.

Este fenómeno ha existido siempre, sin embargo hasta ahora se le ha dado un nombre. En los países anglosajones, una amapola alta es una forma común de referirse a una persona que posee talentos superiores; que tiene un cierto estatus; o que ha obtenido éxito en ciertas áreas y que por lo tanto atrae la envidia de otros. En ciertos campos se le llama también síndrome de alta exposición. 

El nombre del estudio hace alusión a los campos de amapolas que normalmente tienen un crecimiento estandarizado y todas las flores se mantienen a la misma altura, sin embargo en ocasiones algunas flores crecen en exceso, destacando entre las demás, lo cual para las otras no es agradable y prefieren “cortarla” para que el resto de las flores se vean más “parejas”. 

A diferencia de estudios previos, la investigación de la doctora Billan analiza las situaciones en las que las mujeres que logran ser exitosas son atacadas, criticadas, minimizadas, limitadas y básicamente cortadas debido a sus logros.  Se trata del primer estudio de talla internacional en el cual participaron cerca de cinco mil mujeres de 103 países diferentes quienes respondieron cuestiones relacionadas con la forma en que su salud mental, bienestar, compromiso y desempeño se ven afectadas en las interacciones que tienen con sus clientes, colegas y líderes con respecto de sus logros y éxitos.

Los resultados del estudio muestran una clara correlación entre los logros de una profesionista y la agresión a la que es sometida. En este caso, mientras más éxito profesional tiene una mujer, más agresiones enfrentará tanto de sus superiores como de sus colegas. Cuando una mujer se distingue por su éxito, las acciones más comunes en el entorno laboral incluyen minimizar sus logros asegurando que no son tan importantes. Además el estudio revela que en el 72% de los casos a las mujeres con grandes logros se les dejó de invitar a participar en reuniones donde se tomaron decisiones importantes y un 66% de las mujeres que participaron aseguraron que alguien más -como el jefe- terminó tomando crédito por su trabajo. Las mujeres se han sentido obligadas a no comunicar sus logros y se les ha dicho que deben “dejar de querer brillar”. 

Este problema tiene efectos contundentes como una forma de discriminación laboral  ya que se reduce la satisfacción laboral y con ello la pasión por el trabajo y la productividad. También afecta el deseo de las mujeres de seguirse preparando y desarrollando. Como ejemplo, el estudio demostró que más de la mitad de las mujeres han considerado no aplicar para  nuevas promociones para no verse atacadas.  El hallazgo más importante del estudio es que las actitudes negativas hacia el éxito de las mujeres no se limitan al entorno laboral.  Más de la mitad de las participantes aseguran que en sus entornos sociales se les critica por darle importancia a sus logros profesionales. Lo más triste es que en muchos casos han sido excluidas de ciertos grupos y  la hostilidad proviene incluso de los entornos más inesperados como amigos, familiares y parejas. 

Sirva este mes para valorar a las empleadas destacadas.  El éxito no debe ser algo por lo que una mujer deba sentirse culpada o avergonzada. Todos los logros merecen ser  reconocidos y celebrados y necesitamos normalizar que las organizaciones cuenten en sus plantillas con mujeres exitosas.