Mientras la economía mundial se recupera paulatinamente de la crisis por la pandemia, las interrupciones catastróficas en la cadena de suministro ahora están poniendo en riesgo alarmante el crecimiento económico mundial. Aproximadamente el 80% de los bienes que el mundo consume se transportan por vía marítima. La demanda de productos se acelera, pero la oferta se reduce. Esos problemas en la cadena de suministro, incluidos el acelerado aumento de los precios de las materias primas, la escasez de conductores de tractocamiones, la falta de capacidad de puertos marítimos, la carencia de contenedores y la deficiente infraestructura ferroviaria amenazan cada día más a la economía mundial. ¡Y las interrupciones logísticas continuarán hasta el año 2023 como mínimo!
En los Estados Unidos la Casa Blanca está trabajando intensamente con los administradores de los puertos marítimos de Los Ángeles y Long Beach, así como con decenas de compañías de servicios logísticos para la descarga de 40% de los contenedores que llegan al mercado de los Estados Unidos y con esto, liberar la crítica congestión portuaria. Incluso, Joe Biden está a punto de designar a personal de la guardia nacional para que apoyen como choferes de camiones para movilizar carga en el territorio nacional. En este momento 108 gigantescos buques de contenedores están anclados en los puertos antes mencionados, – algunos han esperado hasta dos meses para ser admitidos y las terminales de carga ya están saturadas con contenedores vacíos que alcanzan la cantidad de 65,000 unidades sin la posibilidad de regresar al lejano oriente porque precisamente los barcos están anclados – esperando y esperando para ser descargados. Existen condiciones similares en los puertos marítimos de las costas del Atlántico.
Esa problemática que afecta a nuestro mayor socio comercial, tarde o temprano también afectará a México en poco tiempo. La cadena de suministro se interrumpió en 2020 debido a la pandemia y a las medidas de estricta cuarentena. Sin embargo, ahora hay una lucha entre el aumento de la demanda de los consumidores – quiénes se han recuperado debido a la vacunación y el levantamiento de las medidas de confinamiento, por una parte - y la incapacidad de los fabricantes y distribuidores para suministrar y producir conforme a los niveles previos a la pandemia además de los problemas logísticos en algunos países. Sin duda, esta crisis empeorara antes de mejorar. El incremento en los precios de diversos productos se verá reflejado en los pocos que lleguen al mercado y la pregunta es si los consumidores estarán dispuestos a pagar por ello. Hay que recordar que la temporada navideña se acerca y es seguro que haya una gran escases de mercancías en los anaqueles de las tiendas departamentales y supermercados al no poder ser abastecidos por los distribuidores y también por los altos precios en la logística.
Según datos de la UNCTAD, la economía china, que creció un 18.3% el primer trimestre de 2021 y un 7.9% en el segundo trimestre, cayó a un nivel de 4.9% en el tercer trimestre de este año. Otro ejemplo de afectaciones en la producción es el caso de la industria automotriz en México, la cual ha tenido que realizar paros técnicos en sus plantas debido a la escasez de insumos como los semiconductores.
Toda esta situación nos lleva a replantearnos nuevos esquemas de fabricación y distribución como el nearshoring en ves del offshoring. En otras palabras, comprar y producir más en nuestra región. Los altos precios en el transporte (hasta 500% por arriba de 2020), buques más lentos y tiempos mayores de descarga y transporte menos fiable, nos obliga a pensar nuevos escenarios ante situaciones de crisis. Justo estas interrupciones en la cadena de suministro con fletes marítimos históricamente con costos muy altos, es lo que debe acelerar el nearshoring no sólo hacia México sino a los demás países de Latinoamérica y el Caribe pues existen flujos de comercio que no están resistiendo los exorbitantes precios y, lo peor, no se pronostica que la situación mejore en el corto plazo, por lo que mover bienes entre países es cada vez más caro y se puede aprovechar más bien un comercio intrarregional. Para que el movimiento portuario sea más exitoso, México debe mejorar la conectividad hacia el interior del país por sus enormes dimensiones territoriales y la ubicación de las actividades productivas en el altiplano. En vez de invertir en proyectos faraónicos que no aportarán nada a la economía mexicana el gobierno debe plantearse la necesidad de invertir en infraestructura que incremente la competitividad del comercio exterior mexicano.