Los pacientes que van a morir siempre nos enseñan a vivir mejor: Ochoa Carrillo.
El Dr. Francisco Javier Ochoa Carrillo, reconocido médico y especialista en bioética, ofreció una conferencia magistral sobre la "Futilidad de la vida" en el marco del Congreso la Trascendencia del final de la vida.
En su ponencia, el Dr. Ochoa abordó la dualidad entre la obligación médica de curar y la necesidad de respetar la muerte como un proceso natural. Destacó que, en el ejercicio de la medicina, la ética filtra la cotidianidad y obliga moralmente al profesional a implementar medidas terapéuticas orientadas hacia la curación. Sin embargo, resaltó que en muchas ocasiones, el enfoque se centra en prolongar la vida del paciente sin considerar su calidad, lo que ha dado lugar al término "imitación del esfuerzo terapéutico".
En este sentido, subrayó que la sociedad busca permanentemente una muerte digna, lo que se convierte en un anhelo en pacientes con enfermedades terminales. No obstante, señaló que existe una tendencia a ocultar información al paciente y continuar con terapias que en realidad solo prolongan su sufrimiento, debido a la dificultad de hablar abiertamente sobre la muerte y el afán por la inmortalidad humana.
El médico destacó que los profesionales de la salud se enfrentarán a más problemas éticos que técnicos, y enfatizó la importancia de ser cuidadosos en la toma de decisiones, evitando el "empecinamiento terapéutico" que puede llevar a una muerte angustiosa por la aplicación de terapias inútiles.
En este contexto, describió el perfil de un paciente terminal y los factores que predisponen a recibir tratamientos desproporcionados, como la exigencia de la familia o la medicalización del proceso de morir. Asimismo, resaltó las consecuencias negativas de estas prácticas, como el dolor innecesario, la creación de un clima favorable para la eutanasia y la disminución de la confianza hacia los médicos y hospitales.
Para prevenir estas situaciones, el Dr. Carrillo enfatizó la importancia de respetar la autonomía del paciente, brindar información adecuada a él y a la familia, y educar a los futuros médicos en estas cuestiones éticas.
En conclusión, instó a reflexionar sobre la futilidad de la vida y a considerar cuándo es necesario detener el esfuerzo terapéutico para no prolongar un acto médico inhumano. Destacó la importancia de los cuidados paliativos en pacientes terminales y recordó que la muerte es parte inherente de la vida, no un fracaso en la asistencia médica, y que los pacientes que van a morir siempre nos enseñan a vivir mejor.