482 Estudiantes de los Decanatos de Artes y Humanidades y Estudios de Lengua y Cultura reciben Grado Académico.
Este acto simbólico representa el momento en el que la universidad envía el mensaje a la sociedad de que sus egresados están preparados para insertarse en la vida profesional o para quienes terminaron un posgrado, que cuentan con los elementos de especialización o de formación como investigadores que se requieren para emprender una nueva fase más calificada en su trabajo.
Este fue parte del mensaje que el Dr. Juan Martín López Calva, Decano de Artes y Humanidades, brindó a los jóvenes graduados durante la Solemne Ceremonia de Grado.
Destacó que hoy el reto es enorme sobre todo en estos tiempos de crisis global, en los que estamos ante un deterioro ambiental que pone en riesgo la supervivencia en el planeta; ante una profunda crisis económica que tiene a millones de seres humanos excluidos y descartados del desarrollo y de las posibilidades de una vida digna; una crisis política que está cimbrando los cimientos de las democracias y poniendo al mundo frente al riesgo del resurgimiento de regímenes autoritarios, ahora derivados de elecciones democráticas de líderes populistas de todos los signos.
“Una problemática social caracterizada por la fragmentación, la polarización y la violencia; un profundísimo riesgo de salud emocional y mental que se ha agudizado por la pandemia, y finalmente, como resultado y al mismo tiempo como causa de todos estos problemas, una crisis espiritual que tiene a gran parte de la humanidad en una situación de incertidumbre y desmoralización crecientes, derivada de una falta de sentido de vida”, enfatizó el académico.
Advirtió que hoy la sociedad se encuentra ante la falsa profecía del mercado y el consumo que hace creer que la salida al desánimo y la falta de sentido de la vida es el camino del éxito material y la posesión de objetos. Pero deberíamos estar conscientes, de que esta salida falsa produce una insatisfacción que no se sacia nunca, porque nunca es suficiente lo que se puede poseer.
“Estamos también expuestos a la profecía del éxito y la fama individual, que nos hace creer que ser alguien en la vida equivale a tener muchos seguidores y que mide el logro de la vida en likes o comentarios positivos en nuestras redes sociales. Sabemos también que ésta es una falsa profecía que nos sume en una carrera interminable de búsqueda de un reconocimiento que es superficial y fugaz”, subrayó.
Invitó a los graduados a discernir entre estas ofertas de profecías que nos ofrecen salvación ante la crisis global de sentido y a optar por las que aunque sean menos populares, y que impliquen un verdadero compromiso con nuevas formas de vida que se sustenten en la relación armónica con la naturaleza y en la dignidad de todos los seres humanos y que apunten a través de un trabajo cooperativo y solidario hacia la construcción del bien común de la sociedad.
“El criterio más abarcante y definitivo de evaluación del cumplimiento de la misión de la UPAEP, será lo que cada uno de ustedes lleguen a ser y a hacer en la sociedad. Si se asumen como catalizadores del sistema injusto y la cultura del descarte o como víctimas desmoralizadas e imposibilitadas para actuar, el trabajo de todos sus profesores habrá sido en vano. Si, por el contrario, se orientan a ser los profesionales contrapunto que necesita el mundo para transformarse, si trabajan con eficiencia y conciencia para ser los líderes transformadores que construyan el bien común en los contextos en los que les toca vivir, podremos decir que la UPAEP ha cumplido su propósito. Que así sea. El mundo lo necesita, el mundo los necesita”, decretó.
Víctor Manuel López Castañeda del programa de Idiomas, Enseñanza y Diversidad Cultural, destacó que ésta es la primera vez que entra a UPAEP desde hace 635 días. “Tenemos que aceptar que ya no somos ni volveremos a ser quienes se fueron ese 13 de marzo de 2020 con la esperanza de ver de nuevo a sus compañeros al martes siguiente… un martes que se aplazó hasta hoy, y no todos, pues hay a quienes les ha tomado más tiempo y todavía no llegan aquí”.
“Cada persona y generación ha enfrentado y vivido estos tiempos desde su propia trinchera. A nosotros nos tocó terminar la universidad sin despedirnos de nuestros amigos y entrar en un mundo laboral cuando el mundo estaba de cabeza. De por sí terminar tus estudios y entrar a trabajar es un enorme paso en la vida de cualquier persona, y ahora esta situación nos dejó en un limbo al vivir ese vacío de tener profesores y horarios dados por la universidad, y pasar a ser nosotros los responsables de un puesto de trabajo, de procesos empresariales, alumnos, diseños o pacientes. Perdimos una libertad que ya empezábamos a utilizar y que añorábamos llegara”, mencionó López Castañeda.
Invitó a sus compañeros a que cada vez que vean su título recuerden que lo importante no es la hoja, sino lo que significa. “No hagamos, estudiemos y trabajemos por el premio, sino por lo que representa”.
“(...) no necesitamos tener un premio, sino hagámoslo por el simple hecho de poder sonreír sabiendo que hicimos algo bien, que hicimos algo por y para los demás. No les deseo estos premios, pues eso siempre viene en segundo lugar; les deseo una sonrisa cuando vean que su paciente se ha recuperado por un tratamiento que ustedes ingeniaron, que un estudiante consiguió un intercambio por un ensayo que ustedes ayudaron a revisar. Les deseo que sonrían cuando los contraten por el diseño de alguna zona residencial en áreas de difícil acceso o que sonrían cuando publiquen un artículo que mejore la vida de aunque sea una persona”, sostuvo el joven egresado.