En el marco del V Foro Changemarkers in Well-being in Organizational culture, evento virtual organizado por UPAEP, la Dra. Isabel Martinez analizó el impacto que puede tener el optimismo en la vida diaria de las personas.
La Dra. Martínez argumentó que el estudio de una perspectiva positiva de la psicología es relativamente reciente, ya que los estudios tradicionales de ésta principalmente se concentran en estudiar los problemas y patologías que están atormentando a una persona, por lo que la psicología positiva se concentra en buscar que las personas estén en un estado óptimo, o ser optimista.
Mencionó que ser optimista se puede definir como ser propenso a ver o juzgar las cosas en un aspecto favorable, y como objeto de estudio existen el optimismo disposicional y el optimismo basado en los estilos explicativos; ambos buscan definir qué es y cómo se obtiene, esta última basa su explicación en algo que se llama teoría de la atribución causal, la cual determina que nosotros atribuimos una causa a diferentes experiencias lo que nos lleva a denominar un evento malo o bueno.
La ponente señaló que esto nos lleva a ser más o menos optimistas debido a que sentimos que hemos fallado o aprobado por una razón, cargando el peso de responsabilidad sobre una circunstancia sobre la cual no tenemos control la gran mayoría de la veces.
Si bien se puede atribuir el ser optimista a una persona que parece tener menos obstáculos, la realidad es que las personas optimistas simplemente son más analíticas al momento de enfrentar alguna situación, tienden a recordar más los momentos positivos que los negativos, utilizan estrategias de confrontación ante circunstancias complicadas y las aprovechan como un momento de aprendizaje, son proactivas, les gusten los restos, etc.
La Dra. Martínez, indicó que se ha demostrado que el ser optimista afecta de manera positiva en el resultado, es decir las personas optimistas tienden a tener mejores resultados, no porque tengan la situación más fácil simplemente porque solucionan mejor los conflictos.
El optimismo no es esperar siempre lo mejor, es confrontar la realidad tal y como es y trabajar para buscar el mejor resultado posible; contemplando que no siempre tenemos el control de la situación y buscando soluciones siempre adecuadas a la realidad.