-“Recuerdos dañinos y dolorosos. Recuerdos de profundos pesares. Recuerdos de lastimar a otros y ser lastimado. Recuerdos de ser abandonado. Solo quienes tienen esos recuerdos enraizados en el corazón se vuelven más fuertes, fervorosos y emocionalmente flexibles. Y solo ellos pueden alcanzar la felicidad; así que no olvides nada de eso, recuérdalo todo y supéralo”-.
사이코지만괜찮아 (Está bien no estar bien), 2020.
K-Dramas, término utilizado para referirse a las series de televisión provenientes de Corea del Sur; en la actualidad, han ganado una gran popularidad en el mundo gracias a su distribución por medio de plataformas en streaming. Usualmente, no soy el tipo de persona que acostumbra ver este tipo de series; no obstante, quise probar suerte con una, y, para mi sorpresa fue de mi agrado. Así pues, el artículo de esta semana será una reseña sobre el K-Drama llamado Está bien no estar bien.
Está bien no estar bien nos narra la historia de Moon Gang-Tae: Gang-Tae se ha dedicado la mayor parte de su vida a cuidar a su hermano mayor Moon Sang-Tae, quien padece de autismo. En el pasado, Sang-Tae presenció el asesinato de su madre; como consecuencia de este hecho, este par debe de mudarse frecuentemente, pues, Sang-Tae tiene la convicción de que el responsable de la muerte de su madre vendrá por él.
En cada lugar que se instalan, Gang-Tae trabaja como cuidador en pabellones psiquiátricos: por azares del destino, un día conoce a Ko Moon-young, una famosa escritora de libros; se rumorea que ella padece de un trastorno antisocial de la personalidad. Posteriormente de ello, Gang-Tae se va a trabajar al Hospital Psiquiátrico OK en la ciudad de Seongjin (metrópoli ficticia), estando allí Moon-young lo sigue; ha desarrollado una obsesión por él: poco a poco coexiste una reciprocidad entre ambos. Junto a Sang-Tae, emprenden una travesía en dónde sanan sus heridas dejadas por traumas del pasado.
Haciendo de lado la parte romántica, quiero hacer énfasis en los traumas o miedos: estos están presentes en todos los seres humanos. Muchos de nosotros tenemos pavor sobre muchas cosas, puede ser el abandono, rechazo, soledad, fracaso, experiencias traumáticas... etc. Por estos temores, solemos recurrir a poner paredes a nuestro alrededor para evitar el menor daño posible, sin embargo, en vez de que nos beneficie, terminamos en aislamiento o depresión: agravamos las cosas.
Dicho esto, me parece maravillosa la implementación de este tópico en una serie. Nos hace saber la importancia que tiene el sanar nuestras heridas para convertirnos en individuos resilientes, flexibles, además de ser capaces de ver la vida de otra forma, una forma en dónde podremos avanzar al futuro y no quedarnos en el pasado sobrepensando las cosas o buscando culpables.
Recuerda sanar.