La bella durmiente sueña con despertar. En su propio sueño sueña y en su letargo se despierta, o quizás sueña más. Porque se sueña dormida y se sueña despierta. Y son tantos sus sueños que se enreda en ellos.
La bella durmiente está atada de sueños. Sueños verdes y sueños rosas. Y sueños grandes y sueños transparentes y sueños redondos. Tan redondos como el cuadro de la pared.
La bella durmiente se enmaraña entre tantos sueños. Y corre y se tropieza porque los sueños le han atado los tobillos. Y vuela y no puede volar porque no tiene alas. Sólo tiene sueños.
Sopla y los sueños se van. Huyen.
La bella durmiente, entre tantos sueños, no sabe si ya despertó o si está dormida. Quizá, todo sólo ha sido un sueño.