“En un agujero en el suelo vivía un hobbit. No un agujero húmedo, sucio, repugnante, con restos de gusano y olor a fango, ni tampoco un agujero seco, desnudo y arenoso, sin nada en que sentarse o comer: era un agujero-hobbit, y eso significa comodidad”- R. R Tolkien (1892 – 1973).
La Tierra Media o Endor: un lugar en dónde lo irreal se vuelve realidad. Elfos: seres dotados de belleza, individuos inmortales brindadores de erudiciones que pueden presenciar el progreso de la humanidad a través del paso de los años. Mortales en constantes disputas o guerras los unos con otros guiados por la codicia, el reconocimiento; todo ello tiene la finalidad de expandir sus territorios. Señores enanos dedicados a la minería, además de la extracción de piedras preciosas únicas; se caracterizan por sus largas barbas, su obsesión con el alcohol y la comida. Hobbits viviendo en casas establecidas en las colinas de Hobbiton rodeados de aire puro, calma, tabaco, felicidad. Magos veladores por restablecer el orden dentro del continente. Orcos como fruto de elfos mutantes, trabajadores del mal. El ojo que todo lo ve ubicado en Mordor… La historia de este territorio dio un giro radical con la llegada de los anillos de poder: tres fueron entregados a los reyes elfos, siete para los señores enanos, nueve para los mortales y uno para el antagonista de esta cronología: El Señor Oscuro, Sauron; con la aparición de éste aro forjado en el volcán Orodruin en la tierra de Mordor, la autoridad de toda la zona recaía en él, destinando a todo el mundo a vivir en las tinieblas. Posteriormente de este hecho, los demás portadores de las sortijas se percataron de ello; juntos llegaron a la conclusión de aliar fuerzas para cambiar este destino lleno de sangre: una guerra se desató. Gracias a los esfuerzos dentro de la batalla, el mortal Isildur consiguió arrebatarle el anillo único cortándole el dedo en dónde Sauron lo usaba. Para evitar conflictos bélicos en un futuro, se debía destruir éste en el lugar dónde nació; los interiores del volcán. Sin embargo, Isildur se dejó llevar por la codicia y avaricia incrustada dentro de la argolla haciéndolo alterar su veredicto; el anillo siguió sobreviviendo. Pasando los años el aro fue cambiando de portador hasta llegar a las manos de un hobbit llamado Bilbo Bolsón, que después cedió el mismo a su sobrino Frodo Bolsón; la tranquilidad en la vida de Frodo cambió de la noche a la mañana con ese acontecimiento, pues, nunca imaginó el aventurarse en una travesía llena de sacrificios, miedos, incertidumbres, riesgos y compañía para destruir el anillo único. ¿Lo logrará? Para ello te aconsejo leer la trilogía de libros; o, si no eres de leer, puedes observar la triada de las películas.
Éste escenario tan bien detallado fue producto de la imaginación del escritor sudafricano-británico John Ronald Reuel Tolkien, o mejor conocido como J. R. R. Tolkien; el señor Tolkien fue alguien a quién podríamos aplicar la frase “un estuche de monerías”, pues, además de ser un novelista, fue un poeta, filólogo, lingüista y catedrático en la Universidad de Oxford y Leeds. Hoy conoceremos un poco su historia, además de los idiomas artificiales de su autoría que podremos encontrar en sus novelas más célebres.
La Tierra Media: inicio del continente.
Desde temprana edad Tolkien presentó interés y admiración en las lenguas debido a que su madre mostraba un gran apego a la etimología; como consecuencia de estas acciones empezó a cultivarse en los idiomas latín, el francés y el alemán. A continuación, en el colegio aprendió el griego, inglés medio-antiguo, nórdico antiguo y el gótico. En adición a ello, tenía conocimientos previos del ruso, sueco, danés, noruego, holandés. Las lenguas por las que sentía una mayor inclinación fueron el noruego, además del finlandés; hablas en las cuales se inspiró para crear los idiomas élficos.
Un vicio secreto.
Como bien se mencionó anteriormente, desde infante Tolkien estudió varios argots. Debido a la fascinación que él tenía por los mismos y la imaginación presentada en estos lapsos de tiempo en los niños, se dedicaba la mayor parte del tiempo a crear nuevos sonidos e idiomas basándose en estructuras o fonética de otros; gracias a estas combinaciones creó el lenguaje animálico, nevbosh, naffarin y quenya (por mencionar algunas). Conforme fue creciendo pensó que probablemente este pasatiempo desaparecería, sin embargo, fue todo lo contrario; creo varios lenguajes, de los cuales algunos quedarían plasmados en sus novelas “El Hobbit” y “El señor de los Anillos”; mientras que otros se perdieron en las llamas del fuego luego del fallecimiento de su esposa. A ciencia cierta, no se sabe cuántas expresiones logró crear.
Lenguas artificiales.
Con el afán de traer a la vida sus hablas, Tolkien concibió en su mente un escenario lleno de fantasía, aventuras, misterio; desarrolladas en un contexto semejante al de los Alpes suizos; como fruto de esto, usó papel y tinta para engendrar “El Hobbit y “El Señor de los Anillos”. Dicho esto, se dio a la tarea de inventar personajes que conversaran en estos idiomas. Sus lenguas se caracterizaban por ser autoconscientes y convincentes, puesto que dentro de la trama de los susodichos escritos se documentaban las bases y transformación de las mismas dentro de este universo ficticio; asimismo, estos argots perduraron como consecuencia de que Tolkien se encargó de envolver a sus lectores en un entorno de ficción literaria. Para ser honestos, nunca se imaginó despertar la curiosidad o fascinación de su audiencia, pues, solo lo hacía por pura satisfacción personal.
Por otro lado, Tolkien elaboraba sus lenguajes enfatizando las relaciones históricas, cambios fonéticos, fonológicos, gramaticales o léxicos de cada una. No solo establece distinciones entre ellas; a la par resalta las reciprocidades fundando una clase de árbol genealógico en sus lenguas artificiales. Al momento de explicar su articulación, Tolkien retomaba el esquema de representación del parentesco de idiomas del siglo XX; por medio de, mostraba la evolución histórica de sus hablas, asimismo, permitía representar algunas germanías élficas que no lograron desarrollarse tanto como el quenya o el sindarin.
Experimentación lingüística en el siglo XX.
Durante las primeras décadas del siglo XX ocurrió una revolución en la filología: se empezó la experimentación lingüística por diversas razones; por una parte, podemos encontrar la construcción de las lenguas a posteriori con la finalidad de favorecer la comunicación entre las naciones. Por la otra, prevalecían las investigaciones comparativas sobre las lenguas indoeuropeas (terminología utilizada en la lingüística para aludir a los idiomas que hoy día se hablan desde la India hasta Europa con características comunes o diferentes entre sí). Dentro de este contexto, varios gramáticos se inclinaron por el movimiento de instaurar lenguas auxiliares, formando propuestas para el boceto de LIA (Lengua Internacional Auxiliar): no obstante, con base a este acontecimiento surgieron dos posturas; a favor y en contra. Hubo riñas entre los lingüistas sobre la implementación de las LIA.
Mientras todo esto pasaba… ¿Qué papel desempeñó Tolkien? Dentro de este ambiente lleno de disputas; Tolkien se dedicó a incrementar sus estudios sobre lenguajes antiguos y continuó con la realización de sus bosquejos lingüísticos. Debido a su conocimiento de ambas áreas optó por una postura intermedia. En cambio, Tolkien tenía la concepción de que la creación lingüística era todo un arte; el cual lo bautizó como “Arte Nuevo” o “Nuevo Juego”; este le brindaba regocijo personal y privado sin la necesidad de una concurrencia.
Como bien se pudo leer en este artículo, el nombre J. R. R. Tolkien va más allá de solo ser el autor de “El Hobbit” o “El señor de los Anillos”. Tolkien fue una mente maestra en el área de la filología; asimismo, es considerado como el “padre de la literatura fantástica”. Y recuerden, - “lo que Bilbo Bolsón más odia”-.
Bibliografía:
Sadurní, J. (septiembre 2, 2019). J. R. R Tolkien, el creador de la Tierra Media. marzo 4, 2022, de Historia National Geographic. Sitio web: https://historia.nationalgeographic.com.es/a/j-r-r-tolkien-creador-tierra-media_14586
Gándara, L. (2020). Las lenguas inventadas de J. R. R. Tolkien. marzo 4, 2022, de Universidad Autónoma de Barcelona. Sitio web: https://raco.cat/index.php/Elies/article/view/369910/463647
Iwasaki, F. (julio 27, 2020). Tolkien inventó hasta 15 idiomas para construir su universo de fantasía. marzo 4, 2022, de El País. Sitio web: https://elpais.com/elpais/2019/07/25/eps/1564060787_654481.html#:~:text=Sin%20embargo%2C%20nadie%20como%20Tolkien,n%C3%B3rdico%20primitivo%20y%20dialectos%20escandinavos.