La casa donde nació mi madre
14/10/2022
Autor: Noé Blancas

 

 

Alas de la Memoria es un espacio de creación literaria de la Facultad de Humanidades a cargo del profesor Noé Blancas.

 

 

Ha caído la casa donde nació mi madre.

Más de medio siglo, quizá un siglo, estuvo

al final de la calle o al principio,

de pie, junto a un blanco pozo de agua

que cavó mi abuelo Filiberto, y compartía

con cada pariente en San Juan Mina.

 

Y yo, que no he tenido casa nunca,

sé que también se ha derrumbado

parte del tronco que antes de mí existe.

 

Mas mi madre no llora. No maldice

la creciente que derribó la casa

donde nació. Quizá en el fondo sabe

que ahora su casa está junto a mi padre,

que le edificó en su corazón una vivienda

digna, y en ella se llenan sus recuerdos

de luz y de sabores que el mundo desconoce;

de olores que en su mesa se adivinan,

donde la salsa y el pan y las pepitas

de calabaza doradas no se agotan.

 

Se fue mi abuelo File al campo un día:

 —¿A dónde vas, don File?

—Al bajial, a hacer adobe,

pues quiero hacer mi casa.

 

Y otro día se fue al Cerro del Águila

y trajo el maderamen. Y mi abuela

Victoria surtía su guanchipo

de gorditas de manteca y de judío.

 

Y, cantando, y también emborrachándose

de contento,

él, junto a los vecinos, construyeron una casa.

 

Ahí nació mi padrino Soledad,

también tío Pedro,

que murió en un pleito –fue el primero

que aquí lo velaron.

Y nació también el tío Martín.

Luego mi madre.

Y la tía Chema,

y la tía Florentina, que es maestra;

y Raymunda, que no dejaba nunca de reír,

y que murió hace poco, en la pandemia.

Y Alejandrita,

que se murió chiquita,

cuando la espantó el chivo.

 

Y muchos años después, aquí también

mi abuela Victoria, rodeada de sus nietos,

murió. Y también aquí en el corredor la velaron.

 

Y también aquí lo velaron a mi abuelo

Filiberto, que murió una madrugada,

en su cama, como los hombres buenos.

 

Hoy ha caído la casa donde nació mi madre.

Su parota, no obstante, a medio patio

sigue de pie, de verde y olorosa,

erguida, como abuela que fue un día nieta alegre.