"Día de muertos": en los previos días se ha estado conversando y estableciendo diálogo en torno a esta celebración mexicana. Dicho esto, ya se ha analizado el significado e importancia de esta tradición para la población mexicana, además de sus orígenes.
Así pues, esta semana le toca el turno a aquel brote de un color mezclado entre tonalidades naranjas-amarillas con una vivacidad y olor característico: el cempasúchil.
En la actualidad se puede saber a qué familia pertenece la misma, además de sus propiedades medicinales (usada para tratar tos, fiebre, problemas digestivos, padecimientos de la piel…, etc.). Sin embargo; otrora, cuando nuestros antepasados no podían explicar el origen o las razones de las cosas, tendían a aclarar las mismas por medio de leyendas o mitos. Así pues, hoy sabremos cuál es el relato que envuelve al cempasúchil.
Nuestro mito transcurre en el México prehispánico: conocemos la historia de Xóchitl y Huitzilin; estos entablaron una bonita amistad desde la infancia, conforme transcurrió el tiempo, su cariño floreció y se convirtió en amor, como producto de ello, ambos se casaron; todo era color de rosa, la felicidad de estar unidos era su pan de cada día. No obstante, todo cambió para ellos cuando Huitzilin tuvo que partir a la guerra. Xóchitl le prometió que ella lo estaría esperando para retomar su vida cotidiana llena de dicha.
Días después, la desgracia y tristeza se apoderó de Xóchitl cuándo a su puerta tocó un soldado portando un traje ceremonial (usado para hacer honor a los perecidos en la guerra). No era de esperarse que trajera consigo buenas noticias; le informó a ella la trágica noticia… Huitzilin había muerto en el campo de batalla. Llena de dolor y pena, corrió hacía un monte elevado para platicar con Tonatiuh, el Dios Sol.
Posteriormente de escuchar tal trágica y desgarradora crónica, Tonatiuh le concedió a Xóchitl una visita. Ante tal hecho, Xóchitl le imploró a esta deidad el volver ver a su prometido: esta divinidad accedió, así pues, para cumplir su palabra, convirtió a Xóchitl en una flor que presentaba luminosidad en las noches. Por meses, la mujer-flor se mantuvo sin brotar o emitir luz hasta que una noche un colibrí se posó sobre su tallo debilitado.
Cuando este suceso tomó lugar, Xóchitl reconoció aquel tacto suave: era Huitzilin, llegó hasta ella por su esencia. A la par, en ese mismo instante el campo floreció y se tiñó de un fulgor naranja; cientos de brotes nacieron de la tierra generando un resplandor nunca antes visto. Pasando los años, esta flor empezó a ser llamada como cempohualxochitl: la flor de 20 pétalos.
Con base a lo anterior, se puede comprender que la coloración amarilla-naranja simboliza al sol; gracias a esto, es que hoy día se hace uso de este capullo en la celebración de "Día de muertos", pues, así como Hutzilin pudo ser capaz de regresar a su amada, las almas de nuestros seres queridos serán guiados por el aroma y vivacidad de la misma para volver a estar con nosotros una noche más.
Bibliografía:
Fischer, A. (2021, 16 octubre). Flor de cempasúchil: la trágica leyenda sobre su origen. Muy Interesante. Recuperado 5 de noviembre de 2022, de https://www.muyinteresante.com.mx/historia/flor-de-cempasuchil-leyenda-prehispanica-flor-de-los-muertos/