Alas de la Memoria es un espacio de creación literaria de la Facultad de Humanidades a cargo del profesor Noé Blancas.
Su vida se resumía en trece epitafios mal cuidados:
- Bendiga Dios a esta mujer que en vida siempre obró de buena fe.
- Descanse en paz quien en vida nunca derramó mal alguno.
- Quien aquí descansa en la gloria esté.
- Siempre te recordaremos ya que tú no nos olvidarás.
- El descanso eterno ya se encuentra en la cuenca de tus ojos.
- Tuviste que dejarnos, espéranos, no tardaremos en ir.
- Vi salir a tu alma, no te volví a ver.
- Sit tibi terra levis.
- La felicidad eterna ya te acompaña.
- Fallecida el 25 de Diciembre de 1938.
- Que sea la gloria partícipe de este hombre.
- Bendice este sepulcro de quien te honró.
- Dios bendiga este lecho.
Su vida inventó trece epitafios nunca escritos:
- Se comparte habitación, unas vistas para morirse.
- Aquí abajo no está el infierno, tan solo el metro.
- Llamar antes de entrar, gente durmiendo.
- Cuidado con el perro, el puñetero seguro que muerde hasta muerto.
- ¿Cuándo amanece? Bueno, esperemos a oír el despertador…
- ¡Eh! ¡Sí, tú! ¿Me cambias el sitio un ratito?
- Toda la desgracia la dejé ahí arriba, me sobreviviste.
- Paciente usando una nueva terapia para adelgazar.
- Su amor fue tan fuerte y tan inútil que me dejó en los huesos.
- Me llevé lo más valioso conmigo: la combinación de la caja fuerte.
- ¿Quién crees que eres para mirarme por encima de hombro?
- Protégeme de estos muertos, creo que son masones y clasistas.
- El secreto de la vida eterna está escrito en mi tatuaje (Fallecido en 1978).
Su vida imaginó trece epitafios presa de la emoción:
- Tu hija lleva tu nombre, sus ojos nunca vieron tu sonrisa y mi corazón está enterrado contigo.
- Siempre te quise decir esto: la culpa fue mía y el amor de todos.
- No me hables de morirte, nunca podrás huir de mi cariño.
- Fuimos jóvenes, y envejeceré sola conservando tu amistad.
- Me criaste, y en ley de vida no te olvidarán tus nietos; te honraré, papá.
- Eras soñador, y no has dejado de entrar en los míos.
- Lo más duro fue vivir sin ti, morir sabemos todos.
- Diste a luz y perdiste la vida, y ahora nuestro amor tiene dos meses.
- No me quisiste llevar contigo, pero iré en tu busca tarde o temprano.
- Siempre me recordabas la brevedad de la vida, y tú no aprendiste esa lección.
- Recuerdas aquellas palabras... no dejaré de amarte, aunque me cueste la vida.
- Solo lloré dos veces con el alma: al conocerte y al verte morir.
- No te despediste y me enfadé; cuando viaje a ese mundo quiero verte en la estación.
Así es la vida: un mundo de epitafios que, por el momento, te queda lejano. Mientras tanto, disfruta de la vida, y que la proximidad a la muerte de la que has gozado se quede tan solo en cinco minutos de literatura.