El Colegio Cardenalicio asumirá el gobierno temporal de la Santa Sede y organizará el cónclave en la Capilla Sixtina para elegir al nuevo pontífice, mientras los fieles mantienen jornadas de oración por el futuro de la Iglesia
La Iglesia Católica vive un momento de profunda reflexión tras las exequias de Su Santidad el Papa Francisco, celebradas en una emotiva ceremonia en la Plaza de San Pedro. Miles de fieles, autoridades religiosas y representantes del mundo se congregaron para despedir al pontífice argentino, cuya labor marcó una época de renovación, diálogo y cercanía con los más necesitados.
Durante las exequias celebradas el pasado 26 de abril en la plaza de San Pedro, El Cardenal Giovanni Battista Re, Decano del Colegio Cardenalicio, señaló que a pesar de su fragilidad y sufrimiento últimos, el Papa Francisco eligió recorrer este camino de entrega hasta el último día de su vida terrena. “Fue un Papa en medio de la gente, con el corazón abierto a todos. Fue también un Papa atento a lo nuevo que surgía en la sociedad y a lo que el Espíritu Santo suscitaba en la Iglesia (…) el Papa Francisco compartía verdaderamente las angustias, los sufrimientos y las esperanzas de nuestro tiempo de globalización, y se entregaba en reconfortar y animar con un mensaje capaz de llegar al corazón de las personas de manera directa e inmediata. Su carisma de acogida y escucha, unido a un modo de comportarse propio de la sensibilidad actual, tocó los corazones, buscando despertar las energías morales y espirituales”.
Con la solemne celebración de las exequias del Papa Francisco, concluye una etapa y se abre un periodo crucial para la Iglesia católica: la sede vacante. Este proceso, establecido por las normas canónicas, implica que el gobierno ordinario de la Iglesia queda suspendido temporalmente hasta la elección de un nuevo pontífice.
A partir de la declaratoria oficial de sede vacante, el Colegio Cardenalicio asume la responsabilidad de administrar los asuntos ordinarios de la Santa Sede y de preparar el cónclave; la asamblea de cardenales que deberá reunirse para elegir al próximo Papa. Según las disposiciones actuales, los cardenales electores —aquellos menores de 80 años— a partir del próximo 7 de mayo, iniciarán las sesiones de votación en la Capilla Sixtina.
Durante este interregno, el camarlengo de la Santa Iglesia Romana, encargado de gestionar la transición, liderará las reuniones de los cardenales y supervisará las funciones administrativas más urgentes. Mientras tanto, se espera que los fieles de todo el mundo mantengan jornadas de oración y reflexión, pidiendo por la guía del Espíritu Santo en este momento decisivo para el futuro de la Iglesia.
El próximo cónclave será observado de cerca tanto por católicos como por analistas internacionales, dado el legado de Francisco como un Papa reformista y cercano a los desafíos contemporáneos. Entre las expectativas principales se encuentran el perfil del nuevo sucesor de Pedro, las tendencias regionales entre los cardenales y los posibles caminos de continuidad o cambio que podría adoptar el futuro pontífice.
Con la mirada puesta en Roma, el mundo católico permanece a la espera de la tradicional fumata blanca, símbolo de que un nuevo Papa ha sido elegido, y con él, el inicio de un nuevo capítulo en la historia de la Iglesia.