El mundo católico se prepara para una elección histórica que podría consolidar la transformación global de la Iglesia impulsada por el pontificado de Francisco. El nuevo Papa, cualquiera que sea, recibirá no solo una herencia espiritual, sino también un mapa cardenalicio más diverso y representativo del mundo actual.
En un hecho sin precedentes para la Iglesia católica, el próximo 7 de mayo comenzará el cónclave más internacional, numeroso y geopolíticamente diverso en la historia del Vaticano, que tendrá como objetivo elegir al sucesor del Papa Francisco. Así lo destacó Andrés Beltramo Álvarez, Director General de Promoción y Comunicación Estratégica de la UPAEP y reconocido especialista en temas del Vaticano.
Beltramo subrayó que este cónclave marcará un antes y un después, no solo por la magnitud del número de cardenales electores —un total de entre 133 y 134—, sino también por el nuevo equilibrio geográfico que se ha establecido a lo largo del pontificado del Papa Francisco.
El Papa Francisco ha modificado radicalmente la distribución geográfica de los cardenales electores. Si bien en 2013 el cónclave que lo eligió contó con 115 cardenales, de los cuales la mayoría eran europeos, hoy la realidad es distinta: 82 cardenales provienen de fuera de Europa y 52 de dicho continente.
“Se ha terminado con el eurocentrismo que históricamente dominó a la Iglesia en sus decisiones. Hoy, América, Asia y África tienen una participación mayor y significativa. África, por ejemplo, pasó de tener 11 cardenales en 2013 a 18; Asia y Oceanía sumaban 11, hoy son 27”, detalló Andrés Beltramo.
En América, la cifra también ha crecido. Mientras en 2013 eran 33 cardenales, hoy son 37, incluyendo representantes de América Latina, Central y del Norte. Esta reconfiguración cardenalicia es resultado de los 10 consistorios celebrados durante el pontificado de Francisco, quien ha nombrado a 108 de los cardenales electores actuales, lo que representa casi el 80% del total.
En este cónclave participarán cardenales procedentes de países que nunca antes habían tenido representación en este tipo de procesos, como Haití, Argelia, Burkina Faso, Sudán del Sur, Papúa Nueva Guinea, Mongolia, Timor Oriental, Sri Lanka, entre otros. “Estamos ante un cónclave que representa verdaderamente la universalidad de la Iglesia católica”, destacó el experto.
Los países con más cardenales electores serán Italia (17), Estados Unidos (10), Brasil (7), Francia (5), India (5) y España (5). A pesar de estos números, el peso específico se ha distribuido mucho más hacia otras regiones del mundo, particularmente las que experimentan crecimiento del número de fieles, como Asia y África.
Uno de los temas que ha generado polémica en días recientes es la exclusión del cardenal italiano Giovanni Angelo Becciu, quien ha decidido no participar en el cónclave “por el bien de la Iglesia”, tras haber sido condenado en primera instancia por malversación de fondos. Aunque en su momento alegó haber reconciliado su situación con el Papa, finalmente no estará presente en la Capilla Sixtina.
A ello se suma la confirmación de que el cardenal emérito de Valencia, Antonio Cañizares, tampoco asistirá, lo que deja en 134 el número de cardenales con derecho a voto. Queda pendiente la confirmación de un cardenal de Bosnia-Herzegovina cuya salud podría impedirle participar.
De los 134 cardenales, solo cinco participaron en los últimos tres cónclaves (2005, 2013 y este próximo de 2025). La edad promedio es de 70 años y muchos de los nuevos cardenales apenas llevan meses en su cargo. De hecho, 20 fueron nombrados cardenales el pasado 7 de diciembre de 2024, con solo 4 meses y 22 días de antigüedad al momento del cónclave.
Este elemento añade una dinámica particular: muchos de estos cardenales se están conociendo por primera vez y deberán construir vínculos y comprender las reglas del proceso en tiempo récord.
El cónclave comenzará oficialmente el 7 de mayo por la mañana con la tradicional misa Pro Eligendo Papa en la Basílica de San Pedro, que será presidida por el cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio. En esa ceremonia se darán las pautas espirituales para la elección del nuevo pontífice, en lo que se espera sea un proceso complejo, pero profundamente simbólico para el futuro de la Iglesia.
“Las preocupaciones que se pondrán sobre la mesa ya no serán las típicas de la curia romana, sino aquellas que reflejan los contextos de una Iglesia viva y en crecimiento fuera de Europa. Esa será la clave de este cónclave”, concluyó Beltramo Álvarez.
Con estos antecedentes, el mundo católico se prepara para una elección histórica que podría consolidar la transformación global de la Iglesia impulsada por el pontificado de Francisco. El nuevo Papa, cualquiera que sea, recibirá no solo una herencia espiritual, sino también un mapa cardenalicio más diverso y representativo del mundo actual.
Andrés Beltramo explicó que el procedimiento está regido por la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis, promulgada por San Juan Pablo II en 1996 y posteriormente modificada por los papas Benedicto XVI y Francisco. Este documento establece que para que un cardenal sea electo Papa, debe alcanzar al menos dos terceras partes de los votos del Colegio Cardenalicio. “Si hay 134 cardenales electores, se requieren 89 votos para que haya elección válida”, apuntó el académico.
Detalló también los horarios estimados de las fumatas —la señal de humo que anuncia si hubo o no elección—: “Por ejemplo, si la primera votación da positivo, podríamos ver la fumata blanca alrededor de las 5:30 o 6:00 p.m. hora de Roma. Pero si no hay elección, se procederá a una segunda votación, y en ese caso la señal podría salir hacia las 7:30 p.m”.
Durante el encuentro con la prensa, que fue interrumpido momentáneamente por el Simulacro Nacional de Sismo, Andrés Beltramo resolvió diversas dudas de los periodistas, entre ellas la duración posible del cónclave. “No hay un límite mínimo ni máximo, pero sí una dinámica prevista: se hacen hasta cuatro votaciones por día durante tres días, luego se deja un día libre para reflexión y diálogo, y se reinicia el ciclo”, dijo.
Aunque la historia moderna sugiere que este proceso no se extiende más allá de unos días —los últimos ocho cónclaves no superaron los cinco días—, el experto aclaró que en teoría podría durar más. “En los siglos pasados hubo cónclaves de hasta 36 meses, aunque eso ya no es factible hoy”.
La atención también se centró en la posibilidad de que un cardenal mexicano pudiera ser elegido. Si bien no se descartó por completo, el académico explicó que “hay factores geográficos, pastorales y geopolíticos que influyen en la elección. No es una votación nacionalista, sino global”.
“Predecir un Papa hoy es prácticamente imposible”, subrayó el especialista, pero destacó algunas figuras que han llamado la atención dentro y fuera del Vaticano. Una de ellas es el cardenal Pierbattista Pizzaballa, patriarca latino de Jerusalén. Franciscano, italiano y con 60 años de edad, este cardenal ha ganado relevancia por un gesto que captó la atención internacional: durante el conflicto en Gaza, se ofreció como moneda de cambio para liberar a rehenes judíos secuestrados por terroristas en la Franja. “Ese gesto marcó profundamente su perfil pastoral y humano, y lo ha puesto en la mira como una figura de consenso”, explicó Beltramo Álvarez.
Otros cardenales que han tenido presencia en los debates recientes son Timothy Dolan (Estados Unidos), Gerhard Müller (Alemania), Raymond Burke (EE. UU.) y Robert Sarah (Guinea). Sin embargo, señaló el experto, sus líneas más conservadoras podrían no tener los votos suficientes para ser electos, aunque podrían bloquear candidaturas y empujar hacia un perfil más conciliador.
Desde Juan Pablo II, los Papas también dirigen un breve mensaje al pueblo reunido, además de impartir la bendición apostólica. Finalmente, unos días después, se celebra la misa de inicio de pontificado, marcando el inicio formal del nuevo liderazgo espiritual para más de mil millones de católicos en el mundo.
Finalmente, reiteró que la elección de un nuevo Papa es un momento de profundo discernimiento espiritual más que político. “Los cardenales se encierran no solo con sus ideas, sino con su fe. Buscan elegir al hombre que pueda responder mejor a los desafíos actuales de la Iglesia”.