Oscar Trujillo, una leyenda viva de la UPAEP
21/10/2021
Autor: Eduardo Tolentino Villalobos
Foto: Misraim Álvarez Bolaños

Desde 1996 inició su travesía como colaborador en UPAEP, lo que le ha valido para conocer a la Institución desde diferentes facetas.

Oscar Trujillo Villafañe, actual Director de Infraestructura y Operaciones, se sumó a la familia UPAEP en 1996, año en que empezó a dar clases de Matemáticas a nivel bachillerato en el plantel de Huamantla, Tlaxcala y el cual tuvo la oportunidad de dirigir años después. Asimismo, fue director de la Secundaria y regresó a Puebla en agosto de 1999 para impartir clases en el área de Matemáticas a nivel licenciatura.

Ya en el Campus Central, en 2001, es invitado a trabajar como Jefe de Promoción Cultural, área en la que tuvo la oportunidad de impulsar grupos artísticos y culturales, así como espacios adecuados para la promoción de la cultura dentro de la institución, tal fue el caso del Centro Cultural UPAEP, la Compañía de Teatro, la Tuna infantil, el GMU, entre otros.

Posteriormente, gracias a sus habilidades en la administración, llega al Departamento de Ciencias de la Salud, área en la que confiesa, aprendió muchos procesos administrativos que desconocía como el rediseño curricular, procesos de acreditación, certificaciones, entre otros.

Y finalmente llega a la Dirección de Apoyos Académicos para administrar espacios como: Laboratorios, Biblioteca, Sala de Maestros; y después absorber el área de operaciones, Centro de Vinculación y las clínicas UPAEP, debido a los cambios organizacionales dentro de la misma Institución.

A 25 años de servicio en UPAEP, asegura sentirse satisfecho por el aprendizaje que han representado las distintas áreas ya que le ha permitido conocer la universidad con mayor profundidad; y en su actual posición, entender de mejor manera a los usuarios finales: profesores y estudiantes.

“Me siento muy satisfecho, me ha permitido conocer la vida universitaria y etapas distintas de la propia universidad. El restaurante, la cafetería, aprendes mucho, desde jitomates hasta borregos y cuestiones médicas; libros, bases de datos, procesos académicos, a estructurar horarios, conocer sobre pagos, rediseños curriculares, la parte cultural, y bueno qué decir de las prepas... Me tocó egresar a la primera generación y fue aprender sobre procesos de titulación, establecer alianzas con la SEP, con el gobierno. Sí entiendo lo que es la Universidad”, destacó.

 

 

De todas las áreas en que se ha desarrollado, ¿Cuál le ha dado mayor satisfacción?

Yo creo que todas, pues siempre he pensado que si no estás en un trabajo que te guste, no logras crecer ni ser feliz. Todas estas etapas han sido muy importantes para mí. Sin embargo, considero que la más satisfactoria ha sido la docencia. Siempre me ha llamado la atención la labor docente, por lo que hasta el día de hoy continúo dando clases, especialmente de Matemáticas. Es una de las actividades que me han otorgado grandes aprendizajes y beneficios. Encuentro mucha felicidad en la docencia junto con la administración, que son las facultades que he desempeñado en mayor manera en los últimos años. De igual forma, es muy importante cambiar de entorno constantemente, innovando, aprendiendo y haciendo frente a nuevos retos. Es por esto que la respuesta a esta pregunta cambia dependiendo del momento, se adapta a las circunstancias que uno como individuo está viviendo.

¿Cómo ha sentido estos 25 años de servicio en la universidad?

Han sido increíblemente enriquecedores. Existen muchos trabajos que en lugar de hacerte crecer como persona, te alejan más de la felicidad, te impiden llevar una vida íntegra y cercana a Dios. Sin embargo, mis años en la universidad han sido completamente diferentes, pues es una profesión abundante en valores y oportunidades de crecimiento. Tener un trabajo que se alinee con tus convicciones y moralidad es una de las experiencias más increíbles y edificantes que pueda existir, y es a lo que todos nosotros debemos o deberíamos aspirar.

¿A qué retos se ha tenido que enfrentar?

He experimentado bastantes situaciones a lo largo de los años. Por ejemplo, durante mi tiempo como docente, uno de los retos más grandes fue egresar a mi primera generación, pues al ser una escuela nueva en un Estado diferente, necesitas conocer los protocolos y establecer las relaciones necesarias para llevar a cabo estos procesos adecuadamente. Esto se hace más fácil con el tiempo. Por otra parte, durante mi estancia como Director de Promoción Cultural, el reto mayor fue crear realmente ese impulso y vivencia en la universidad. En aquella época había un vacío muy grande que debía llenarse, por lo que la creación de diversos cursos y talleres culturales era de suma importancia. 

De igual manera, en la parte de Ciencias de la Salud, los temas administrativos tenían un enorme impacto en la institución. Siempre era vital tener todo en orden para garantizar que las cosas se implementaran de la manera correcta; esto significaba prestar mucha atención a los diferentes laboratorios y clínicas, a los profesores y estudiantes.

Quizá lo más importante en la parte de infraestructura fue el gran crecimiento que se ha presentado en los últimos 9 años, del cual afortunadamente he sido parte. Me llena de mucha satisfacción ver cómo la universidad poco a poco se ha ido expandiendo.

Fuera del contexto de la universidad, ¿cuáles son algunos de sus hobbies o pasatiempos favoritos?

Me apasiona mucho el básquetbol, de hecho, lo he practicado desde mis tiempos en la universidad, participando incluso en los torneos que se han realizado a lo largo de los años. El cine en familia también nos ha llamado mucho la atención, situación que se ha complicado un poco ahora en tiempos de pandemia. De vez en cuando me gusta realizar algunas lecturas y practicar otros deportes de conjunto.

¿Qué le ha hecho permanecer por más de 25 años en la universidad?

Al entrar a la universidad me encuentro con un ambiente muy sano, estable y empático. La comunidad está tan llena de valores e integridad que inmediatamente sentí esa compatibilidad con mi familia, proyecto de vida y sobre todo conmigo mismo. Ningún año es igual a otro, siempre se presenta la oportunidad de crecer y hacer las cosas de la mejor manera posible.

Personal o profesionalmente, ¿qué ha aprendido a lo largo de estos años?

Cada día es una oportunidad de aprender, pero de manera concreta he aprendido cómo la familia es sumamente importante. La familia y el trabajo no son vidas separadas, conviven y son una misma cosa. Es vital encontrar esta compatibilidad y estabilidad para poder tener una vida plena en armonía. También, a nivel institucional, esta noble labor de la universidad de formar líderes no solamente son palabras, sino que realmente se presenta una transformación notable. Formar a una persona con valores, principios y herramientas es algo necesario y trascendental en el proceso de construir una sociedad íntegra y disruptiva.