La estudiante Ana Paola Delgado Tallabs de la licenciatura en Gobierno y Políticas Públicas, comparte su experiencia como misionera.
Si tuviera que describir en una sola palabra todo lo que implicó ir de misiones sería “gracia”, ya que sin Él pocas cosas serían posibles. El dejarse enamorar por Dios ha sido la más grande de todas mis aventuras y la mejor decisión que alguien podría tomar.
Ésta no comenzó cuando llegué a Nairobi, Kenia, ni cuando me fui de ahí, sino desde el primer momento en el que tomé la decisión de postularme para ser parte de la segunda generación de este proyecto, lo que implicó todo un proceso de discernimiento y crecimiento personal, ya que en diversas ocasiones Dios nos invitó a salir de nuestra zona de confort en muchos sentidos, desde el ámbito académico hasta el personal o incluso el espiritual, dándonos como resultado una experiencia única e inigualable.
Durante todo este proceso su voz ha sido la de un sutil y constante “te amo” para el corazón y que también, a su vez, ha implicado una confianza total en Él (como la que tenemos todos en nuestro a día a día para con Dios). Recuerdo el momento en el que se publicaron los resultados, fue una completa emoción por saber que ahora, junto con varios amigos, seríamos parte de ese sí tan firme que se puede dar para seguirlo a donde quiera que te llame.
Posterior a este, se vino una serie de actividades e inigualables momentos, desde las diversas ventas que realizamos en la universidad para poder apoyar a la tierra de misión a dónde llegaríamos o la constante formación que recibíamos como misioneros; hasta las misiones de Semana Santa en la Sierra Tarahumara en Chihuahua. Todos y cada una de estos momentos nos prepararon de forma integral para llegar a ese anhelo llamado Kenia.
Our Lady of Guadalupe Parish se encuentra ubicado en el área de Adams Arcade de Nairobi (la capital de Kenia). Hecha para que en cualquier espacio puedas llegar a la oración, una capilla de adoración perpetua que te lleva a la paz y llena de áreas verdes y de las incansables risas y gritos de los niños son algunas de las características que te llegan a acoger en este lugar.
Durante 50 años la incesante labor de los sacerdotes de los Misioneros de Guadalupe la ha caracterizado por cobijar a cualquiera que lo necesite. Hoy por hoy tiene alrededor de 56 grupos parroquiales activos, desde ministros extraordinarios de la comunión, catequesis, grupos de niños, coros de jóvenes y adultos con voces extraordinarias y mi favorito: las Jumuias. Este último es el sentido vivo de lo que es ser y hacer iglesia, ya que son grupos de aproximadamente 25 a 30 personas que forman parte de la parroquia o capillas pertenecientes los cuales se reúnen semanalmente para rezar, leer el evangelio y conocerse desde la cotidianeidad.
Cada Jumuia está encomendada a un santo y se comprende de un coordinador, subcoordinador, secretario, subsecretario, tesorero y los demás integrantes. Durante mi estancia allá, tuve la oportunidad de conocer la más reciente de todas, encomendada a San Andrés Chong, y también una de las más antiguas. En ambas pude apreciar la riqueza de las comunidades llenas de un ferviente amor por Dios, las cuales lograban plasmar la alegría de vivir la fe en compañía de otras personas, que finalmente se convierten en familia. Y de igual forma, pude ver plasmado en ellos el valor de caminar juntos y de crecer como comunidad.
Así mismo, mi equipo y yo tuvimos la oportunidad de conocer las capillas pertenecientes a la parroquia, un internado de chicas de entre 16 a 18 años con una alegría inigualable y con un gran ánimo por los estudios. Pudimos convivir con “The Charity Brothers” la rama varonil de las Hermas de la Caridad fundado por Santa Teresa de Calcuta.
Otro pilar fundamental en esta experiencia fue haber tenido la oportunidad de convivir con los sacerdotes que se encuentran en Kenia, ya que cada uno nos contagió la alegría de la fe y de su ferviente espíritu misionero; nos enseñaron el sentido real de entregarse a una comunidad, de dar la vida por el otro; la alegría de la cotidianeidad y muchas formas en las que Dios te llega a sorprender de un modo tan sutil e inesperado, pero sobre todo, nos acogieron a cada uno de nosotros como si fuésemos familia, como un abrazo tan cálido y amoroso de Dios.
Las palabras son interminables y las líneas tan cortas para plasmar todas las experiencias que viví allá, pero sin duda alguna, ésta ha sido una grata trayectoria que enriqueció mi vida personal y profesional. Ha sido una pequeña parte del sí que le dado a Él en este llamado, sin embargo, no necesariamente tienes que irte a una misión internacional para seguirlo, a cada uno nos llama de diversas formas en contextos distintos, solo basta con estar atentos y disponer nuestro corazón, ya que Él nos tiene pensado ese lugar tan especial para nosotros y te garantizo que jamás te arrepentirás.
“Pídele a Jesús que venga por tú corazón. Es lo que ama hacer, de hecho, es la razón por la cual vino” -Cautivante.