Luciana Cuan, estudiante de Psicología, comparte su experiencia en la University of Regina, Canadá.
Tener una experiencia internacional no solo amplía el panorama académico, sino que también fortalece el crecimiento personal. Luciana Cuan Rivera, estudiante de la Licenciatura en Psicología en UPAEP, vivió una experiencia transformadora al realizar un intercambio en la Universidad de Regina, en Canadá, apoyada por diversas becas que hicieron posible su viaje.
Becas que abren puertas
Gracias a su excelencia académica y a su participación en actividades artísticas, Luciana obtuvo cinco becas que facilitaron su movilidad internacional. Además de contar con la Beca Académica de Excelencia y una beca por su desempeño en teatro en el CREA, fue beneficiaria de la beca ELAP, otorgada por el gobierno de Canadá, así como de una beca de movilidad que cubrió gastos de alimentación y transporte. También recibió un apoyo complementario por parte de FEMSAC, lo que le permitió minimizar significativamente los costos de su intercambio.
Para quienes buscan vivir una experiencia similar, Luciana recomienda iniciar el proceso con al menos un año de anticipación, investigar todas las opciones de becas disponibles y apoyarse en la Oficina de Intercambios de UPAEP. "Aplicar a todas las becas posibles hace la diferencia, porque irse de intercambio representa un gasto grande, pero con financiamiento adecuado es mucho más accesible", destacó.
Una vivencia enriquecedora
Durante su estancia en Canadá, Luciana no solo cursó materias relacionadas con su carrera, sino que también tuvo la oportunidad de tomar clases de teatro, ampliando así su formación integral. Además, participó activamente en eventos culturales como la "Noche Internacional" de la Universidad de Regina, donde ganó un concurso de canto interpretando "Mi buen amor" de Mon Laferte, luciendo un vestuario de Catrina.
Más allá de lo académico, una de las experiencias más valiosas para ella fue la convivencia con personas de distintas nacionalidades. "Conocí amigos de Brasil, Corea, Kazajistán, Turquía y muchos mexicanos. Esas amistades me acompañaron en todos los altibajos del intercambio y son lo que más valoro de esta experiencia", afirmó.
Crecimiento personal y profesional
Adaptarse a un clima extremo, con temperaturas de hasta -30 grados, y enfrentarse a un sistema educativo diferente fueron algunos de los desafíos que Luciana superó. "Fue un proceso de crecimiento. Aprendí a organizarme mejor, a gestionar mis propios trámites y a valorar aún más mi cultura", comentó.
Para quienes aún dudan sobre realizar un intercambio, Luciana enfatiza que existen oportunidades para hacerlo sin que represente una carga económica imposible. "Hay muchas becas y apoyos disponibles. Si tienen la oportunidad, vayan. Es una experiencia que cambia la vida".