Darina Polikarkova, especialista de la HSE University, ofreció una Master Class sobre el cine ruso contemporáneo a través del análisis de Frau (2023), una película que refleja la visión femenina y las nuevas tendencias del cine de autor en Rusia.
Frau, una película que refleja con claridad muchas de las tendencias más significativas del cine ruso contemporáneo, fue el eje de la Master Class impartida por la Mtra. Darina Polikarkova. Proveniente de la HSE University de Moscú y participante del programa UPAEP Global Summer, Polikarkova es especialista en cine contemporáneo y conferencista habitual en la Casa del Cine de Moscú.
La sesión comenzó con una breve presentación de la maestra, quien anunció que próximamente impartirá otra clase magistral centrada en su trayectoria profesional. Sin embargo, aclaró que el objetivo de esta sesión era analizar la evolución del cine ruso contemporáneo a través del filme Frau (2023), dirigido por Lyubov Mulmenko, considerada una de las voces más representativas del cine de autor femenino en Rusia.
Durante la charla, Polikarkova explicó que el cine ruso ha vivido una transformación silenciosa pero profunda en las últimas décadas. Desde la censura soviética hasta la exploración de realidades locales y voces femeninas, la cinematografía rusa actual combina elementos que desafían tanto lo político como lo comercial.
En ese sentido, señaló que la elección de Frau no fue casual. La película, ganadora del premio a Mejor Escritura en el Festival Nacional de Cine Mayak —el galardón más importante del cine ruso—, ofrece una mirada íntima y cotidiana a la experiencia femenina, alejada de discursos ideológicos y centrada en las emociones y realidades sociales de las mujeres.
La maestra también habló sobre la directora del filme, Lyubov Mulmenko, quien se considera guionista antes que directora y cuya obra se caracteriza por representar experiencias femeninas desde perspectivas sutiles y profundas. Frau se convierte así en una ventana a la vida urbana y personal en Rusia, alejada de estereotipos y construcciones patriarcales tradicionales.
Posteriormente, Polikarkova hizo un recorrido por la historia del cine ruso, desde la era soviética —cuando el cine era una herramienta política controlada por el Estado y surgieron figuras como Serguéi Eisenstein y Andréi Tarkovski— hasta el colapso de la URSS, que trajo una sensación de libertad acompañada de nuevos retos: “Después del colapso, resultó que el mercado puede controlar el cine incluso más que el gobierno”, señaló. La década de los noventa fue un periodo de crisis, con baja producción debido a la falta de financiamiento y estructuras.
Sin embargo, a partir del año 2000, surgió un nuevo impulso institucional. La aparición de jóvenes cineastas con propuestas innovadoras dio lugar a lo que se ha considerado una nueva “edad de oro” del cine ruso contemporáneo. Este renacimiento se ha visto acompañado de apoyos gubernamentales, festivales especializados y escuelas cinematográficas que han dado cabida a voces diversas, entre ellas una creciente presencia femenina.
La maestra también profundizó en el uso del realismo y el lenguaje visual como características del cine de autor ruso actual. “No hablamos de efectos especiales ni de producciones brillantes. Hablamos de la vida cotidiana tal como es”, explicó, señalando que películas como Frau retratan con fidelidad detalles sencillos como apartamentos, calles y comportamientos comunes. Este enfoque se vincula con el movimiento conocido como The New Quiet Director, caracterizado por el uso de cámara fija, iluminación natural y actores no profesionales, en busca de una experiencia honesta y emocionalmente auténtica.
Aun así, subrayó que el realismo no está reñido con la creatividad visual: muchos cineastas incorporan elementos fantásticos o grotescos como herramientas poéticas que enriquecen la experiencia estética.
Polikarkova destacó también el creciente interés del cine ruso por retratar realidades regionales. “Rusia es un país vasto y culturalmente diverso”, comentó, y su cine comienza a reflejar esa pluralidad no solo desde los grandes centros urbanos como Moscú o San Petersburgo, sino desde regiones como el Cáucaso, Siberia o la República de Sahara. Un ejemplo es la productora local Sahara Film, que —aunque trabaja en idioma ruso— mantiene una identidad visual y narrativa propia. “Los paisajes, las formas de hablar, los rostros, todo cambia. Es otra Rusia”, enfatizó.
La maestra abordó también el auge del cine femenino en Rusia. Una de las transformaciones más notables del cine ruso actual es la prominencia de mujeres detrás de las cámaras. Aunque no existen fondos o apoyos específicos para cineastas mujeres, muchas han logrado reconocimiento nacional e internacional. “La mayoría de los debuts destacados recientes son de mujeres”, comentó Polikarkova, subrayando que se trata de una expresión genuina de talento y autenticidad. Frau es un claro ejemplo: escrita y dirigida por una mujer, con un enfoque narrativo profundamente humano y emocional.
En cuanto a la representación del pasado soviético, señaló que aunque en Frau este no está presente explícitamente, sigue siendo un tema recurrente en el cine ruso contemporáneo, ya sea desde la nostalgia, la crítica o la reconstrucción simbólica. “Como ocurre en México con temas como la Revolución o la Independencia, la experiencia soviética sigue generando obras literarias y cinematográficas”, explicó.
La presentación concluyó con una invitación a ver Frau con una mente abierta y mirada crítica, entendiendo el filme no solo como una obra artística, sino como un espejo del presente ruso. Al finalizar la proyección, se abrió un espacio de diálogo entre la maestra y los asistentes, quienes pudieron compartir preguntas y comentarios sobre la película.