La Comunidad Universitaria fue testigo de cómo programas como Una Apuesta de Futuro cambia realidades y cumple sueños.
El pasado 14 de noviembre, la Sala Francisco de Vitoria UPAEP se llenó de una energía distinta, una que habla de entrega, de fe en el prójimo: un amor que no se queda en palabras, sino que se manifiesta en acciones. UPAEP, fiel a su misión, celebró el Día de la Filantropía, apostando a un futuro más justo y solidario.
“La educación no solo forma profesionales; forma corazones dispuestos a dar”, fueron las palabras de Jaira Sofía García Gómez al dar inicio el foro “Corazones que transforman” en el marco del Día de la Filantropía celebrado en UPAEP, y no pude evitar pensar: cuán cierto es que el conocimiento se vuelve luz cuando sirve a otros. A veces olvidamos que lo que une a los hombres y mujeres es ese deseo de construir juntos algo que perdure y que haga bien al hermano que está a nuestro lado.
Voces de Superación: Lecciones de Fe y Valentía
En este evento, se escucharon testimonios que no dejaron a nadie indiferente, que incluso conmovieron a algunos de los asistentes. Yamileth Vázquez Ocotlán, estudiante de Relaciones Internacionales, de origen náhuatl, se levantó y habló con orgullo sobre su compromiso con su comunidad. “Quiero ser un ejemplo para futuras generaciones”.
María Julia Ballesteros Fernández, egresada de este programa, compartió una historia que es difícil de escuchar, pero poderosa. Ella creció con la creencia impuesta de que las mujeres no debían aspirar a más que a ser esposas y madres. Pero, con un corazón lleno de sueños, trabajó junto a su padre en Estados Unidos durante seis años para cambiar su destino. “Lo que haces marca la diferencia”, dijo. Y es cierto. Lo que hacemos, debe ser algo que dé vida, que cure heridas.
Hugo Romero Aguas, uno de los beneficiarios del programa, compartió su experiencia de crecimiento en un ambiente donde las oportunidades eran escasas. “Nunca imaginé que tendría la oportunidad de estudiar en una universidad”, confesó. “La ayuda que recibí no solo me permitió seguir adelante, sino que me dio una nueva visión del futuro, una en la que soy capaz de soñar y de alcanzar esos sueños”. Sus palabras fueron recibidas con un fuerte aplauso, reflejando la esperanza que nace cuando alguien cree en ti.
Yahir Morelos Cuetzal, estudiante de Contaduría y Alta Dirección, usó tres palabras para resumir su mensaje: Capacidad, Confianza y Familia. Dijo algo que resonó profundamente: no basta con querer, sino con estar rodeado de amor y apoyo, como una casa construida sobre roca firme. En cada historia, hay un eco de lucha, pero también de gracia, de ese milagro que ocurre cuando alguien te extiende la mano.
María Martina Cano Domingo, otra becaria, habló sobre el impacto que Una Apuesta de Futuro tuvo en su vida. “Es un programa que te cambia la forma de ver el mundo, que te da herramientas para creer en ti mismo”, aseguró con emoción. María Martina destacó cómo su paso por UPAEP la ayudó a no solo completar sus estudios, sino a comprometerse con su comunidad y devolver lo que recibió. “Los sueños se cumplen cuando hay manos que te sostienen”, concluyó, visiblemente emocionada.
Una Universidad Comprometida con la Transformación
UPAEP más que educar; quiere sanar las heridas de este mundo, equilibrando desigualdades y ayudando a que cada talento florezca. Con hechos, no solo palabras. Después de todo, el camino a la transformación empieza con un sí al compromiso por el otro.
El evento cerró con el testimonio de Jesús Ernesto Lucas Murrieta, fisioterapeuta egresado de UPAEP, quien agradeció a quienes creyeron en él. Recordó con una sonrisa que el éxito es un viaje compartido, no un logro solitario. Sus palabras fueron como una bendición final: una prueba de que, con fe y apoyo, el mundo se vuelve más bondadoso.
Más que un Evento: Una Invitación a Vivir en el Amor
Y así, el Día de la Filantropía UPAEP no fue solo un evento más, sino un recordatorio de que el voluntariado y el compromiso social son actos de amor. Grandes corazones se unieron, compartieron historias de resiliencia, y nos recordaron que el mundo cambia cuando decidimos servir con alegría. Porque, al final, no se trata de ser los más ricos o los más fuertes, sino de construir juntos. Eso es lo que importa, lo que deja huella.