Amor constante
29/10/2021
Autor: Karla Sosa Marín

 

“Es un soñado bien, un mal presente

es un breve descanso muy cansado”

 

Si tuviera una máquina del tiempo y pudiera viajar a cualquier periodo, encontraría que cada uno es diferente del otro, las tradiciones cambiarían, la forma de vestir, probablemente lo que se considera “bueno” o “malo”. Sin embargo, también podríamos observar que hay factores constantes, como un sistema de orden, cosmovisión, incluso arte. Hablando específicamente de  poesía, también hay temas que se presentan continuamente; como el amor e incluso en nuestras creaciones actuales sigue constante ¿cómo algo tan intangible ha inspirado a tantas personas en la historia del mundo? Escrito por Francisco de Quevedo y considerado uno de los mejores sonetos de nuestra literatura “amor constante más allá de la muerte” nos invita a reflexionar en la trascendencia del concepto y por ende a la significación del mismo (1648): 

 

Cerrar podrá mis ojos la postrera

sombra que me llevare el blanco día,

y podrá desatar esta alma mía.

hora a su afán ansioso lisonjera;

 

mas no, de esotra parte, en la ribera,

dejará la memoria, en donde ardía:

nadar sabe mi llama la agua fría,

y perder el respeto a ley severa.

 

Alma a quien todo un dios prisión ha sido,

venas que humor a tanto fuego han dado,

medulas que han gloriosamente ardido,

 

su cuerpo dejará, no su cuidado;

serán ceniza, mas tendrá sentido;

polvo serán, mas polvo enamorado. (Citado por Suárez, 2009, p. 287).

 

La obra refiere del amor como sentimiento eterno, en un inicio sobresale cómo la muerte es algo inevitable, el segundo verso hace una referencia clásica al río Estige que en la mitología griega trata del límite entre la tierra y el inframundo, por lo que en este caso: “Nadar sabe mi llama la agua fría, y perder el respeto a ley severa”, significa que sin importar que la muerte se lo lleve, seguirá amando. Esto queda más claro con la última estrofa “polvo serán, mas polvo enamorado”.

 

Que el tema central sea el amor del considerado mejor soneto de nuestra literatura, me parece que es una pequeña muestra sobre la constancia de este concepto. Cabe recalcar que también abarca la inmortalidad del mismo y si lo analizamos, la muerte constituye algo natural en la vida ¿entonces el amor también es parte de nuestra naturaleza humana?

 

Erich Fromm asegura que el amor es una potencialidad humana, eso significa que surge de manera natural, es decir, desinteresadamente y esta podría ser una razón por la cual, una persona del siglo XXI que vive en un mundo indiferente y donde el estigma: “tengo que ganar algo a cambio” se vive todos los días, no está acostumbrada a escuchar un “te amo” en tan poco tiempo o que alguien le importe pueda parecer debilidad. Esto es visible en lo que consumimos normalmente, películas infantiles, en “Hércules” cuando Hades describe a Megara como su “talón de aquiles”, en canciones donde aseguran que “el amor duele”, etc.

 

Si comparamos este soneto con nuestra definición contemporánea, probablemente parecería que se ha devaluado, en la actualidad más personas conocerían la frase “love sucks” (el amor apesta) que “polvo enamorado” estrofa final del poema. Aunque, también se debe tomar en cuenta el contexto de cada tiempo, los valores no eran los mismos en el barroco que los actuales, desde roles sociales hasta los sistemas de organización. En nuestro caso, al enfrentarnos con una realidad tan superficial y consumista, el amor se podría comparar a escoger un producto en el supermercado, es decir, ver a la persona como un medio de satisfacción propia.

 

Al ser un concepto abstracto, me hace reflexionar si en la actualidad realmente conocemos el amor o si alguien de otro tiempo pudo experimentarlo, posiblemente no obtenga respuesta racional a mi pregunta, sin embargo, es tiempo de cuestionar los estándares y sugestiones que tenemos sobre este. Si algo tengo por seguro es que se trata de un tema persistente en nuestras formas de expresión y a pesar de que las razones por las cuales amamos han cambiado o las formas en que lo hacemos, su esencia permanece inmortal como asegura Francisco de Quevedo en su poema.

 

Referencias:

 

Suárez Miramón, A. (2009). Literatura, Arte y Pensamiento: Textos del Siglo de Oro. Madrid: Editorial universitaria Ramón Areces.

 

Moreno López, S. S. (2016). La condición humana según Erich Fromm. 

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