Las Voces de Ingenierías: La Calidad de las Decisiones en las Organizaciones
15/10/2021
Autor: Dr. Juan Carlos Pérez García
Foto: Escuela de Planeación Estratégica y Dirección de Tecnología

En el contexto del Proceso Decisional resalta que el tomador de decisiones reconoce que puede realizar una elección consciente, es decir, entiende el impacto de hacerlo. Por ejemplo, de 10,000 decisiones que se toman, sólo 1000 son dignos de reflexión cuidadosa, y sólo 40 de estas se hacen por medio de pensamiento sistemático. Particularmente, en 30 se utilizan conceptos cualitativos de la toma de decisiones para establecer los problemas, objetivos y alternativas, mientras que el análisis cuantitativo se emplea en sólo 10. De estas últimas, cuatro se resuelven por modelos que describen las consecuencias, y seis se resuelven mediante el uso de los conceptos cuantitativos. Dependiendo de las circunstancias, la estrategia anterior puede ser insuficiente. Es decir, de las mismas 1,000 decisiones importantes, al menos 200 deberían resolverse con un análisis parcial de decisiones, mientras que 750 deberían resolverse por el pensamiento claro del análisis de decisiones y en 50 se debería de emplear un análisis formal y profundo de decisiones. Lo último debería ocurrir en aquellas de suma importancia.

Entre las ventajas del análisis formal destaca el permitir evitar errores que no son visibles en una primera inspección. Desafortunadamente, una elección puede parecer aceptable y sin embargo tener fallas serias de análisis. Lo anterior se debe a un planteamiento equivocado del problema, no considerar objetivos correctos, y/o falta de creatividad en las alternativas. Aunado a lo anterior, el tomador de decisiones puede cerrar los ojos a la incertidumbre, contar con datos e información que no son confiables y, al mismo tiempo, no tener una visión suficiente para analizar el problema en su conjunto.

Aprender a realizar distinciones especializadas de Análisis de Decisiones permite identificar características desapercibidas a personas que no lo conocen en forma sistemática. Entonces, la distinción más importante en el proceso decisional es identificar entre una buena decisión y un buen resultado. Los buenos resultados son lo que deseamos, mientras que las buenas decisiones son lo que podemos hacer para maximizar la probabilidad de tener buenos resultados. Dada la incertidumbre inevitable en el mundo, una buena decisión puede a veces tener un mal resultado; es decir, una buena decisión no necesariamente proporciona un buen resultado.

Cabe destacar que varias de las decisiones importantes son tomadas sin conocer exactamente qué pasará en el futuro; es decir, se desconoce que pasará a partir de una decisión tomada hoy. Como a menudo es difícil establecer una relación causal entre los resultados de un análisis de decisión y los resultados a largo plazo, varios autores sugieren evaluar la calidad del proceso de decisión, en lugar de la calidad de los resultados. A pesar de la insistencia en centrarse en los procesos de toma de decisiones, no se cuenta con evidencia de alguna investigación que evalúe sistemáticamente diferentes enfoques para medir la eficacia del análisis de decisiones.