San Lucas Evangelista
20/10/2025
Autor: Dr. Herminio S. de la Barquera y A.
Cargo: Profesor Investigador Escuela de Relaciones Internacionales

Este sábado 18 de octubre se conmemora la festividad de un personaje muy peculiar: el evangelista Lucas, a quien, además, se le atribuye haber escrito los “Hechos de los Apóstoles”, lo que lo convierte en una figura importante en la tradición cristiana. A San Lucas se le recuerda en las iglesias ortodoxa, católica, armenia, luterana y anglicana el 18 de octubre. Las iglesias ortodoxas también celebran el 4 de enero y el 22 de abril como festividades adicionales; la Iglesia armenia lo celebra también el 9 de abril y la Iglesia copta el 19 de octubre. Por su parte, la iglesia ortodoxa etíope lo celebra el 19 de octubre y los sirios ortodoxos el 20 de mayo, el 2 de junio y el 18 de octubre.

El autor del Tercer Evangelio y de los Hechos de los Apóstoles se caracteriza por un enfoque particular en la justicia social, la compasión por los pobres y marginados y un énfasis en la misericordia de Dios, evidente, entre otras cosas, en las parábolas del buen samaritano y del hijo pródigo. Lucas subraya la dimensión social de la misión de Cristo y muestra cómo el mensaje de Jesús proclama la emancipación de los pobres y oprimidos. Su Evangelio contiene una muy detallada historia de la Navidad, además de que presenta el texto que después se haría célebre en la música occidental como himno de María: el “Magníficat”. Tanto el Evangelio como la Historia de los Apóstoles se consideran como textos complementarios, pues son la descripción del mensaje de Jesús y una historia de la Iglesia primigenia, es decir, la que surge inmediatamente después de los acontecimientos que narran los evangelios.

Se cree que fue originario de Antioquía, hoy Antakya en Turquía, aunque no se tiene una certeza total. Posiblemente falleció alrededor del año 80 en la Beocia, hoy Tebas, en Grecia, aunque otras fuentes señalan a la región de Bitinia, en la actual Turquía, e incluso en Acaya (Grecia). Como fuere, parece que Lucas era entonces lo que podemos nombrar un “cristiano gentil”, es decir, no de origen judío. La tradición quiere que fuese médico de profesión, pues en Colosenses 4:14 se habla de un Lucas, médico, que acompañó a Pablo en sus viajes. Aunque hay dudas acerca de que se trata del mismo personaje (el evangelista y el médico acompañante del apóstol), la tradición ha sido más fuerte que los reparos y se impuso la idea de que se trata de la misma persona.

En el siglo II también se le conoce como jurista; vivió en Beocia, pero no se sabe nada sobre su conversión al cristianismo. Lucas, dice la leyenda, se unió a Pablo en Troas (Alejandría, pero la de Turquía, no la de Egipto), cuyas ruinas se encuentran hoy cerca de Dalyan, y lo siguió como compañero y fiel amigo en su segundo y tercer viaje, en el viaje a Roma y durante su encarcelamiento allí (Filemón 24; 2 Timoteo 4:11).

La conexión de Lucas con la profesión médica se remonta a la mención en Col 4:14, mientras que la relación de San Lucas con los pintores se basa en la tradición de algunos escritores de la Iglesia primitiva, según la cual el santo pintó una imagen de la Virgen María con el Niño Jesús a petición de sus compañeros cristianos, razón por la cual se le considera el primer iconógrafo. De ahí que algunas representaciones iconográficas lo muestren pintando esta imagen.

En este contexto, el historiador médico y del arte Klaus Bergdolt señaló la afiliación común de la pintura, las artes visuales (vitrales, bordados, encuadernados, tapices, etc.) y la medicina a las artes mecánicas o manuales (techne), por lo que, en la Edad Media, los pintores y los cirujanos pertenecían al mismo gremio.

El autor del Evangelio de Lucas y los Hechos de los Apóstoles afirmó no haber sido testigo ocular de Jesús (Lucas 1:3) y, al parecer, no provenía de Palestina, ya que tenía un conocimiento muy limitado de la región (como podemos ver, por ejemplo, en Lucas 4:44). Era un hombre culto, residente en una ciudad que escribía en griego, probablemente en una ciudad de los territorios evangelizados por Pablo. Algunos autores sostienen que era judío o que estaba vinculado de alguna manera a la sinagoga, como lo demuestra su familiaridad con el Antiguo Testamento y con el culto judío. El Evangelio data ciertamente de los años posteriores al 70 d. C.; los Hechos de los Apóstoles fueron redactados después (Hechos 1:1), ya que el autor conoció de la conquista romana de Jerusalén y de la destrucción del Templo en el año 70 d. C. (como leemos en Lucas 19:43-44).

Desde el siglo II, este Lucas ha sido considerado el autor del Evangelio del mismo nombre y de los Hechos de los Apóstoles, como podemos leer, por ejemplo, en las obras de Ireneo de Lyon. Hoy en día, se considera generalmente que escribió dichos textos entre los años 70 y 80. Por eso es que la identificación del autor de estos escritos con el Lucas mencionado como compañero de San Pablo es altamente improbable para algunos autores, pues los textos no datan de Roma y son posteriores a la muerte del apóstol, que quizá haya acaecido en los primeros años de la década de los años 60. Además, las diferencias teológicas y factuales entre las obras de Lucas y Pablo prácticamente descartan cualquier identificación: la obra lucana carece de la interpretación de la muerte de Jesús como una muerte expiatoria (cfr. Lc 22:19; Hch 20:28) y carece de la justificación por la fe central de Pablo (cfr. Hch 13:38).

Además, nunca se menciona a Pablo como apóstol, aunque él lo enfatizaba mucho. Existen contradicciones significativas en los Hechos de los Apóstoles con las afirmaciones que Pablo hace en sus propias cartas sobre su obra, por ejemplo, en la descripción del importante Concilio Apostólico en Jerusalén (Hechos 15:6-29 versus Gálatas 2:2-10). Dado que las cartas a los Colosenses y a Timoteo en realidad no son de Pablo, no pueden considerarse como evidencia. Por otro lado, ni el Evangelio ni los Hechos de los Apóstoles hacen referencia alguna a Lucas como autor. La tradición de que Lucas fue el traductor de la Epístola de Pablo a los Hebreos también es insostenible, además de que la carta en sí tampoco fue escrita por Pablo.

Sin embargo, aunque las ciencias hagiográficas hayan avanzado muchísimo y arrojen cada vez más luz sobre los orígenes de estos escritos bíblicos, la tradición formada durante siglos se ha impuesto en la iconografía, en las creencias y en las costumbres, por lo que San Lucas, sin duda alguna, se ha considerado y se ha establecido desde hace muchísimos siglos como el patrono por excelencia de los médicos.

Los atributos que caracterizan a San Lucas son, en primerísimo lugar, como símbolo del espíritu de sacrificio en Jesús, un toro (o buey), a veces alado; también podemos encontrar artefactos utilizados por los médicos o una pintura de la Virgen María. San Lucas es patrón de diversas ciudades europeas, como Boloña y Padua (en donde se encuentra la mayor parte de sus restos); es patrono de los médicos, cirujanos, enfermos, orfebres, pintores, vidrieros, escultores, encuadernadores, carniceros, es protector del arte cristiano en general y, entre los pastores, vale como protector del ganado.