1973, el año que marcó el surgimiento de una nueva opción educativa en Puebla
La violencia ejercida por los grupos fraccionarios de los carolinos se llegó a trasladar incluso hacia la población civil, de ahí vale la pena retomar un extracto del libro Autonomía Universitaria Génesis de la UPAEP que dicta lo siguiente:
El 13 de octubre de 1972, fiesta de Nuestra Señora de Fátima, dos jóvenes católicos –Luis Alejandro García y Jesús Hernández– estaban en el mercado La Victoria fijando unos volantes que invitaban a rezar el Rosario, cuando fueron capturados por un grupo de «universitarios» que los condujeron al edificio Carolino. Ahí se les sometió a una larga tortura golpeándolos y pateándolos; cuando perdían el conocimiento les echaban agua y continuaban golpeándolos; les apagaban cigarros en las manos y en las axilas. Posteriormente les rociaron los pies con pólvora y les prendieron fuego.
Uno de los verdugos dijo a otro: –Hombre, a lo mejor ni son fúas–, a lo que el otro contestó: –No, no son fúas, pero son católicos en última instancia–. Entonces en la espalda les rociaron pólvora en forma de cruz, y le prendieron fuego. En la madrugada decidieron deshacerse de ellos e ir a arrojar los cuerpos atados y desnudos al lago de Valsequillo, y los subieron a la camioneta de la Universidad que usaba el hijo de Rivera Terrazas. Ya en la carretera que conduce al lago, repentinamente cambiaron de decisión y en lugar de ir a echarlos al lago, prefirieron arrojar los cuerpos en una barranca cercana a la carretera, barranca que estaba ubicada en unos terrenos que pertenecían a un rancho significativamente llamado El Rosario, y a poca distancia de una gruta dedicada a Nuestra Señora de Fátima.
En medio de gran dolor y tras mucho esfuerzo, Alejandro García pudo desatarse y arrastrándose logró llegar hasta la casa de unos campesinos, quienes caritativamente los atendieron y dieron aviso a las autoridades; finalmente en una ambulancia los trasladaron a un hospital. Estos hechos de barbarie, de crueldad despiadada y de odio anticatólico, eran resultado de la «reforma universitaria» que había convertido a la universidad en una institución «crítica, democrática y popular».
Eran unas manifestaciones continuas todos los días en contra de esta barbarie que se estaba presentando. Incluso Puebla, durante varias semanas estuvo en estado de sitio: el ejército patrullando las calles y los comercios cerrando a las 5 de la tarde. De 1961 a 1973, los muchachos al igual que los maestros no abandonaron la Universidad con la esperanza de reconquistarla. Hasta que llegó el momento que la situación era insostenible. Las confrontación que empezaron a golpes llegaron a balazos, hubo muertos, hubo heridos. Varios de los de la universidad –la UPAEP– y los fundadores alumnos tienen heridas de impacto de bala”, desveló el Ing. José Antonio Quintana.
Este cúmulo de sucesos llevaron al entonces Gobernador Bautista O´farril a buscar el respaldo de la ciudadanía para hacer frente al movimiento estudiantil y lleva a cabo una marcha el 18 de octubre de 1972, a la cual asistieron 50 mil poblanos que exigen al gobierno el cese al subsidio que entregaba a la Universidad para la vida académica y que era malversado en la agitación y subversión del orden social.
Consecuencia de ello se forma el Comité Coordinador Permanente de la Ciudadanía del Estado de Puebla presidido por Gerardo Pellico Agüeros e integrado por las siguientes personalidades: Arq. Francisco Javier del Castillo Guerrero; Don Abelardo Sánchez Gutiérrez; Ing. Ricardo Villa Escalera; Ing. Francisco Sánchez Díaz de Rivera; Ing. Eduardo García Suárez; Lic. José Antonio Arrubarrena Aragón; Arq. Javier Torres Leyva; Arq. José Antonio Tovía Arrioja; Ing. Urbano Ponce Osorio; Ing. Vicente Pacheco Cevallos; Lic. José
Antonio Pérez Rivero; Don Santiago Bárcena Arriola; Don Rafael Taboada Marín; Ing. Carlos Villar Ibarra; Dr. Francisco Casas Sánchez; Ing. Rogelio Ojeda Alanís; Don Alfonso Sobero Fernández; Don Juan García Pineda; Ing. Enrique Estrada Cuesta; Ing. Antonio
Elízaga y Ruiz Godoy; Don Eduardo Vigíl Escalera; Dr. Ángel Zerón Rojas; y C. P. Juan Aurelio Vigíl Avalos.
Este comité reconoció la imposibilidad de que la juventud poblana pudiera realizar sus estudios superiores sin tener que emigrar a otras ciudades y llega a la conclusión que es imperante la creación de una nueva universidad que rescatara la auténtica misión universitaria, marcando así el nacimiento de la UPAEP.