Aprende cómo las prácticas sostenibles de Filipinas están revolucionando el consumo consciente y cómo podemos implementar estas estrategias en nuestra vida diaria en México.
Por Jonna C. Baquillas Profesora e Investigadora del Global Summer UPAEP 2025
Durante una reciente conferencia universitaria titulada “Drivers & Mechanisms of Sustainable Consumption”, se abordó un tema urgente y necesario: cómo vivir de manera más sustentable en medio de un mundo marcado por el consumo acelerado y la cultura del desecho. A través de experiencias locales en Filipinas, la ponente mostró cómo pequeñas acciones colectivas pueden inspirar grandes transformaciones ambientales.
“Muchas veces creemos que la sostenibilidad es un lujo, cuando en realidad puede comenzar con gestos sencillos”, afirmó Jonna C. Baquillas, investigadora filipina especializada en marketing y consumo responsable. También destacó que la clave está en repensar la manera en que compramos, usamos y desechamos los productos que forman parte de nuestra vida cotidiana.
🌿 Filipinas: sostenibilidad desde lo comunitario
Uno de los grandes aportes de la conferencia fue mostrar cómo Filipinas ha construido una cultura de consumo más consciente, especialmente en contextos urbanos y comunitarios. En muchas regiones del país asiático, las prácticas sostenibles no son una tendencia, sino una necesidad que ha derivado en soluciones ingeniosas y accesibles:
- Tiendas de barrio sostenibles: Los tradicionales sari-sari stores promueven el consumo local y de cercanía, lo que reduce la huella de carbono y fomenta la economía circular.
- Compras por “tingi” (al menudeo): Aunque implican empaques pequeños, estas compras reflejan una lógica de consumo medido y sin desperdicio.
- Tiendas de recarga (refill) y productos a granel: Cada vez más populares en ciudades filipinas, permiten al consumidor llevar sus propios envases para rellenar productos básicos como arroz, jabón o aceite.
- Ecodiseño artesanal: Marcas locales reutilizan materiales naturales como cáscaras de coco, bambú o telas recicladas para fabricar productos reutilizables, como bolsas, cosméticos y utensilios.
“Lo que más me llamó la atención de Filipinas fue cómo la conciencia ambiental se construye desde lo cotidiano y lo comunitario”, comentó un estudiante asistente al evento. “No se trata de consumir más verde, sino de consumir menos y con más sentido”.
💡 ¿Qué puede aprender México de esto?
La conferencia no se quedó en la teoría. También se reflexionó sobre cómo estas prácticas pueden adaptarse a contextos mexicanos, donde existen tradiciones similares como los mercados locales, el trueque comunitario o el uso de materiales naturales en la vida diaria. Se propuso, por ejemplo, revitalizar los tianguis como espacios de comercio responsable o promover puntos de recarga de productos en las universidades.
Además, se subrayó la importancia de educar al consumidor desde temprana edad y dentro de las instituciones de educación superior, impulsando campañas permanentes que combinen acción, cultura y comunidad.
📢 Un llamado a la acción
El mensaje final fue claro: no es necesario esperar grandes reformas para actuar. Cada vaso reutilizable, cada elección de compra local, cada gesto de conciencia suma. Como afirmó la ponente, “la sostenibilidad no comienza en el supermercado, sino en la mente y el corazón del consumidor”.