Estudiante de Filosofía, comparte su vivencia en Mashuru, Kenia, una misión que marcó su vocación, su espiritualidad y su forma de entender el amor de Dios.
Durante un mes, Pablo Alan Baca Ramírez, estudiante de Filosofía, y otros siete estudiantes UPAEP emprendieron una misión en África, específicamente en Mashuru, una comunidad rural de Kenia. A través de actividades escolares, visitas comunitarias y momentos de oración, los jóvenes compartieron su fe y también descubrieron nuevas formas de vivirla. Pablo nos comparte su testimonio personal, una experiencia que, en sus palabras, se convirtió en “el mayor impulso para su vocación, su formación y su espiritualidad”.
Estamos llamados a alcanzar el cielo, estamos llamados a ser felices, ser dichosos y ser misericordiosos como el padre es misericordioso. Lucas 6. 27, 38. Necesitamos un impulso que nos recuerde lo esencial del llamado, lo fundamental de nuestra misión y el pilar de nuestra vocación y ese impulso se encuentra en el sí al señor, en el sí a servir, a aprender, a llorar y amar. En el si que tenía que ser ahora o nunca lo iba a poder ser.
La misión en Kenia fue un pulso para recordar y reafirmar el compromiso de ser hijo de Dios, y es que el, llamó y envió una vocación a un encuentro con otro mundo, con otra cultura, con otra realidad no solo para hablar de él, sino para que por medio de otras expresiones recordar cómo estar cerca de él, como darle gloria, como conocerle y amarle. Kenia es sin duda un suceso de mi historia personal que atesorare en mi corazón, Mashuru, la comunidad rural, donde realice mi misión, es la experiencia más significativa que hasta el día de hoy puedo contar como mayor sorpresa para mí vocación, para mí formación y mi espiritualidad, porque dentro del discernimiento pude permitirme reflexionar, sobre el llamado, la vida en comunidad y el compromiso con la evangelización y vivir de acuerdo con los principios y enseñanzas de Jesucristo nuestro Rey.
Las actividades realizadas durante esta misión, fueron diversas, visitas a la escuelas de nivel primaria y secundaria, donde más allá de compartir un tema, dar una clase, fueron dos objetivos específicos, compartir el porqué Dios creó el mundo y a partir de los que los niños y adolescentes observan en su día a día apreciar todo lo creado apreciar la naturaleza y humanidad que Dios nos permite conocer, el segundo objetivo en estas visitas escolares fue soñar, identificar cuáles son sus aspiraciones, sus sueños, su metas y de qué medios se pueden valer para alcanzar los anhelos que ellos tienen. Otra actividad enriquecedora a compartir de esta misión, son las visitas a sus hogares, a sus casa, una visita llamada “jumonias” que consiste en reflexionar la palabra de Dios. Las personas están organizadas en pequeñas comunidades cristianas, como ellos se hacen llamar, estas comunidades están conformadas por vecinos o familiares donde, se canta, se lee la palabra de Dios, se ora y se suman las oraciones para que todos juntos pidamos los unos por los otros, se aprende y se exhorta cómo vivir la fe.
Las jumonias fue el verdadero reto, fue salir de mi zona de confort y responde a lo que el señor me pedía, reflexionar y evangelizar con otro idioma, usar español no era opción, tenía frete de mi, el inglés, el suajili y el massai, en estas reuniones tuve dos opciones dejar que el nervio y el miedo me paralizara o confiar en los propios talentos y dar un testimonio congruente de lo que el señor me pedía hacer en ese momento y es que en la misión descubres que Dios no nos pide cosas imposibles, nos pide hacer posible el lenguaje del amor, de hacer posible el reino de los cielos y de decir que Dios es bueno en todo momento “God is good, all the time. All the time, God is good. And that is his Nature wow.” “Mungu ni mwena, Kila Wakati. Kila Wakati, Mungo ni mwena”.
La vivencia de la fe en Mashuru es una experiencia que sigo asimilando, la alegría de cantar y bailar a nuestro señor, de ver a chicos y grandes, vivir con gozo específicamente tres momentos, la entrada a la casa de Dios, la presentación de los dones de la ofrenda y la alegría después de recibirlo en la comunión. En estos tres momentos es donde con más alegría la gente expresa la gratitud de la presencia de Dios en sus vida es un acto comunitario que los une en un solo corazón, que reflejan la alegría y la reverencia. En Mashuru reflexione lo que dice el salmo 84:10 “Un día en tus atrios, es mejor que mil en cualquier otro lugar”. La misa es el momento del encuentro con Dios, de estar en la casa del señor, lo que hace que sea una experiencia invaluable para renovar la fe.
Quisiera finalizar destacando los aprendizajes de esta misión y los momentos o destellos significativos de estos días en Kenia. Primero como aprendizaje destacó la paciencia y la solidaridad, paciencia conmigo mismo para dar lo mejor de mi a mi equipo, dar un brazo amigo un hombro hermano, una sonrisa familiar y la certeza de que juntos trabajamos por un bien más allá de nosotros un bien que se quedaría en cada una de las personas de esa comunidad que fue nuestro hogar por un mes, la solidaridad esta vez llevarla a la oración y ahí rezar también por ese amigo, por ese hermano que no se encontraba en mi equipo, pero que también vivía en su comunidad sus propios retos, sus propios sueños y sus propias vivencias durante esta misión. Pero lo que más aprendí es que Dios ama de muchas maneras y está en todas las miradas, en todas las sonrisas en cada persona que pase por nuestra vida. Y como destello significativo no puedo concluir sin mencionar que el cielo de Kenia es maravilloso es más azul y dan mas ganas de estar en el, que el ver manadas de cebras, de jirafas, elefantes, gacelas y de más animales y entender el ciclo de la vida y verles en su hábitat fue una experiencia que puedo mencionar como ese sueño de la infancia que Dios me ha permitido hacer realidad.
Finalmente concluyo con la frase que como equipo adoptamos y que la misión me ayudó a recordar que a veces uno puede sentirse cansado, agobiado o aburrido, pero existe una solución para eso y es “jamás perder la capacidad de asombro, deja que el mundo te asombre, que las personas te asombren, pero principalmente deja que Dios y su amor te asombre”.