La Estación Espacial Internacional: Legado científico y futuro en órbita
17/09/2025
Autor: Fernanda Bretón

La Estación Espacial Internacional continúa siendo una plataforma esencial para la investigación científica y el desarrollo tecnológico en órbita, con planes de operación hasta 2030 antes de dar paso a una nueva era de estaciones espaciales comerciales.

En el marco del lanzamiento del nanosatélite Gxiba-1, programado para el próximo 20 de octubre de 2025, es importante destacar el papel fundamental que juega la Estación Espacial Internacional como plataforma de despliegue. Previo a su liberación al espacio, el Gxiba-1 será resguardado en el Módulo Experimental Japonés (Kibo), que cuenta con un sistema especializado para el despliegue de nanosatélites.

El módulo Kibo, operado por la Agencia Espacial Japonesa (JAXA), dispone de una escotilla especial y un brazo robótico que permitirá a los astronautas liberar el nanosatélite mexicano en órbita sin necesidad de realizar actividades extravehiculares. Este sistema ha sido utilizado para desplegar decenas de CubeSats de diversos países.

Durante su estancia en la EEI, el Gxiba-1 será mantenido en condiciones controladas de temperatura y presión, protegido de la radiación espacial hasta el momento de su despliegue. Los astronautas a bordo realizarán las verificaciones finales antes de su liberación, asegurando que todos los sistemas estén funcionando correctamente.

Este proceso de despliegue desde la EEI representa una ventaja significativa para proyectos como el Gxiba-1, ya que reduce los costos y riesgos asociados con lanzamientos directos desde la Tierra, aprovechando la infraestructura ya existente en órbita.

La Estación Espacial Internacional (EEI) representa uno de los mayores logros de cooperación internacional en la historia de la exploración espacial. Este laboratorio orbital, del tamaño de un campo de fútbol, orbita la Tierra a una altura aproximada de 400 kilómetros y ha sido habitado de forma continua desde el año 2000, convirtiéndola en una presencia permanente de la humanidad en el espacio durante más de 25 años.

¿Qué es la EEI?

La EEI es un laboratorio de investigación modular construido y operado mediante la colaboración de cinco agencias espaciales principales: NASA (Estados Unidos), Roscosmos (Rusia), JAXA (Japón), ESA (Europa) y CSA (Canadá). Con una masa de aproximadamente 420 toneladas, se ensambló módulo por módulo en órbita, con el primer componente lanzado en 1998. Desde entonces, ha crecido hasta convertirse en una estructura que abarca el área de una cancha de fútbol americano.

Fuente: http://www.nasa.gov/

Aportaciones científicas clave

Durante más de dos décadas, la EEI ha sido un centro de investigación único que ha producido avances significativos en múltiples áreas:

  • Medicina y biología: Los estudios sobre el cuerpo humano en microgravedad han permitido comprender mejor problemas como la pérdida ósea, atrofia muscular y cambios en el sistema inmunológico, desarrollando tratamientos que benefician a pacientes en la Tierra.
  • Física de fluidos: Los experimentos sin la interferencia de la gravedad han permitido avanzar en la comprensión del comportamiento de líquidos, gases y combustibles, mejorando tecnologías para la industria.
  • Ciencia de materiales: La fabricación de aleaciones y cristales en microgravedad ha generado materiales con propiedades imposibles de lograr en la Tierra.
  • Observación terrestre: Su posición privilegiada ha permitido monitorear desastres naturales, cambios climáticos y fenómenos atmosféricos.
  • Tecnología espacial: Ha servido como plataforma para probar nuevos sistemas de soporte vital, generación de energía y reciclaje de recursos.

Investigaciones destacadas y su impacto

Entre los miles de experimentos realizados en la EEI, algunos han tenido un impacto directo en la vida cotidiana:

  • Cristalización de proteínas: Los cristales de proteínas crecidos en el espacio han ayudado a desarrollar tratamientos más efectivos para enfermedades como la osteoporosis y diversos tipos de cáncer.
  • Purificación de agua: Las tecnologías de reciclaje desarrolladas para la estación se han adaptado para purificar agua en regiones remotas y zonas de desastre.
  • Tejidos artificiales: La investigación en cultivo celular en microgravedad ha avanzado en la creación de tejidos para trasplantes y pruebas farmacéuticas.
  • Robótica avanzada: Los sistemas robóticos como Canadarm2 han impulsado innovaciones en cirugía robótica y automatización industrial.

Participación mexicana: AztechSat-1 y Gxiba-1

México ha tenido una participación significativa en la EEI a través de proyectos de nanosatélites. En diciembre de 2019, el AztechSat-1, primer nanosatélite mexicano desarrollado por UPAEP en colaboración con la NASA, fue desplegado desde la Estación Espacial Internacional. Este CubeSat de 10x10x10 cm demostró la comunicación entre satélites utilizando la constelación GlobalStar, marcando un hito para la tecnología espacial mexicana.

Siguiendo este éxito, próximamente el nanosatélite Gxiba-1 será también desplegado desde la EEI, continuando con el desarrollo de capacidades espaciales en México y fortaleciendo la participación del país en la exploración espacial internacional.

El futuro: Más allá de 2030

La NASA y sus socios internacionales han anunciado que la EEI continuará operativa hasta 2030, cuando será desmantelada de forma controlada. Esta decisión responde tanto al envejecimiento de sus sistemas como a la transición hacia un nuevo modelo de exploración espacial.

Para la era post-EEI, varias soluciones están en desarrollo:

  • Estaciones comerciales: Empresas como Axiom Space están desarrollando módulos que inicialmente se acoplarán a la EEI y eventualmente formarán estaciones independientes.
  • Colaboraciones público-privadas: La NASA ha proporcionado financiamiento a varias empresas para desarrollar nuevos conceptos de estaciones espaciales comerciales.
  • Plataformas modulares: Diseños que permitirán expandir y modificar las instalaciones según las necesidades científicas y comerciales.

Esta transición marca un cambio fundamental en la exploración espacial, donde el sector privado asumirá un papel más prominente en las operaciones en órbita terrestre baja, mientras que las agencias gubernamentales podrán enfocar más recursos en misiones de exploración profunda, incluyendo la Luna, Marte y más allá.

La EEI ha demostrado que la cooperación internacional puede superar barreras políticas y tecnológicas para alcanzar objetivos científicos comunes. Su legado continuará inspirando a futuras generaciones de científicos e ingenieros, mientras su sucesor comercial promete democratizar el acceso al espacio y abrir nuevas fronteras para la investigación y el desarrollo tecnológico.