El Gxiba-1, nanosatélite desarrollado por estudiantes de UPAEP para monitorear volcanes, se lanzará desde Japón a la Estación Espacial Internacional el próximo 20 de octubre
El Gxiba-1 se prepara para su lanzamiento desde Japón a la Estación Espacial Internacional (ISS por sus siglas en inglés), un hito que marcará a la Universidad y el país. Este nanosatélite, un cubo de apenas 10 x 10 x 10 centímetros, es el resultado de años de trabajo de un equipo de más de 30 estudiantes y 7 profesores que culminó su diseño en 2022 y finalizó su construcción en la primavera de 2025. Pero detrás de este pequeño aparato que orbitará a 400 kilómetros de altura, existe una historia fascinante de ingeniería, pruebas extremas y capacidades sorprendentes que pocos conocen.
Contrario a lo que muchos podrían imaginar, el Gxiba-1 no puede espiarnos. La resolución de su cámara es de apenas un píxel por kilómetro, por lo que es imposible que identifique rostros o detalles específicos en la superficie terrestre. De hecho, las Naciones Unidas solicitaron que el satélite cuente con un procedimiento para apagarse remotamente si fuera necesario. Su verdadera misión es mucho más noble: monitorear volcanes y alertar a las comunidades cercanas.
La supervivencia del Gxiba-1 en el espacio no es casualidad. El satélite está equipado con componentes de grado espacial capaces de resistir temperaturas extremas, mientras que sus placas están fabricadas con poliamida, un material especialmente diseñado para las condiciones del espacio. Además, cuenta con un bloqueador que protege sus componentes electrónicos de la radiación solar. En su órbita, el satélite experimentará temperaturas que oscilan entre -65° y 125 grados Celsius, un rango extremo al que pocos dispositivos podrían sobrevivir.
El camino hacia el espacio no fue sencillo. Antes del lanzamiento, el Gxiba-1 tuvo que superar pruebas ambientales obligatorias impuestas por la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA) y la Estación Espacial Internacional. La más desafiante fue la prueba Fit-Check, que utilizó una réplica exacta del sistema de despliegue que se utilizará en la ISS. También superó pruebas de vibración de hasta 12 G para simular las fuerzas del lanzamiento y pruebas de termovacío con temperaturas de -20° a +70°.
Una vez en órbita, el Gxiba-1 no estará solo. Aunque no cuenta con cohetes o motores para detenerse o cambiar su trayectoria, utiliza magnetorquers para frenar su movimiento angular y orientar su cámara hacia la Tierra. La comunicación con el satélite se realizará a través de la constelación de satélites Iridium o por radio, permitiendo al equipo de UPAEP monitorear constantemente el estado de sus componentes, temperaturas y corriente para cumplir exitosamente su misión.
El Gxiba-1 representa mucho más que un avance tecnológico para UPAEP; es la materialización de años de esfuerzo, dedicación y talento de estudiantes y profesores que demostraron que las grandes hazañas científicas también se pueden lograr desde México. Este pequeño cubo que pronto orbitará nuestro planeta llevará consigo no solo sensores y cámara, sino también la esperanza de contribuir a la seguridad de comunidades vulnerables y el orgullo de una institución que mira hacia las estrellas. El lanzamiento del 20 de octubre no será solo el inicio de una misión espacial, sino el comienzo de nuevas posibilidades para la ciencia y la tecnología mexicana.