El Dr. Haghenbeck Altamirano revela la fascinante conexión entre la formación de un nuevo ser humano y los desafíos de la vida moderna.
Entender la concepción desde la perspectiva de las ciencias, la filosofía, la teología, los derechos humanos y la bioética proporciona una visión integral de todo lo que implica. No debemos limitarnos a pensar que se trata únicamente del inicio de la vida, sino que va más allá. Es crucial comprender su gran importancia en la actualidad, dado que han surgido grandes cambios tecnológicos y sociales relacionados con la concepción.
El Dr. Francisco Javier Haghenbeck Altamirano, médico especialista en ginecología y obstetricia, egresado del Instituto Nacional de Perinatología y miembro del Comité de Bioética de la COMEGO (Colegio Mexicano de Especialistas en Ginecología y Obstetricia), abordó el tema de la concepción desde el punto de vista médico-científico durante el Congreso Internacional "La Trascendencia de la Concepción".
Comenzó definiendo y aclarando el término "concepción", utilizando como sinónimos las palabras fecundación y fertilización. Esto se debe a que, en ocasiones, las personas tergiversan el concepto, lo que conlleva a una idea errónea al respecto.
El Dr. Haghenbeck definió la concepción como: "Si bien el desarrollo comienza con la formación del cigoto, en medicina clínica la etapa y duración de la menstruación usualmente se miden como la edad menstrual, y el tiempo se cuenta a partir del comienzo del último período menstrual de la madre".
Respondió a las preguntas sobre cuándo la materia humana adquiere la cualidad de ser persona humana, cuándo inicia una vida, y cuándo empezamos a existir: "Comienza con la unión de un espermatozoide y un óvulo, ya sea de forma natural o por fertilización in vitro".
A partir de la fusión de dos células que contienen 23 cromosomas cada una, una de la madre y otra del padre, se forma un genoma nuevo, irrepetible y completo: un nuevo proyecto de vida hasta la muerte.
El resultado de esta maravillosa fusión es la familia. Cada miembro de la familia nace único y diferente, de acuerdo con el genoma. Sin embargo, esto tiene repercusiones en la salud y en la enfermedad, llegando incluso a cambiar la calidad de vida de las personas.
Desde el punto de vista de la epigenética, el Dr. Haghenbeck mencionó la hipótesis de Barker, que indica que los estudios derivados de las hambrunas provocadas por las guerras demostraron cambios en la epigenética del feto. Las mujeres embarazadas durante una hambruna extrema presentaban déficit nutricional, provocando insuficiencia placentaria y desnutrición fetal, lo que modificaba el crecimiento y tenía consecuencias en la salud a lo largo de la vida.
"La vida física es un bien fundamental del ser humano; constituye la condición para todos los demás valores personales en este mundo. A la vida se le siembran todos los valores y derechos que uno mismo quiera, pero el principal es la vida", afirmó el Dr. Haghenbeck.
El doctor concluyó con una frase de Jérôme Lejeune, científico ilustre que descubrió la trisomía 21: "Aceptar que después de la fecundación un nuevo ser humano ha comenzado a existir no es por gusto u opinión, tampoco es una hipótesis metafísica, sino evidencia experimental. Que al principio no se manifieste el individuo humano en toda su plenitud no autoriza a excluir la esencia de su realidad y existencia".