Elecciones 2024, una época de violencia imparable
26/02/2024
Autor: Ximena Villegas Calderón

La violencia en México es un fenómeno que ha persistido y se ha intensificado desde el 2006, año en que se declaró la guerra contra el narcotráfico; ha crecido tanto que desde ese entonces cada año se ha posicionado como uno igual o más violento que el pasado. Aún con esto, el último sexenio se ha caracterizado por encabezar las cifras, alcanzando números de más de 30,500 asesinatos en 2023 y, pese a que la Secretaría de Seguridad defiende que los homicidios van a la baja, las cifras se mantienen arriba de las 30,000 víctimas por sexto año consecutivo, consolidando a la actual administración como la más violenta en la historia reciente del país. 

Aunado a esto, en los últimos años se ha visto un incremento en la cantidad de ataques dirigidos a periodistas, activistas, funcionarios públicos y políticos, identificando estos últimos con un incremento considerable en épocas de campaña. Del año 2021 a 2023, este tipo de actos incrementaron sus cifras en más del 100%, razón por la que diferentes expertos advierten sobre que las elecciones de junio 2024 podrían convertirse en las elecciones más violentas de la historia moderna en México. Si bien este fenómeno se ve estrictamente relacionado con la existencia de grupos de delincuencia organizada; la violencia electoral se ve influenciada también por la polarización política y la desconfianza que existe en las instituciones; razón por la que se han presentado mayores confrontaciones y por la que se ha olvidado que el monopolio del uso de la fuerza pertenece al Estado. 

Según diferentes análisis, durante los procesos de campaña de los periodos comprendidos entre 2017-2018 y 2020-2021, se registraron aproximadamente 1,840 delitos dirigidos contra figuras políticas, con 254 casos de homicidio, y tan solo en 2021 se registraron alrededor de 239 casos, de los que 170 personas resultaron fallecidas; entre estas víctimas, 36 eran candidatos a puestos de elección popular, y el restante buscaban ocupar la posición de alcaldes en diversos municipios. Y, de acuerdo al observatorio electoral, para el actual proceso, comprendido de junio 2023 a febrero 2024, se han registrado alrededor de 50 casos de violencia electoral, de los que 28 han resultado en homicidios y de las cuales se identifican; 11 pertenecientes a Morena, 4 al PRI, 4 al PAN, 4 al PRD, 3 a Movimiento Ciudadano y 2 al Partido Verde. 

Según datos del INEGI, los Estados que presentan mayor índice de violencia en México son: Guanajuato, Estado de México, Guerrero, Colima, Zacatecas, Jalisco, Sonora, Baja California, Chihuahua y Michoacán. Hablando de violencia electoral, Guerrero es el estado que concentra la mayor incidencia al contabilizar ocho de los decesos, seguido por Veracruz y Michoacán con cinco casos, respectivamente; a su vez, se han clasificado diferentes estados según la intervención del crimen organizado, encabezando Jalisco, Morelos, Chiapas, Colima, Guerrero y Michoacán, con un “Nivel Muy Alto”; Tabasco, Guanajuato, Baja California, Sonora, Chihuahua, Tamaulipas, Estado de México y Tabasco.  y Veracruz con un “Nivel Alto”; Ciudad de México y Puebla en un “Nivel Medio”; y Yucatán en un “Nivel Muy Bajo”.

Todos estos factores ponen en riesgo, no sólo la seguridad y calidad de vida de los ciudadanos, sino también la democracia y su correcto ejercicio, cosa que, en nuestro país, desde hace ya varios años, se ha visto deteriorada. Pese a que el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo estar optimista de que en este proceso electoral no habría asesinatos políticos, ni una crisis financiera de fin de sexenio, y que tampoco se iba a volver a la época donde dominaba la delincuencia organizada para establecer un “narcoestado”, la situación en el país refleja otra cosa, poniendo en duda el verdadero control que tiene el Estado sobre estos grupos delictivos. Por su parte, la candidata Xóchitl Gálvez, ha puntualizado que este es el sexenio más violento de nuestra historia y que no se han podido resolver los grandes problemas nacionales y la terrible crisis de inseguridad en que vivimos. 

La violencia no es un problema reciente, pero el control y la disminución de éste está en manos de nuestros actuales gobernantes, con el descuido de sus puestos, nuevos intereses, negociaciones, cambios institucionales, y todo acto relacionado con los procesos electorales, parecería utópica la idea de que la violencia no se viera reflejada en las elecciones que se van a realizar este año. Es momento de que las diferencias políticas se dejen un poco al lado y se cree una estrategia integral que ataque el problema incontrolable que los grupos delictivos han ocasionado. Es momento también de que los ciudadanos exijan a los gobernantes el ejercicio de su poder, pues cada vez son más las consecuencias sufridas directamente por ciudadanos, que no participan en estos grupos, afectando incluso, la legitimidad de los gobernantes.