Un bloque de mármol tallado delicadamente por las manos indicadas se convirtió en una de las obras más emblemáticas del quattrocento.
Con dos años de trabajo un bloque de mármol estropeado de carrara, donde Miguel Ángel solía encontrar su material de trabajo, extrajo el alma de la pieza y logró eclipsar todas las esculturas de la antigüedad en una misma, obteniendo como resultado “El David”. Para lograrlo, puso un prototipo de su idea en un cubo y lo llenó de leche, con el objetivo de saber con qué parte iniciar.
Para la mayorìa destaca la perfección de la pieza, sin embargo, al observar con suficiente atención nos daremos cuenta que su mano izquierda y su cabeza resultan desproporcionadas, para entender la razón de esto, primero tenemos que recalcar que “El David” no era un tema nuevo en el arte, diferentes artistas ya lo habían trabajado, pero Miguel Ángel optó por representarlo antes de la batalla con Goliat a diferencia de otros artistas que lo habían creado ya victorioso.
Por esta misma razón lo percibimos abstraído y concentrado, encontramos su postura de “contraposto” como si fuera a dar un paso en cualquier momento, su pierna derecha tensa y la izquierda relajada, prestando atención y esperando a hacer su siguiente movimiento. Sostiene una honda y en la derecha esconde una piedra; en el relato, con su honda le incrustó una piedra en la frente a Goliat. Miguel Ángel quería hacer énfasis en cómo la clave para su victoria fueron; la inteligencia, representada por la gran cabeza y la acción, que toma forma en la mano.
Además, pudo destacar la belleza del hombre, que Miguel Ángel pensaba era la única realmente perfecta, un ejemplo evidente es la capilla sixtina; en la que representó a las mujeres con figuras varoniles. Algunos asegura que estaba obsesionado con el tema de la belleza probablemente porque se consideraba poco atractivo:
“Me considero un hombre feo, mi rostro inspira temor… Me alimento únicamente de lo que resplandece y arde, y vivo de lo que otros mueren. Encuentro consuelo en la negra melancolía”. (National Geographic, 2013).
Miguel Ángel fue de los pocos artistas del renacimiento que dudaba de sí mismo constantemente. Por otro lado, la creación de la escultura de bulto coincidió con la expulsión de los Medici de Florencia, transformándose en una nueva República y así “El David” se volvió un símbolo de renacimiento de un pueblo libre, cambió el significado de la fuerza y se halló en la inteligencia, y fue una representación de un nuevo concepto del humano. Considero que frecuentemente nos encontramos en el lugar de Miguel Ángel dudando sobre nosotros mismos y qué tan lejos podemos llegar, cuando no vemos la capacidad que tenemos de crear nuestro propio David.
Referencia.
National Geographic. (2013). Miguel Ángel, una super estrella, documental. National Geographic. Recuperado de