La Huella Inolvidable de Mario Iglesias en el deporte UPAEP
27/05/2024
Autor: Hugo Quintero
Foto: Archivo

Javier Ceniceros habla sobre el legado que dejó el primer rector de UPAEP

En el corazón de UPAEP, el recuerdo de Mario Iglesias García Teruel, primer rector, resuena con una fuerza especial, sobre todo entre aquellos que compartieron con él su pasión por el deporte. Javier Ceniceros, coach de basquetbol y ex deportista de las Águilas, revive con emoción y gratitud la figura de Don Mario, cuyo legado marcó profundamente tanto a la institución como a sus estudiantes.
 
"Don Mario era uno más de la porra", recuerda Ceniceros González. Desde su llegada a UPAEP en 1986, notó cómo Mario Iglesias estaba presente en cada partido, a menudo identificado por el distintivo olor de su puro. Su presencia en los entrenamientos, siempre al lado del entrenador Samuel Campis, era inconfundible. "Era muy exigente, siempre quería que nos fuera bien", comenta el coach, subrayando que el rector tenía una meta clara: vencer a la Universidad de las Américas, objetivo que lograron con esfuerzo y dedicación.
 
El apoyo incondicional de Iglesias no se limitaba a la cancha. "Recuerdo cuando llegué con unos tenis Jordan, después de los JJOO del 84. Poco después, él traía esos mismos tenis a los partidos", narra Ceniceros con una sonrisa. El rector no solo amaba el basquetbol, sino que se involucraba activamente viajando a lugares como Ciudad Juárez y Monterrey para animar al equipo, ejerciendo una presión positiva que siempre impulsaba a los jugadores a dar lo mejor de sí.
 
Una de las anécdotas más entrañables que Ceniceros comparte, es la de una cena celebrada tras ganar un clásico. "Nos llevó a un restaurante italiano. Comimos tanto que al final bromeó diciendo que la próxima vez, nos compraría un pants para cada uno", recuerda con cariño. Estas experiencias no solo fortalecieron el vínculo entre el rector y los deportistas, sino que también subrayaron el compromiso de Iglesias con la formación integral de sus estudiantes.
 
Don Mario Iglesias no solo fue un rector, sino un mentor que inculcaba valores de disciplina y respeto. "No le gustaba que viniéramos en short a los entrenamientos o a la escuela. Yo, con mi pelo largo, tenía que cortármelo", confiesa Ceniceros, destacando así la importancia que el Águila Mayor daba a la imagen y comportamiento de sus estudiantes.
 
Incluso en momentos difíciles, como cuando Ceniceros fue llamado a ser entrenador en 1995 para un crucial partido (con una derrota descendía el equipo) contra el Tec de Monterrey, la presencia de Iglesias fue fundamental. "Él fue parte esencial para que yo formara parte del cuerpo técnico", afirma. Durante sus más de 20 años al frente de UPAEP, Mario Iglesias no solo apostó por la educación académica, sino que estableció un estándar de excelencia y apoyo al deporte que sus sucesores han continuado.
 
Hoy, Javier Ceniceros, desde su posición como entrenador, transmite a sus jugadores las lecciones aprendidas del Águila Mayor. "El legado que deja es un gran peso. Tienes que prepararte bien, con grandes valores, y hacer las cosas de la mejor manera", dice con convicción. Don Mario enseñó que el éxito no se trata sólo de ganar, sino de cómo se alcanza esa victoria, con integridad y esfuerzo.
 
El espíritu de Mario Iglesias sigue vivo en UPAEP, no solamente en los recuerdos de quienes lo conocieron, sino en cada partido, en cada entrenamiento y en cada estudiante que comprende la importancia de la dedicación y el trabajo duro. "Siempre lo llevaremos en el corazón y en nuestra mente, porque fue una persona que siempre apoyó el deporte al 100%", concluye Ceniceros.