¿Es justo reprobar a un alumno?
21/06/2024
Autor: Pbro. José Gabriel Meneses Arce
Cargo: CCR. Capellán UPAEP

Queridos hermanos, es cierto que en el día a día en el mundo laboral, en los estudios y en las relaciones interpersonales; siempre sale a relucir el tema de la justicia. ¿Qué tanto es justo o injusto aprobar o reprobar a un alumno? a veces hay circunstancias que nos podrían hacer dudar ¿qué tanto es justo o no dar algún permiso?, ¿exigir o no exigir? Y es cierto que para poder dar una solución es necesario comprender el tema de la justicia, y en nuestro caso, como Universidad Católica, implica poder entenderla desde el punto de vista cristiano.

El Papa Benedicto XVI en su mensaje para la Cuaresma en el año 2010,  donde parte de una definición de Ulpiano, un jurista romano del siglo tercero, plantea la justicia como “dare cuique suum” es decir, “dar a cada uno lo suyo” y ahí es donde se empieza a plantear un primer problema, ¿qué es lo suyo de cada quien?, ¿qué es lo que cada quien necesita?, ¿qué es lo que le corresponde a cada uno?

En un primer momento podríamos preguntarnos sobre las distintas realidades materiales, ¿qué necesidades tiene la persona?, ¿qué es aquello que le debemos dar para una subsistencia?. El Papa Benedicto nos hace ver que no podemos reducir la justicia solo a una cuestión de justicia distributiva en el ámbito material; pues el ser humano no agota su realidad sólo en lo material, debemos tomar en cuenta que el ser humano también tiene necesidades espirituales y tiene una finalidad qué es trascendente. Entonces, la justicia en el ser humano implica también aquellas cosas que necesita para su trascendencia, por lo que afirmamos que la justicia está intrínsecamente ligada a la necesidad que el ser humano tiene de Dios. 

Por eso el Papa cita a San Agustín en su obra: La ciudad de Dios, en donde dice “la justicia es la virtud que distribuye a cada uno lo suyo” y dice más adelante “no es justicia humana la que aparta al hombre del verdadero Dios”, por consiguiente, alejarnos de Dios, o alejar a los demás de Dios, recae en una profunda injusticia; pues, lo que es justo para el hombre, implica contemplar tanto su realidad material como espiritual.

Abordando entonces la pregunta con la que empezamos ¿qué tanto es justo reprobar a un alumno y en qué circunstancias?, tenemos que ver en esa decisión qué es lo que le ayuda a la persona a acercarse a su fin. Comparto mi experiencia con una alumna a quien le costaba trabajo mi materia porque era mamá soltera, y a veces no podía asistir a clases porque no tenía con quién dejar a su hijo. Al final le faltaban unas décimas para pasar y pues yo le dije “gracias a tu hijo estás aprobada”. Es cierto que esta niña hacía un esfuerzo por cumplir y muchas veces no podía, no porque no quisiera, sino porque sufría una injusticia “que no tenemos una sociedad que sea adecuada para vivir la maternidad”, por lo que, ayudarla en estas circunstancias era impulsar que siguiera adelante con sus metas. 

Con este principio, es cierto que no se aplicarían los mismos criterios para un alumno que no quiso trabajar, que no quiso cumplir, y cuántas veces escuchamos el caso de: “profesor, páseme porque si no, voy a perder mi beca” Ahí es donde tenemos que hacer un discernimiento profundo, ¿yo estaría ayudando a esta persona a crecer? a veces el tener que repetir una materia, el perder una beca, el tener que trabajar para pagar los estudios; es lo que la persona necesita para valorar las cosas. Sería injusto darle algo por lo que no se ha esforzado y sería enseñarle que puede dejar de cumplir sus obligaciones y tener la retribución de algo que no le corresponde; enseñarle eso no sería justo. En ese caso, en justicia, que repruebe le sería de ayuda para  recapacitar,  corregir, crecer y esforzarse.  Tal vez sea difícil el proceso, pero le dará herramientas para acercarse a su fin trascendente. Entonces, vemos como dos casos distintos,  en que uno aprueba y otro reprueba, ambos tienen la finalidad de ayudar crecer a la persona integralmente y para esto es importante hacerle ver este bien a los alumnos por medio de un proceso de reflexión.

Así como aplicamos este criterio en lo educativo, debemos aplicarlo también en los distintos ámbitos de la vida social: en lo laboral, lo político, lo familiar, etc. En resumen,  el discernimiento sobre la justicia no se debe quedar solo en el ámbito material, sino que debe velar por el bien trascendente, la finalidad última del ser humano y así, dar a cada quien lo que le corresponde, sabiendo que partimos, en justicia, de cubrir  la necesidad que el hombre tiene de Dios.