Las universidades por su naturaleza incomodan al poder. Estas instituciones se erigen como comunidades en busca de la verdad y del bien común, y ejercen un papel crucial en la promoción de la justicia y el pensamiento crítico.
En medio de una creciente preocupación por la situación de las instituciones educativas superiores en Nicaragua y sobre el peligroso declive de la libertad académica en el país, Herminio Sánchez de la Barquera profesor de la Licenciatura de Relaciones Internacionales de la UPAEP, expresó su inquietud y análisis sobre la crisis que afecta a las universidades nicaragüenses, haciendo hincapié en su vínculo con la erosión democrática.
Remarcó que las universidades, por su esencia, son lugares que requieren de libertad de pensamiento y expresión, siendo baluartes de la libre cátedra y el debate intelectual. Sin embargo, señaló que en regímenes autocráticos, como lo han demostrado históricamente dictaduras de diversa índole, las universidades se convierten en un objetivo a controlar. Desde el nazismo en Alemania hasta el régimen de Stalin en la Unión Soviética, los gobiernos autoritarios han buscado controlar o clausurar estas instituciones para silenciar la crítica y el pensamiento independiente.
"La universidad es un coto de esas libertades", afirmó el Dr. Sánchez de la Barquera, "no es nada extraordinario que los problemas que aquejaban al mundo occidental en los años 60 hayan reventado en los movimientos universitarios del 68". Subrayó que Nicaragua no es una excepción en esta dinámica. En un país donde la democracia está colapsando, el régimen de Daniel Ortega ha cerrado casi 30 instituciones de educación superior, tanto públicas como privadas. Esta ofensiva no se limita a las universidades, sino que se extiende a la represión de la prensa, la iglesia y otros sectores críticos.
Sánchez de la Barquera explicó que el régimen de Ortega busca controlar lo que ocurre en las universidades para evitar la crítica y la rebeldía, lo cual amenaza directamente el pensamiento crítico, fundamental para el desarrollo democrático. Describió cómo Nicaragua está transformándose en un país propiedad de la familia de Ortega y su esposa, Rosario Murillo. Ortega, quien ha gobernado intermitentemente desde 1979, ha consolidado su poder y debilitado las voces críticas expulsando intelectuales, medios de comunicación y líderes otrora leales.
Herminio Sánchez de la Barquera resaltó la importancia de estar alerta ante estos ataques a la libertad académica. Hizo un llamado a aprender de los ejemplos, a ser críticos y autocríticos, y a fortalecer los contrapesos institucionales para proteger el pensamiento democrático.
Finalmente, citó el reciente cierre de la Universidad Centroamericana de los jesuitas como un ejemplo de la grave situación. Esta institución, con una destacada tradición educativa, fue clausurada en un contexto de creciente autoritarismo.
La voz de Herminio Sánchez de la Barquera resuena como una alerta no solo para Nicaragua, sino para cualquier sociedad que valore la educación y la democracia. En un mundo donde las universidades han sido históricamente semilleros de cambio, su mensaje nos recuerda la importancia de defender y preservar la independencia académica como un pilar esencial para un futuro libre y democrático.
Juan Martín López Calva, investigador de la Facultad de Educación de la UPAEP, abrió su intervención subrayando el contexto global de anti-intelectualismo y anti-ciencia que prevalece en la actualidad. Esta cultura de desconfianza hacia la razón y el conocimiento brinda a los regímenes autoritarios un terreno fértil para atacar las instituciones académicas, lo que socava el pensamiento crítico y la búsqueda de la verdad. En este contexto, las universidades se convierten en blancos ideales para gobiernos que buscan consolidar su poder y controlar el discurso público.
"Las universidades por su naturaleza incomodan al poder", destacó López Calva. Estas instituciones se erigen como comunidades en busca de la verdad y del bien común, y ejercen un papel crucial en la promoción de la justicia y el pensamiento crítico. Sin embargo, su capacidad para cuestionar las dinámicas de poder a menudo se convierte en un desafío para los regímenes autoritarios, independientemente de su afiliación política.
López Calva, familiarizado con las universidades jesuitas, centró su atención en la Universidad Centroamericana (UCA) de Nicaragua. Esta institución, fundada en 1961, es una de las primeras universidades privadas en Centroamérica y ha sido un bastión de pensamiento crítico y compromiso social. Desde su creación, ha sido una voz activa contra la dictadura somocista y ha trabajado incansablemente para unir la fe y la promoción de la justicia en una misión integral.
El académico subrayó cómo la UCA ha sido atacada y vilipendiada por el actual régimen autoritario. El cierre de la universidad y la confiscación de propiedades son solo algunos ejemplos de las tácticas que el gobierno de Daniel Ortega ha empleado para silenciar a esta voz crítica. Este ataque no solo representa una amenaza para la educación y el pensamiento independiente, sino que también resalta el compromiso de la universidad con la justicia y la igualdad.
López Calva citó ejemplos históricos y contemporáneos para enfatizar la importancia de la solidaridad interuniversitaria. Hizo un llamado a las universidades a unirse y defender la libertad académica y el pensamiento crítico en todas sus formas. Hizo referencia a la famosa cita de Martin Niemöller, recordando que las acciones en contra de las universidades y las instituciones educativas, si no se combaten, pueden extenderse a otras esferas.
La crisis en Nicaragua, resalta la necesidad de proteger y defender las universidades como baluartes de la verdad y la transformación social. En un momento en que la libertad académica está bajo amenaza en muchas partes del mundo, su llamado a la solidaridad y al pensamiento crítico resuena como un recordatorio de la importancia de luchar por un futuro en el que la educación y la democracia florezcan.
La crisis universitaria en Nicaragua se profundiza, revelando una lucha por la supervivencia del pensamiento crítico y libre en las instituciones académicas. Tras las valiosas perspectivas compartidas por el Dr. Herminio Sánchez de la Barquera y el Dr. Juan Martín López Calva, el Dr. Juan Pablo Aranda Vargas brinda sus reflexiones, abordando la situación no solo en Nicaragua, sino también en un contexto más amplio, incluyendo a México.
Juan Pablo Aranda, Director del departamento de Formación Humanista de la UPAEP, se enfoca en tres aspectos cruciales: la actual amenaza a las universidades mexicanas, el papel fundamental de la educación superior en una democracia y la necesidad de defender el espacio intelectual y democrático que representan las instituciones universitarias.
En relación con México, Aranda Vargas observa con preocupación el inicio de un patrón de ataques a la educación superior. Desde instituciones emblemáticas como la UNAM hasta centros de investigación, ninguna parece estar a salvo de la actual ola de anti-intelectualismo. Esto no es una mera coincidencia, sino un fenómeno ligado a la ola global de populismo y simplificación de la política. El intelecto y la investigación se ven amenazados en una época en la que los discursos binarios y las visiones simplistas predominan en el ámbito político.
La universidad es mucho más que una fábrica de profesionistas; es un semillero de ciudadanos críticos y comprometidos con el bienestar de la sociedad. Estos ciudadanos incómodos para los regímenes son precisamente lo que se busca eliminar, ya que la universidad se convierte en un faro de denuncia social y un centro de producción de ideas y pensamiento crítico.
Aranda Vargas también señala cómo las universidades desmantelan ideologías y desenmascaran agendas. En un contexto de ataques a la educación básica y a la prensa, la educación superior y la prensa libre son cruciales para mantener vivas las voces y la conciencia ciudadana.
En México y en todo el mundo, la democracia y la libertad de expresión están siendo desafiadas, y es responsabilidad de las instituciones académicas y de la sociedad civil unirse para preservar estos pilares fundamentales.
El cierre de la UCA en Nicaragua ejemplifica el peligro que enfrentan las instituciones educativas cuando desafían el status quo. La lucha por el pensamiento libre y crítico no se limita a Nicaragua; es un llamado a la acción global para proteger y defender las universidades como baluartes de la verdad y la justicia.
En tiempos de incertidumbre, el llamado de Aranda Vargas es claro: la defensa de la educación superior y la lucha por el pensamiento crítico son esenciales para mantener viva la democracia y la libertad en el mundo. Desde la UNAM hasta la UCA, desde México hasta Nicaragua, el futuro de la educación y la sociedad depende de la resistencia colectiva contra la opresión intelectual y la búsqueda incansable de la verdad y la justicia.